Griñán, un político diferente
Griñán ha sido lo mejor que nos podía haber pasado a los socialistas andaluces; ahora vamos a compartirlo más intensamente con el resto del socialismo español. De Griñán se han escrito muchas cosas, y más que se escribirán, pero aseguro, yo que le conozco, y que llevo muchos años en política, que no es un político al uso, por eso es una suerte tenerlo como amigo y maestro.
Pepe Griñán, lo escribí en otra ocasión, es un político diferente, y lo vuelve a demostrar con su renuncia voluntaria a presidir la Junta de Andalucía, algo inédito e interesadamente no bien comprendido.
Inspector de Trabajo desde 1970, lleva 43 años en política activa, con poco protagonismo hasta que, como él dice, pasó a tener "el maillot amarillo" en Andalucía. Ha sido muchas cosas, pero cuando nos enteramos de que sucedería a Chaves, de quien era vicepresidente segundo, la sorpresa fue mayúscula. Griñán jamás se había postulado para ello, ni para Consejero o Ministro antes; lo fue, porque se lo propusieron y es incapaz de no asumir responsabilidades.
De él se pueden escribir muchas cosas, pero me limitaré a una que creo relevante: su interés por hacer real esa igualdad entre hombres y mujeres que todavía es solo legal.
Desde que asumió la Presidencia de la Junta de Andalucía, fue consciente de la necesidad de producir un cambio generacional en la política andaluza, un cambio de visión y un cambio de género, que "genere impulso y sintonice mejor con la sociedad andaluza".
Su primera legislatura condujo, con muchas resistencias internas, a ese cambio en el PSOE. "Los jóvenes" entraron en el núcleo duro de la dirección del partido. Siempre dijo que quería que este fuera "intergeneracional y paritario" y fue muy riguroso con esta exigencia. Gobernó, después de las elecciones de 2012, contra todo pronóstico, y avanzó en el objetivo del cambio generacional para que se produjera también en la institución, como ocurrirá ahora.
Muchas circunstancias más, personales y familiares, y el fraude de los ERES, le hicieron precipitar los acontecimientos, actuando con una generosidad y desprendimiento poco habituales, "para preservar a la Junta de Andalucía de la erosión que se ha producido en la figura del Presidente, creo que indebidamente" y "sacar a Andalucía y a la Presidencia de la Junta de Andalucía de un debate que está siendo un obstáculo para luchar contra la crisis, tarea en la que tienen que estar puestos ahora mismo todo los esfuerzos", escribe en su despedida.
El cambio generacional era importante y si podía ser de género, mejor. Escribió: "una vez más, he comprobado cómo los mismos acontecimientos son vividos de diferente manera por hombres y mujeres, cómo los caminos más habituales para nosotros, los más cotidianos, han sido para ellas empinadas cuestas". Nuestras empinadas cuestas.
"En toda la década de los 80", escribe Griñán, "el Gobierno andaluz solo contó con una Consejera y lo fue solo por dos años" (esa era yo). "Entonces solo dos de cada diez mujeres de entre 20 y 45 años formaban parte de la población activa. Hoy son ocho de cada diez: una tasa de actividad similar a la de los varones". Ese cambio social tenía que producir un cambio institucional similar, y el hecho más relevante, en esa dirección, fue el nombramiento de Susana Díaz como Consejera de Presidencia e Igualdad. Ahí ya apuntaba por donde podía marchar el cambio generacional y de género que creía necesario.
Lo siguiente es historia reciente: propuesta de celebración de unas primarias conforme a los Estatutos para elegir a la persona que tenía que sustituirle. Ha sido la primera vez en más de 30 años que se ha puesto en marcha un procedimiento estatutario para elegir candidat@ a la Junta de Andalucía, en un proceso que exigía obligatoriamente la obtención del 15% de avales de la militancia y que solo Susana Díaz superó con creces, pasando a ser la candidata que será elegida, si tiene el apoyo del Parlamento andaluz, como primera mujer Presidenta, logrando ese cambio deseado.
Termino con una anécdota que me ocurrió cuando las primarias demócratas que enfrentaron a Obama con Hillary Clinton. Nos preguntábamos quien sería mejor que ganase: una mujer o un negro y recuerdo que Griñán me dijo: "Ganará Obama. En EEUU todavía es más fácil que gane un negro que una mujer". Así ocurrió. Las cosas van cambiando en todo el mundo, pero sigue siendo cierto que nos cuesta todo más a las mujeres.
Griñán ha sido lo mejor que nos podía haber pasado a los socialistas andaluces; ahora vamos a compartirlo más intensamente con el resto del socialismo español. Sin él dirigiendo el PSOE de Andalucía todo hubiera sido peor. Su inteligencia, honestidad y capacidad se la reconoce toda persona de buena voluntad, y ahí están sus declaraciones de renta y patrimonio. Su gestión como Presidente de la Junta de Andalucía es punto y aparte: ha hecho posible un gobierno estable con IU cuando nadie se lo podía ni imaginar. De Griñán se han escrito muchas cosas, y más que se escribirán, pero aseguro, yo que le conozco, y que llevo muchos años en política, que no es un político al uso, por eso es una suerte tenerlo como amigo y maestro.