La guerra de Siria no está estancada, Putin y Al Asad van ganando
¿La amargura de Estados Unidos y Europa por el logro de Siria, Rusia e Irán influirá en la actitud de estas dos potencias ante el nuevo sistema de seguridad que se está forjando en Siria? ¿Será considerado un movimiento antioccidente (no lo es) o Europa podrá reprimir los impulsos pavlovianos de la OTAN lo suficiente como para establecer un modus vivendi?
BEIRUT - Entrada la noche del pasado 2 de febrero, Elijah Magnier, un reconocido corresponsal de guerra del Alrai Media Group publicó lo siguiente: "Se ha cortado todo tipo de comunicación y vías de suministro entre Turquía y Alepo". Y parece que es cierto: el Ejército sirio y sus milicias, respaldados por Hezbolá y las fuerzas aéreas rusas, tomaron el control de una zona que aísla a los rebeldes de Alepo de la frontera turca (véase a continuación el mapa). También parecen haber cortado las vías de suministro orientales para el Estado Islámico.
El pueblo de Murassat Khan y las ciudades colindantes al norte de Alepo son sumamente importantes en el ámbito estratégico: al controlar esa zona, Damasco ha acabado con la principal vía de suministro rebelde entre Alepo y Turquía. El torniquete para aislar Alepo puede realizarse con éxito y, además, también se ha bloqueado uno de los principales oleoductos que conectan al ISIS con Turquía. Si las cosas siguen así, si el régimen avanza hacia el territorio insurgente, las fuerzas del Gobierno sirio avanzarán hasta cercar todas las fuerzas opositoras (principalmente el Frente Al-Nusra y el ISIS), que han hecho lo mismo con Alepo en la zona este del país.
Mapa cortesía de Syria Direct.
Edward Dark (pseudónimo de un respetado analista de los asuntos de Siria residente en Alepo), tuiteó el pasado 3 de febrero: "Es el principio del fin de la presencia yihadista en Alepo. Después de cuatro años de guerra y terror, ahora se ve la luz al final del túnel".
Pero, si tuviéramos que pararnos y analizar la situación del resto de Siria, como se muestra en el mapa de abajo (algo más antiguo), podemos ver un panorama más general del conflicto.
Mire atentamente el mapa. La zona amarilla pretende representar el territorio controlado por los kurdos sirios. En la realidad, "controlado" no sería el término apropiado. Pero se puede afirmar que la zona amarilla está aliada con el Ejército sirio. Las Unidades de Protección Popular (un grupo de milicias kurdas conocidas por el acrónimo YPG) cuentan con apoyo aéreo por parte de Rusia (y de Estados Unidos, en ocasiones). El cantón Afrín (el área amarilla en el noroeste de Siria) es la zona desde la que la CIA dirigía una vía de abastecimiento para las coaliciones rebeldes, por todo el monte Turkmen. La región de Latakia está en proceso de ser liberada.
Si las fuerzas estatales, que ahora se dirigen al norte, contactaran amistosamente con los kurdos en el noreste, prácticamente todas las fuerzas rebeldes y de Al-Nusra se verían rodeadas. Se arrestaría a los insurgentes de espaldas a un territorio poco poblado y arbolado.
Mapa cortesía de Al-Masdar/The Arab Source.
La vía gris, controlada por el ISIS, sigue en funcionamiento, especialmente la frontera de Jarablus con Turquía. Turquía ha afirmado que este territorio es su "vía rápida". Los turcos han declarado que si los kurdos sirios lo cerraran, podrían responder invadiendo Siria. El grupo de milicias YPG ha asegurado que, pese a ello, están contemplando hacerlo.
En los últimos días, el portavoz del Ministerio de Defensa ruso avisó de que Rusia ha descubierto pruebas evidentes de que Turquía está preparando una invasión militar de Siria. Es probable que Rusia haya lanzado esta advertencia con el objetivo de que Turquía no lleve a cabo la invasión.
Mientras tanto, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrorv, dejó claro (a Turquía y al resto del mundo) que Rusia tiene la intención de cerrar la zona fronteriza entre Turquía y el territorio en manos del ISIS: "La clave para lograr que un alto el fuego funcione reside en bloquear el tráfico ilegal de la frontera entre Turquía y Siria, que apoya a las milicias", declaró. "Si no se cierra la frontera, es difícil que tenga lugar un alto el fuego". Rusia está informando amablemente a Turquía de que cualquier tipo de incursión supone un riesgo de enfrentamiento directo y guerra. Recientemente, por alguna razón, el ISIS parece haber empezado a retirarse de esa zona.
Lavrov en Omán. 3 de febrero de 2016. (Alexander Shcherbak\TASS via Getty Images).
Dado el carácter irascible del presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, es posible que todavía nos aguarden algunas sorpresas, como una incursión turca en la zona norte de siria para, aparentemente, evitar que los kurdos sirios se establezcan en la zona sur de la frontera turca.
Pero si Turquía llevara a cabo esta acción independiente, perdería cualquier tipo de apoyo por parte de la OTAN más allá de la retórica, y Turquía tendría que lanzar un cuerpo expedicionario a la luz de la total superioridad aérea que tiene Rusia en Siria, que se extiende hasta la frontera turca.
Para disuadir a Turquía de actuar precipitadamente, Rusia parece haber desplegado varios de sus aviones de combate más avanzados en Siria (que superan con creces a los F-16 turcos) y han reparado y modernizado la fuerza aérea siria.
Dicho con franqueza, tal y como están las cosas, parece que, después de todo, el conflicto sirio no está estancado -como han insinuado muchos políticos occidentales- sino que va a tener un desenlace militar bastante claro. Como declaró un analista bien informado, las negociaciones no se están llevando a cabo en Ginebra. Los acuerdos se están dictando en los campos de batalla de Idlib y Alepo, y lo que se ha negociado es el próximo cerco a las fuerzas rebeldes.
Tampoco parece que la situación de Siria acabe en una guerra de guerrillas de baja intensidad después de que se proclame una victoria militar. No lo parece por las escenas que se muestran más abajo. En ellas se puede percibir el júbilo de la población cuando el Ejército sirio y Hezbolá entraron en las ciudades que habían sido liberadas de las fuerzas rebeldes esta semana:
Para decirlo de manera sencilla, si los miembros de Al-Nusra (de mayoría siria) u otros rebeldes intentan dispersarse y esconderse en las comunidades locales, no habrá agua en la que puedan nadar estos peces (parafraseando el dicho maoísta). No contarán con mucho respaldo público, por no decir ninguno. Siria cuenta con un servicio de inteligencia muy eficiente. Podemos esperar que, en el transcurso de un año, se encontrará a la mayoría de los yihadistas ya disueltos, que los ciudadanos que tanto sufrieron durante su ocupación los presentarán ante el servicio de inteligencia y que la mayoría de los yihadistas acabarán detenidos o asesinados.
Los pueblos que pasan por el tipo de trauma que han tenido que sufrir los sirios, o salen de la guerra como una nación derrotada psicológicamente o se ven fortalecidas por la crisis que han pasado. Después de mis visitas a Siria, estoy seguro de que los ciudadanos sirios resurgirán más fuertes. Tan fuertes como el acero.
También creo que Siria constituirá pronto un Estado regional fuerte. Su implicación se hará evidente en un arco cohesivo y poderoso que recorra toda la región y quizá también en unas relaciones más estrechas con Irak. Por consiguiente, algunos países del Golfo se verán eclipsados.
Un grupo de defensa civil en los escombros de un edificio después de un supuesto ataque aéreo ruso en Alepo (Siria). 5 de febrero de 2016). (Firas Taki/Anadolu Agency/Getty Images).
Las élites estadounidenses y europeas considerarán este resultado como un trago amargo. Los diplomáticos y militares occidentales están más acostumbrados a los estancamientos que no conlleven consecuencias políticas. O a amaños que acaban en rechazo al cambio en vez de a intervenciones con una conclusión real. El hecho de que esta situación se consiga con la ayuda directa de Rusia, Irán y Hezbolá supondrá un trago muy amargo y tendrá muchas repercusiones.
Una de esas consecuencias ya es una realidad. La Administración Obama ha anunciado que pedirá al Congreso que cuadruplique las ayudas de seguridad a Europa. También parece que está en camino un proceso de polarización. Es probable que la coalición 4+1 (Siria, Irak, Irán, Rusia y Hezbolá) desempeñe un papel importante en un sistema de seguridad real de algunas zonas de Oriente Medio, y probablemente también de Asia central. China se verá empujada a formar parte de este nuevo sistema, ya que tiene miedo porque su proyecto de la nueva ruta de la seda, cuyo futuro económico está en juego, es igual de vulnerable al wahabismo que Siria e Irak. Según me han informado, los dirigentes chinos son conscientes de que Estados Unidos podría volver a utilizar la excusa del wahabismo para frustrar el nuevo proyecto chino.
La cuestión es la siguiente: ¿la amargura que sentirán Estados Unidos y Europa por el logro de Siria, Rusia e Irán influirá en la actitud de estas dos potencias ante el nuevo sistema de seguridad que se está forjando en Siria? ¿Será considerado un movimiento antioccidente (no lo es) o Europa será capaz de reprimir los impulsos pavlovianos de la OTAN lo suficiente como para establecer un modus vivendi? Los presagios no son muy alentadores.
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.