Ángela Ruiz Robles, inventora y maestra española
¿Qué hizo doña Angelita para que Google la convirtiera en Doodle el pasado 28 de marzo? Pues dedicó toda su vida a la enseñanza y, para facilitar el aprendizaje de sus alumnos, inventó un artilugio que algunos han definido como el precursor del e-book. Y además, lo hizo en una época en la que las mujeres tenían pocas opciones de ganarse la vida de forma decente.
El pasado lunes día 28 de marzo el mundo descubrió a Ángela Ruiz Robles, una inventora nacida a finales del siglo XIX en un pueblo de León, cuando Google le dedicó su Doodle. A raíz de ello, El PAíS, El Mundo, el Periódico, El Diario montañés y un sinfín de medios, han publicado artículos sobre ella. ¿Qué hizo doña Angelita para atraer la atención de Google? Dedicó toda su vida a la enseñanza y, para facilitar el aprendizaje de sus alumnos, inventó un artilugio que algunos han definido como el precursor del e-book. Lo más curioso de su historia es que nació y vivió en una época en la que las mujeres tenían pocas opciones de ganarse la vida de forma decente. Además de dedicarse a sus labores, podían ser modistas, peluqueras o monjas, profesión esta última muy respetada en un país que iba a misa todos los domingos y fiestas de guardar. No obstante, aunque en vida de doña Angelita España era un país de pocos libros y menos ciencia, tras la publicación de la ley Moyano el año 1857, las niñas habían comenzado a ir a la escuela. En una de ellas estudió doña Angelita y pasado el tiempo se ganó la vida dando clases en otras.
Nació en 1895 en Villamarín (León) y estudió en la Escuela Normal de León, dónde también impartió sus primeras clases. En el año 1918 obtuvo una plaza de maestra en una parroquia de Ferrol y allí, además de enseñar a niños y niñas en la escuela, se dedicó a enseñar a los padres en sus casas. Se casó pronto y enviudó muy joven, por lo que con su trabajo tuvo que sacar adelante a sus tres hijas. En 1934 fue nombrada regente de la escuela del Hospicio de niñas del Ferrol y en 1938 publicó sus tres primeros libros dedicados a la ortografía y taquigrafía, a los que seguirían otros trece, siempre en su propia editorial ELMACA, nombre formado a partir de los nombres de sus tres hijas. Además de todas estas ocupaciones, dio clases particulares a los opositores de Aduanas, Correos y Telégrafos y a los aspirantes a ingresar en la escuela de Altos Estudios Mercantiles, cobrando a los que podían pagarle y gratis a los que no. Por la excelencia en la enseñanza de este amplio rango de saberes, recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio en 1947.
No contenta con tan alto honor, Doña Angelita preocupada por el peso excesivo de las carteras que niños y niñas llevaban a la escuela y empeñada en amenizar el aprendizaje de sus alumnos, patentó la enciclopedia mecánica en 1949. En ella, mediante el uso de botones y con la ayuda de bobinas que almacenaban la información y dispositivos de presión por aire, se accedía al contenido de varias materias en un solo libro en más de un idioma. Tenía luz interna, por lo que sus textos, amenizados con numerosos dibujos y fotos, se podían leer a oscuras, y una lente de aumento para facilitar la lectura a personas con problemas de visión. Lo revolucionario del invento era que pretendía hacer del aprendizaje una tarea placentera, lo cual era subversivo en la época del dicho "la letra con sangre entra".
Con su invento cosechó innumerables premios y distinciones en las décadas de 1950 y 1960, tales como la medalla de oro de la exposición nacional de inventores españoles, el óscar a la invención en la feria de Zaragoza, la medalla de bronce en la exposición internacional de Bruselas, el diploma y medalla en Sevilla, la medalla de Ginebra..... Pero como lo que doña Angelita buscaba no eran honores, sino facilitar el estudio, trabajó hasta conseguir que fabricaran un primer prototipo de cobre en el parque de Artillería del Ferrol y otro de plástico en Italia. Pronto recibió ofertas de Estados Unidos para la fabricación en serie de su invento, ofertas que ella se apresuró a rechazar porque quería que se fabricara en España. Pero aunque Doña Angelita fue capaz de enseñar, publicar, inventar y patentar durante las guerras, posguerras y dictaduras que asolaron España a lo largo de su vida, fracasó en la tarea a la que dedicó los últimos años de su vida: hacer que una empresa española fabricara su invento. A pesar de ello, doña Angelita no perdió su buen humor y siguió cosiendo y guisando de maravilla sin dejar de cantar, mientras cada noche sus hijas se dormían oyendo el repiqueteo de su máquina de escribir.
Hay que agradecer a la empresa Google que nos haya recordado la vida y obra de Doña Angelita, porque nuestro país anda escaso de inventoras con la creatividad y el empuje de Doña Angelita. Ella sigue siendo un ejemplo para las jóvenes y da una lección a nuestros gobernantes sobre el camino a seguir en tiempos de crisis: apoyar la educación y la investigación.