El jefe de la Policía el 1-O denuncia la "violencia" de "enrabietados"
Asegura que agredieron a agentes para impedir su entrada a puntos de votación.
El jefe de la Policía Nacional en Cataluña el 1-O, Sebastián Trapote, ha denunciado la violencia ese día de algunos concentrados, que formaron "cadenas humanas" y agredieron a agentes para impedir su entrada a puntos de votación y aún eran más agresivos a su salida porque estaban "cabreados y enrabietados".
Trapote, que este jueves testifica en el juicio a la cúpula del "procés" en el Tribunal Supremo, ha destacado que el 1-O, pese a que en algunos colegios había también niños y ancianos, los concentrados eran principalmente individuos con una "alta virulencia, perfectamente organizados" para intentar boicotear que la Policía cumpliera con la orden judicial de impedir el referéndum.
Según Trapote, que poco después del 1-O pasó a segunda actividad y ya no dirige a la Policía Nacional en Cataluña, los concentrados sabían cómo hacer resistencia, hacían llamamientos a través de las redes sociales para pedir apoyo, formaban cadenas humanas y agredían y empujaban a los policías intentando impedir "por todos los medios" que los agentes pudieran acceder a los puntos de votación para requisar urnas.
"Si era difícil entrar, a veces era peor salir, era más complicado porque, como consecuencia de haber hecho una intervención dentro del centro, los ciudadanos que estaban fuera estaban mucho más cabreados, estaban enrabietados, y las reacciones eran más violentas", ha descrito el mando de la Policía durante el 1-O.
Ante esta reacción violenta de los concentrados, las unidades policiales se tuvieron que emplear "de una manera no contundente, pero sí más fuerte que en la entrada, para poderse replegar", ya que no podían "consentir" que les rodearan, bloquearan y no les dejaran salir.
Según Trapote, la Policía tuvo incluso que desistir de intervenir en algunos puntos de votación del 1-O, como en un colegio del barrio de Horta de Barcelona, porque la "virulencia era tal" por parte de los concentrados que prefirieron no actuar "porque si no las consecuencias hubiesen sido graves tanto para los policías como para los ciudadanos", ya que había el "riesgo" de que se produjeran "daños personales y físicos" para todos ellos.
"Cuando no queda más remedio"
Trapote ha asegurado también que la Policía ha utilizado siempre la fuerza de forma "congruente, racional y proporcionada" porque "la policía no se dedica a golpear de una manera gratuita".
El jefe de la Policía Nacional en Cataluña el 1-O ha asegurado que la Policía Nacional utiliza la fuerza "exclusivamente" cuando "no queda más remedio" en función de cómo se desarrollan las circunstancias en las que están interviniendo.
Preguntado sobre el uso de las pelotas de goma el 1-O, que ese día lesionaron en un ojo al activista Roger Español en los alrededores el instituto Ramon Llull de Barcelona, Trapote ha alegado que era el jefe de equipo sobre el terreno quien podía autorizar su uso si la situación era "complicada" y lo requería.
El testigo ha detallado que la utilización del material antidisturbios la decide el jefe de grupo y que, si en un momento determinado es "menester" emplearlo se utiliza, y si en algún momento se puede dejar de utilizar, "se hace".
"Si la situación lo aconseja, el jefe de equipo está autorizado", ha insistido Trapote, dejando así en manos del operativo sobre el terreno la responsabilidad del uso de las pelotas de goma el 1-O, por el que un juez de Barcelona mantiene imputados a una decena de antidisturbios que intervinieron en los alrededores del instituto Ramon Llull.
"Día muy complicado"
Los mandos policiales que estaban al frente del operativo contra el 1-O "siempre" contemplaron que ese día iba a ser "muy complicado" tanto por los llamamientos para que la gente acudiera "de manera masiva" a bloquear su actuación como por la "percepción" de que los Mossos no cumplirían con la orden judicial.
"Todos éramos conscientes de que ese día iba a ser muy complicado", ha explicado Trapote, ya jubilado.
Según el exjefe superior de Policía, los servicios de información así lo señalaban a raíz de los llamamientos "por parte de los miembros del Govern y sobre todo de determinadas asociaciones de carácter independentista" para que el 1-O los ciudadanos acudieran "de manera masiva a los colegios para bloquear la entrada, impedir la actuación de las Fuerzas de Seguridad y garantizar que el referéndum se llevara a cabo".
Después, ha puntualizado que también se obtuvo información de las redes sociales: "La conseguimos a través del mundo radical y del mundo independentista".
Además, existía "evidentemente" la "percepción" de que los Mossos pudieran no cumplir con el mandato judicial, aunque no lo comprobaron "fehacientemente" hasta el mismo 1 de octubre de 2017 a primera hora de la mañana.
Ya había "una serie de factores" que así lo indicaban -ha proseguido Trapote-, tanto declaraciones de políticos, como la "postura" que adoptó el mayor de los Mossos, Josep Lluis Trapero, cuando se designó al coronel Diego Pérez de los Cobos coordinador del dispositivo: "No admitía que un responsable del Ministerio del Interior fuese coordinador".
Además, ha recordado, el fiscal superior de Cataluña -que dirigió las instrucciones hasta que la magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña tomó las riendas- le dijo a Trapero que el dispositivo que habían diseñado para el 1-O se adecuaba más bien a "unas elecciones normales"
Ya ese día, el 1-O, ha explicado que les informaron de que los efectivos desplegados de los Mossos eran "prácticamente para unas elecciones normales" y que no eran unidades especializadas, sino que eran "dos o tres policías" o patrullas, pero que "no había muchos mossos".
"Había algunos mossos, pero no podían acometer ese tipo de actuación. Era una utopía, dos mossos no pueden entrar a un colegio a hacer una intervención porque lo que tienen allí delante se lo va a impedir", ha dicho.
Es decir, tuvieron la "percepción" de que "efectivamente había una inacción de la Policía autonómica", por lo que De los Cobos les comunicó que se ponía en marcha el "plan B": sustituir a los Mossos y encargarse de la intervención.