Siete problemas matrimoniales traicioneros que no deberías ignorar
Según los expertos, estas son las señales que deberían preocuparte.
En cualquier matrimonio —hasta en los más fuertes y felices— surgen inevitablemente problemas y frustraciones. Y aunque no hace falta sacar a colación cualquier queja mínima que te rechine (por ejemplo, ¿a tu pareja se le ha olvidado otra vez escurrir la bayeta? Vale, es incómodo, pero sobreviviréis a ello), hay ciertas cuestiones que no deberíais ignorar.
Es evidente que un comportamiento abusivo o una importante ruptura de confianza son líneas rojas. No obstante, hay otros problemas que en comparación parecen insignificantes pero deberían preocuparos también.
La edición estadounidense del HuffPost se ha puesto en contacto con varios terapeutas para desvelar algunos de los problemas de pareja más serios y sutiles que no conviene pasar por alto.
El estrés por las relaciones puede pasarte factura físicamente de varias formas, ya sea a través de dolores de cabeza y estómago o de dificultades para dormir. Si estos síntomas afloran cuando estás con tu pareja o antes de verla, puede indicar que algo va mal en la relación, sostiene la terapeuta Jennifer Chappell Marsh.
"Cuando algo no va bien en una relación, a veces no somos capaces de identificarlo, pero nuestro cuerpo nos dice que algo no funciona", afirma.
Todos tenemos días de mierda en los que nos sentimos desconectados de nuestra pareja. Pero si experimentas estos sentimientos de soledad con frecuencia, quizá conviene examinar por qué te sientes tan aislado en la relación.
"Es señal de que no te estás abriendo a tu pareja o de que tus intentos de conectar con ella están siendo rechazados", apunta Marsh. "Sentirse solo es señal de desconexión física, emocional o ambas. Por tanto, tenéis que dar pasos activos o la brecha que hay entre vosotros crecerá".
El conflicto es una parte natural de cualquier relación. La capacidad para hablar de los problemas de forma respetuosa es una señal de madurez y salud en la relación. Las parejas que no saben hacerlo acaban gritándose o evitando las discusiones a toda costa. En vez de abordar los problemas, simplemente los van dejando debajo de la alfombra.
"Las peleas excesivas son un problema, pero también sería un problema el caso contrario: la ausencia de conflicto", señala Marsh. "Eludir continuamente el conflicto puede indicar que uno de los dos no siente la confianza necesaria para sacar a colación esos problemas. Evitarlo a corto plazo lleva a un rencor y a una desconexión a largo plazo. Esa es la principal causa del 'síndrome del compañero de piso', cuando las parejas se llevan bien pero no sienten una conexión íntima".
El terapeuta Kurt Smith, especializado en asesorar a hombres, asegura que "tanto las luchas constantes como el empeño en evitar el conflicto tienen el potencial de erosionar una relación".
"Es habitual que las parejas vean sus peleas rutinarias como algo normal. O dicen 'todas las parejas discuten' o 'nunca nos peleamos'. Pero ambas cosas son destructivas para la relación", advierte.
Muchas veces las parejas tienen filosofías y prioridades diferentes en lo que a economía se refiere: uno tiende a gastar más, el otro ahorra; uno quiere abrir una cuenta conjunta, el otro quiere mantener las cuentas por separado. Pero cómo resuelva una pareja esas diferencias dice mucho de la relación. Sí, el dinero puede ser un tema delicado. Pero si no sabes cómo mantener una conversación productiva, planteaos ir a terapia que os dé ideas de cómo comunicaros con más eficiencia.
"Tener problemas por el dinero en una relación es habitual, ya sea porque la pareja no es capaz de sacar el tema, porque no se ponen de acuerdo en cuanto a gastos y ahorro o porque utilizan el dinero de una forma que hace daño a la otra persona", plantea Smith. "De hecho, el dinero siempre aparece en los primeros puestos de la lista de motivos por los que una pareja se divorcia. Aun así, las parejas casi nunca acuden a terapia para resolver sus diferencias de dinero".
Las bromas en pareja están muy bien... siempre y cuando impliquen a ambas partes. Pero si te parece que tu pareja aprovecha cualquier momento para lanzarte pullas, pone cada dos por tres los ojos en blanco con tus comentarios o trata de menospreciarte de otra manera, acabará con tu autoestima.
"Seguir un patrón de denigrar, minimizar o reírse de alguien puede indicar una falta de respeto más profunda o un equilibrio de poder", asegura la terapeuta de parejas y familias Spencer Northey. "Puede dar lugar a resentimiento y desprecio, lo cual es una sentencia de muerte para la relación".
No dejes que tu pareja ningunee tu reacción tachándote de "demasiado sensible". "Es normal tratar de quitarle hierro a sus comentarios hirientes, pero no deberías tener que hacerlo".
"Mi consejo es: si los comentarios 'bromistas' o casuales te empiezan a tocar la fibra, no se los rías", recomienda Northey. "Mantened una conversación seria sobre sensibilidades y respeto. No sigas en una relación en la que no te tratan igual que tú a tu pareja".
La posibilidad de recurrir a tu pareja para pedirle consejo y apoyo emocional es uno de los beneficios de estar en una relación. Dicho esto, no deberían usarte como sustituto de un terapeuta profesional, especialmente si tu pareja tiene un problema mental o una crisis vital.
"Independientemente de si es por un cambio de humor, una situación estresante en el trabajo o un conflicto en la relación, a veces cuesta determinar cuándo y cómo ayudar a tu pareja, y si necesita más ayuda", señala el terapeuta Juan Olmedo. "Es importante identificar cuándo la pareja necesita desahogarse o cuándo necesita sugerencias y consejos para cambiar".
La toma de decisiones no es una cualidad que todo el mundo tenga de forma natural. Pero si tomar decisiones, grandes y pequeñas, os parece abrumador e imposible (a ti o a tu pareja), puede ser señal de una inestabilidad más profunda en la relación, apunta Northey.
"Por ejemplo, si una pareja no es capaz de decidir cuándo y dónde se van de vacaciones, nunca se irán", dice. "Es lo mismo que si no son capaces de decidir qué quieren hacer una noche. Al final se quedan en casa y casi nunca salen".
Un ejemplo de indecisión a un mayor nivel sería una pareja que no es capaz de decidir dónde vivir o, de forma más seria, si no están seguros sobre lo comprometidos que están el uno con el otro en la relación.
"En un matrimonio, puede que duden sobre si quieren separarse o seguir adelante. En general, con la indecisión hay un patrón de frustración que va y viene a la hora de tomar decisiones significativas", afirma Northey. "Esto puede deberse a que uno o ambos miembros de la pareja no sabe bien lo que le hace feliz o está intentando sabotear inconscientemente la relación. También puede significar que, en el fondo, son incompatibles".
¿El consejo de Northey? "Trata de reconocer patrones de indecisión y de comprender sus raíces para asegurarte de que nada se interpone en una relación sana".
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano