El Parlamento británico rechaza el acuerdo de May con la UE para el Brexit
La primera ministra encaja el mayor rechazo visto en el Parlamento británico en un siglo: 432 votos en contra frente a apenas 202 apoyos.
El puñetazo ha sido de KO: 432 parlamentarios han dicho no al acuerdo de Reino Unido con la Unión Europea (UE) para el Brexit. Es el doble, 230 más, de los 202 que lo han apoyado. Un rechazo literalmente a voces que ha tumbado en la lona un documento debatido, peleado y pulido durante 30 meses, y a su defensora, la primera ministra conservadora, Theresa May, la misma que, incansable, repetía que estábamos ante "el mejor acuerdo posible".
No lo han visto así sus señorías, ni siquiera 118 de sus propios compañeros de partido, que también han votado en contra. Eso ha sido ya un golpe bajo. La derrota parlamentaria más amplia infligida a un Gobierno británico en un siglo y con rebelión interna. Es la primera vez, además, que un gabinete se topa con 400 votos en contra.
El documento que trataba de fijar una salida ordenada y blanda del bloque comunitario se ha quedado muy lejos de lograr los 318 votos a favor que necesitaba. Se barruntaba desde días atrás, cuando la soledad de May era clamorosa, cuando esta mañana se hacían encuestas -algo tan británico- sobre por cuántos votos perdería. Sólo se apostaba por el margen, eh. El hecho, la derrota, se daba por descontada.
Momentos después de la votación, el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, presentó una moción de censura contra el Gobierno conservador con el objetivo de tratar de forzar unas elecciones. Se debatirá a partir de las ocho de la tarde de mañana, hora peninsular española.
Si May supera la moción, para lo que necesitará los votos de al menos la mitad de la cámara, la primera ministra planea abrir una ronda de reuniones con otras formaciones británicas para explorar posibles alternativas a su acuerdo que pudieran contar con el respaldo de los diputados. El norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), clave para formar mayorías parlamentarias en esta legislatura, ha insistido esta semana en que no apoyaría una eventual moción de censura laborista, por lo que May confía en ganar la votación.
El líder de los liberaldemócratas británicos, Vince Cable, y el portavoz del Partido Nacionalista Escocés (SNP), Ian Blackford, pidieron, por su parte, la celebración de un segundo referéndum y la extensión del artículo 50 del Tratado de Lisboa.
Si el acuerdo se aprobaba, el camino era sencillo: llevar a cabo la salida negociada con la UE según el calendario. Pero como ha ganado el no, los escenarios se multiplican y complican: la moción de censura, una dimisión, un nuevo referéndum, elecciones generales, renegociar con Bruselas, una salida final sin acuerdo... El texto alternativo es el que, parece, se impone finalmente.
Lo que no quiere ver
"Está claro que la Cámara [de los Comunes] no apoya este acuerdo, pero el voto de esta noche no nos dice nada sobre lo que sí respalda, ni siquiera si pretende honrar la decisión que la gente tomó en el referéndum" de 2016 sobre el Brexit, ha esgrimido May tras conocerse el resultado de la votación, que paraliza por el momento el proceso de ratificación de un pacto al que han dado su visto bueno los 27 socios comunitarios restantes. Por tanto, no entiende el varapalo de hoy como una enmienda a la totalidad del texto, o en cualquier caso no le queda más remedio que hacer que así lo ve.
El próximo 29 de marzo, el Reino Unido abandonará la Unión Europea, según marca el plazo establecido por el artículo 50 del Tratado de Lisboa y la propia legislación británica. Si no se ratifica un pacto, o bien Londres y Bruselas pactan una extensión o se produciría en esa fecha una ruptura no negociada.
Los conservadores más euroescépticos reclaman a May que vuelva a Bruselas en busca de nuevas concesiones, en particular respecto al mecanismo de salvaguarda diseñado para evitar una frontera en Irlanda del Norte. Argumentan que esa cláusula dejará atado al Reino Unido a las estructuras comunitarias hasta que se firme un nuevo tratado comercial entre Londres y Bruselas, lo que puede tardar años.
La jefa de Gobierno ha señalado hoy a ese respecto que la salvaguarda es necesaria como "seguro para garantizar que no se levanta una frontera dura" en Irlanda del Norte, lo que minaría los acuerdos de paz firmados en la región en 1998. La jefa de Gobierno se mostró además contraria a convocar unas elecciones generales anticipadas, algo que a su juicio sólo beneficia a los laboristas y a su líder, pero no al país.
Pasión sin conquista
Lo cierto es que May, en su intervención previa a la votación, le ha puesto hoy una pasión y una entrega insólita a sus palabras, conocedora de lo que había en juego. "Esta es la votación más importante en la que participaremos muchos en toda nuestra carrera política", dijo nada más empezar. "Y después de todo este tiempo de debate, de acuerdos y de desacuerdos, ha llegado la hora de tomar una decisión que definirá a nuestro país durante muchos años y que cada uno, voto lo que vote, deberá justificar durante largo tiempo", explicó.
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Insistió repetidamente en que del acuerdo dependen las próximas generaciones de británicos. Un llamamiento a la responsabilidad en toda regla. Ha sostenido que decir sí o no al acuerdo determinará el futuro del Reino Unido "durante décadas". Un rechazo del Parlamento, vaticinó, traerá "incertidumbre, división y un riesgo muy serio de que no haya acuerdo" con Bruselas.
"En su momento ya dijimos que fuera cual fuera la decisión del referéndum se iba a respetar. Ahora yo estoy intentando hacer eso respetando los derechos de las personas, y sus intereses frente al riesgo de que no haya pacto o quizás de que no llegue a haber Brexit. Podemos elegir la unidad frente a la división, podemos elegir votar en servicio de lo que nos encomendaron los británicos", aseguró, sin encandilar al respetable. "No existe un acuerdo alternativo (...) La UE no acordará ningún otro", remarcaba. Pero nada.
Y es que uno de los problemas principales de Theresa May ha sido su incapacidad de lograr apoyos, ni en su formación ni fuera de ella. De los 202 votos a favor logrados hoy, 196 fueron de su partido. Apenas arañó luego tres apoyos laboristas y otros tres de independientes.
Bruselas lo lamenta
Inmediatamente después de la votación, vía Twitter, comenzó el goteo de mensajes y comunicados de dirigentes comunitarios, valorando el paso (¿hacia el abismo?) dado en Londres. El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, aseguró que el rechazo al acuerdo del Brexit aumenta el riesgo de una salida sin pacto del Reino Unido del bloque europeo y pidió a Londres "aclarar" sus intenciones con rapidez.
Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, pedía "valor", el presidente de la Eurocámara, Antonio Tajani, reclamaba "certezas" para los ciudadanos ante esta "mala noticia"... Obviamente, cero entusiasmo por lo votado.
Desde España, el presidente Pedro Sánchez lamentó el "resultado negativo" de dicha votación y aseguró que "una salida no ordenada sería negativa para la Unión Europea y catastrófica para Reino Unido". "El Gobierno lamenta el resultado negativo en el Parlamento británico. El Acuerdo es el mejor posible y una salida no ordenada sería negativa para la UE y catastrófica para Reino Unido. España trabaja en medidas de contingencia y priorizará los derechos de ciudadanos y residentes", escribió Sánchez en Twitter.
Y la libra avanza
De momento, la libra esterlina está ganando terreno después de la votación. Poco después del voto en la Cámara de los Comunes, en torno a las 19.40 GMT, la libra subía un 0,29 % frente al euro, hasta 1,124 euros, y perdía un 0,25 % ante el dólar estadounidense, hasta 1,283 dólares. Antes de la votación, en cambio, la divisa británica caía un 1 % frente al dólar y un 0,3 % respecto al euro.
"Parece que los inversores están interpretando el resultado como un avance hacia la extensión del plazo que marca el artículo 50 (del tratado de lisboa)", indicó un analista de la firma XTB a la Agencia EFE. "La atención se centra en lo que va a pasar ahora. Los niveles de incertidumbre se han elevado una vez más y se mueven hacia alturas sin precedentes", agregó ese analista.