Las dos miradas de la polémica 'Carmen y Lola', la cinta de amor entre dos gitanas
La directora de la película, Arantxa Echevarría, y la presidenta de la Asociación de Gitanas Feministas Por la Diversidad dan su punto de vista.
Carmen y Lola parte como una de las favoritas a los premios Goya. La cinta, dirigida por Arantxa Echevarría, se ha hecho con dos cabezones en la gala de este 2 de febrero, Mejor dirección novel y Mejor actriz de reparto para Carolina Yuste. Aunque ahora para muchos esta película sea un éxito, la llegada a los cines españoles no fue nada fácil. De hecho, meses antes de que se pensase que podría optar a los premios de cine español el filme recibió más críticas que halagos.
Este verano la ópera prima de la bilbaína sobre el amor de dos jóvenes gitanas lesbianas fue objeto de numerosas polémicas. ¿El motivo? El comunicado distribuido por la Asociación Gitanas Feministas Por la Diversidad (AGFD) el 2 de junio en relación con la Muestra Internacional de Cine y Mujeres de Pamplona: "Arantxa Echevarría chantajea al festival de cine feminista de Pamplona para que se convierta en cómplice en la propagación de estereotipos racistas, machistas y opresores de las mujeres gitanas".
La película ya se había presentado el 15 de mayo de 2018 en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes y su estreno en España iba a ser en dicho festival, con un posterior coloquio sobre mujeres racializadas con la participación de la AGFD y la propia directora. Ahí comenzó todo.
Antes del festival, el colectivo denunció que Echevarría había vetado su participación en dicha charla. La directora, por su parte, decidió declinar la invitación tras haber recibido amenazas y "escupitajos, insultos y recriminaciones por la calle y por las redes" por el supuesto veto. Según la directora, el colectivo llamó a los asistentes a protestar en el festival tras su negativa.
El resultado: se canceló la proyección, y también la charla. Pero eso no se tradujo en el fin de la historia de amor prohibido de Echevarría, que ha superado las críticas y llega a los cines con toda la expectación despertada durante estos meses.
Ambas partes tenían mucho que decir y lo hicieron en El HuffPost. Tanto Arantxa Echevarría (De noche y de pronto, Cuestión de pelotas) como la presidenta de la AGFD, María Jesús Jiménez, nos han dado su punto de vista de esta polémica.
Las gitanas feministas: racismo, objetivización y poca documentación
Todo esto viene de antes, concretamente desde que se empezó a gestar la película, aseguran desde AGFD. Para este colectivo, que sorprendentemente no ha visto la cinta, el motivo de discrepancia es "la violencia del veto racista en el coloquio de Navarra", explica Jiménez. Y destaca que conserva los mensajes de Whatsapp de ese veto.
"No es una cruzada en contra de la película", enfatiza, "hemos sido silenciadas como voces discrepantes. Además, ha sido en un festival feminista payo sobre mujeres racializadas a las que hay que rescatar de su cultura". Ante este planteamiento también denuncia el paternalismo y la condescendencia que conlleva ese enfoque.
"Nos da un poco de rabia hacer esto, porque es una vía para que se promocione una película que no hemos visto", indica Jiménez, quien recalca que lo que les ha llevado a no verla es que en su día no pudieron ver el guion, ni tampoco pudieron estar en el coloquio de Pamplona.
"[Echevarría] no nos pasó el guion cuando se lo pedimos, pero sí quería nuestro aval incondicional para el apoyo por parte de las instituciones a un proyecto más que dudoso. No podemos avalar algo que no sabemos qué es", detalla. Además, recuerda que la directora vende que las dos protagonistas son gitanas, pero una de ellas ha declarado que no lo es. Se refiere a Zaira Romero, nominada a Mejor actriz revelación, que dijo en una entrevista en eldiario.es que es merchera [etnia tradicionalmente nómada que no es ni gitana ni paya].
"Lo que nos contó en un primer momento era que su ilusión y su máxima aspiración era conseguir conocer a dos mujeres gitanas lesbianas y hacer una película de ello. Esto no es más que una historia de amor prohibido, como tantas otras que ha habido", indica Jiménez, quien concreta que el problema viene al poner el apellido "gitana" y utilizarlo como promoción. "Eso es reducir el argumento a un acuse de la homofobia al mundo gitano, como ella dice en sus declaraciones. Así nos estás haciendo un flaco favor".
El colectivo tacha de racista este enfoque e incluso compara el discurso con el de líderes europeos conocidos por su política antinmigración: "Sigue la línea de Salvini, de Valls o del monólogo de Bodegas, por mucho que te esfuerces en decir que eres feminista y que lo haces con amor para salvar a las mujeres gitanas".
Jiménez hace hincapié en la objetivización de la mujer gitana, no solo a nivel de temática o de planteamiento, también de producción. "Las payas hablan por las gitanas, pero cuando nosotras queremos hablar nos utilizan como un guion o maniquíes", enfatiza. "No puedes decir que la homofobia en el mundo gitano es peor que en otros espacios. Te falta información, te faltan datos de familias y casos reales", le lanza un mensaje a la directora.
La presidenta de AGFD acusa a Echevarría de mentir sobre el proceso de documentación. "Cuando te inventas algo, al rato se te olvida y sale lo que de verdad es. Nosotras tenemos todas sus entrevistas y no tienen desperdicio. 'Las perlas de Arantxa', las llamamos así", bromea, antes de hablar del contacto que la directora dice haber mantenido con algunas jóvenes gitanas lesbianas. "No da datos. Dice que tiene a cinco mujeres gitanas en el anonimato que estaban desesperadas por contar su historia, pero en ningún momento hace alusión a sus testimonios, sus dificultades, su resistencia...".
Jiménez señala que ha faltado hablar de aspectos como la situación económica y familiar de estas mujeres o de la Iglesia, que es la "gran detractora de todas estas cuestiones". "En definitiva, hablar de algo más feminista, ¿no?", bromea.
"Siempre aparecemos como subordinadas de payas salvadoras, como locas criminalizadas que discrepan, que son unas salvajes. Solo estamos de moda cuando son otras las que hablan por nosotras, solo servimos por mera estética", resalta.
Arantxa Echevarría: una historia de amor en un entorno muy complicado
Echevarría, por su parte, quiere mantenerse al margen de la polémica y recalca que realizó la película desde las buenas intenciones y la inocencia. "Quería mostrar ese momento de la adolescencia en el que eres un cóctel de hormonas, que te cambia la vida, que te preguntas qué quieres ser y odias a tus padres. Y en ese instante tan frágil de tu vida, vas y te enamoras", comenta la directora.
"Quería hablar sobre la pureza de ese primer amor", señala Echevarría, que recuerda que se centró en el colectivo gitano al ver una noticia de dos chicas lesbianas que se habían casado. "Me sorprendió mucho porque la foto de ellas era de espaldas, los nombres eran supuestos, y ningún miembro de su familia había ido a su boda. Lo peor que le puede pasar a un gitano, que nadie vaya a celebrar el día más importante de su vida", detalla.
Para documentarse, Echevarría afirma que estuvo dos años trabajando ya que "la comunidad gitana es muy compleja y entrar en ella siendo paya es bastante difícil". "Hubo un momento que pensé en tirar la toalla porque no lo conseguía", confiesa. Fui a asociaciones LGTBI y feministas, pero claro, esas chicas no se identifican con los payos y a los colectivos gitanos no van por vergüenza o por miedo".
Esa desesperación le hizo pensar como una adolescente y se centró en las redes sociales. Se introdujo en todos los chats LGTBI que conocía con el nick "Gitanawapa" (el mismo que utiliza Lola en la película). "Una chica con la que hablé me preguntó de qué familia era, esa pregunta no la hace un payo", detalla, aunque esa joven lo que quería era saber sobre su vida, por lo que tras coger confianza Echevarría le confesó la verdad y le permitió conocer tanto su testimonio como el de sus amigas, "unas 16 chicas". "A ellas les mandé el guion y recibí feedback para terminar de construirlo".
"Sus historias eran terribles. La película es bastante light comparado con lo que les pasaba a ellas: a una la habían encerrado en su cuarto con un candado para que no saliese, a otra la habían obligado a pedirse (comprometerse) para que se curase", señala. "No viven en un armario, viven en una jaula".
Echevarría también quiso recordar la esencia de esta película en su discurso cuando recibió el Goya a Mejor dirección novel. La cineasta le mandó un mensaje a los intolerantes —y a Vox— a los que recordó que se trata de una película de amor. "Querría dedicarle esta película, que es de amor, a todos aquellos que no permiten amar diferente, a aquellos que no son capaces de ponerse en la piel de la minoría y del distinto", señaló. "Se lo dedico para que, por favor, vayan a ver la película de gitanas, mujeres y lesbianas", añadió.
Sin embargo, la directora recalca que dentro del colectivo gitano no hay más homofobia que en cualquier otro, pero sí matiza que la importancia de la familia y la descendencia hace que consideren la homosexualidad como un problema. "Se protegen tanto entre ellos porque existe mucho racismo y lo entiendo. La sobreprotección de esos padres se debe a que son una minoría que la mayoría paya no acepta", enfatiza. "Piensa que en la RAE gitano es un insulto. Es inadmisible".
Al contrario de lo que dice AGFD, la directora asegura que el reparto no son actores, sino "gitanos de la calle". "Al contarles de qué iba la película, se asustaron y se sorprendieron, pero conseguí crear un vínculo con ellos", detalla, "al final aparecieron 350 gitanos, se lo pasaban tan bien que avisaban a sus familias. Parecía una fiesta".
"Con el personaje de la asistente social Paqui, quería que se rompiese con la imagen de la gitana que los payos tenemos en la cabeza. Hay muchos tipos de gitanas. Hay muchas asistentes sociales, muchas gitanas moderadas que han estudiado una carrera y que quieren ayudar a su comunidad sin abandonarla", detalla.
Tiene claro que la polémica nace porque el colectivo no ha visto la cinta. "Soy una autora, una creadora, me he inventado una familia gitana y he querido mostrar una parte de esa sociedad. Si escribo de violencia de género en el mundo payo no quiere decir que todos los hombres payos peguen a sus mujeres", se defiende ante las acusaciones de estereotipar a este colectivo. "La película que quieren que haga sobre ellos no la puedo hacer porque no es la mía".
"Me pedían que pusiese a mujer gitana médico o abogado, empoderada, pero quería mostrar ese primer amor entre niñas de 17 años", destaca. "No soy socióloga, soy directora de cine. Así que no entiendo nada de esta polémica, lo siento".
Echevarría señala que no entiende cómo se generó este debate. "Llegamos de Cannes, del mejor festival de cine del mundo, y nos encontramos con este Sálvame, lo llamamos así. Esto solo pasa en España, en ningún otro país", recalca la directora, que defiende que lo único que quería hacer era plasmar una idea y que el público la disfrutase.