El papa Francisco admite el "fracaso" de la Iglesia en la gestión de los "repugnantes" abusos a menores
El pontífice se encuentra de visita en Irlanda, donde muchos niños fueron abusados por curas católicos.
El papa Francisco ha vuelto a entonar este sábado el mea culpa respecto a los abusos sexuales a menores por parte de miembros de la Iglesia católica.
Lo ha hecho en Dublín, donde se encuentra de visita oficial. Allí, ha reconocido el fracaso de la Iglesia irlandesa en afrontar adecuadamente lo que ha denominado "crímenes repugnantes de los abusos" a menores y pidió esfuerzo para adoptar normas severas y que no se vuelvan a repetir.
"No puedo dejar de reconocer el gravé escándalo causado en Irlanda por los abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia encargados de protegerlos y educarlos", ha aseverado Francisco, quien ha reconocido que "el fracaso de las autoridades eclesiásticas - obispos, superiores religiosos y sacerdotes - al afrontar adecuadamente estos crímenes repugnantes ha suscitado justamente indignación y permanece como causa de sufrimiento y vergüenza para la comunidad católica".
No es la primera vez que el papa se refiere a los abusos cometidos por miembros de la Iglesia que dirige. Hace unos días reconoció que no habían sabido gestionar este asunto y han sido muchas las ocasiones en las que ha pedido perdón por ello.
Es más, en 2015 dijo que los culpables de los abusos rendirían "cuentas", aunque hoy, el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, ha pedido a Francisco que use su "cargo e influencia" para garantizar que se pueda obtener "justicia, verdad y curación".
"Las heridas siguen abiertas y hay mucho por hacer para que las víctimas y los supervivientes obtengan justicia, verdad y curación", ha afirmado Varadkar.
Epicentro de los abusos
El papa llega a una Irlanda donde la herida por los abusos a menores por parte de la Iglesia durante décadas aún no se ha cerrado y después de la publicación en Pensilvania (EEUU) de un devastador informe sobre violencia sexual durante años a cerca de mil menores por parte de 300 sacerdotes.
En la sala de San Patrick del Castillo de Dublín, recordó que su predecesor, Benedicto XVI, "no escatimó palabras para reconocer la gravedad de la situación y solicitar que fueran tomadas medidas verdaderamente evangélicas, justas y eficaces" en respuesta a esta traición de confianza".
Francisco dijo que esta petición sirve todavía para incentivar "los esfuerzos de las autoridades eclesiales para remediar los errores pasados y adoptar normas severas y asegurarse de que no vuelvan a suceder".
El papa recordó que en su última carta a todos los católicos sobre los abusos, publicada antes de viajar a Irlanda, "ha pedido empeño, incluso un mayor empeño, para acabar con este flagelo en la Iglesia y a cualquier coste moral y de sufrimiento".