¿Cuáles son los riesgos del amoniaco?
La muerte en Madrid de una mujer de 30 años tras haber limpiado su cocina con este producto está generando muchas preguntas.
La muerte en Madrid de una mujer de 30 años tras haber limpiado su cocina con amoníaco está haciendo que surjan muchas preguntas sobre este compuesto químico. Aunque en el caso de la fallecida había circunstancias agravantes, como que padecía asma y estuvo dos horas largas en contacto con el amoniaco u con la lejía, toda saber realmente a qué nos exponemos cuando usamos este líquido, qué efecto puede tener, qué precauciones hay que observar.
Aquí tratamos de responderte a esas preguntas esenciales, para evitar accidentes.
¿Qué es el amoníaco?
El amoniaco es una sustancia química corrosiva en forma de gas muy fuerte e incoloro, compuesta por la unión de nitrógeno e hidrógeno (NH3). Está presente en el agua, el aire y el suelo y también es producida por los seres vivos de forma natural en órganos, tejidos y a través de bacterias intestinales. Según explica la respetada Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR) del gobierno norteamericano, la mayor parte de este gas se produce "en órganos y tejidos, aunque cierta porción es producida por bacterias que habitan el interior de los intestinos".
El amoníaco es muy importante para las plantas, los animales y los seres humanos. Se encuentra en el agua, el suelo y el aire. La mayor parte del amoníaco en el ambiente se deriva de la descomposición natural de estiércol y de plantas y animales muertos. El 80% que se manufactura se usa como abono. Un tercio de esta cantidad se aplica directamente al suelo en forma de amoníaco puro. El resto se usa para producir otros abonos que contienen compuestos de amonio, generalmente sales de amonio. Estos abonos se usan para suministrar nitrógeno a las plantas. Se utiliza también para fabricar abono, plásticos, fibras sintéticas, sales aromáticas y explosivos.
Aunque vemos que es muy importante para la vida, una alta concentración de esta sustancia, por ejemplo, a través de productos alimenticios o de higiene doméstica, puede provocar efectos perjudiciales para la salud e incluso la muerte. Si se inhala o si se tocan productos que contengan cantidades muy grandes de esta sustancia, puede producirse una intoxicación. Está compuesto por una parte de nitrógeno y tres de hidrógeno.
¿Cuándo puede ser peligroso?
Ya que se da de forma natural en el ambiente, todos estamos expuestos a bajos niveles de amoniaco en el aire, el suelo y el agua. Nos lo topamos al respirar, al consumir alimentos o al beber, o a través del contacto de la piel, pero al ser cantidades pequeñas, pasa de forma inadvertida. La exposición al amoníaco en el aire libre puede proceder de escapes o derrames de fábricas y almacenes, cañerías, camiones, barcos o trenes que lo transportan y abonos en el campo. En casa, el amoníaco está presente en soluciones para limpiar cristales y otras superficies, en las ceras que se aplican a los suelos, o en sales aromáticas, que suelen contener niveles bajos, de entre un 5 y un 10%, cuando en soluciones industriales se llega hasta un 25%.
El cuerpo puede entrar en contacto con el amoniaco, pues, al respirar, al tragarlo o al tocarlo con la piel. En este caso, lo habitual es que sea el propio cuerpo el que lo transforme en otras sustancias no perjudiciales y las distribuya a través de la sangre o termine eliminando el exceso con la orina. El problema surge cuando la cantidad de esta sustancia química supera los mínimos que el cuerpo puede soportar.
Los síntomas
Al ser una sustancia corrosiva, como indica la ATSDR, "los efectos principales de la exposición al amoniaco se presentan en el sitio de contacto directo: la piel, los ojos, la boca o los sistemas respiratorio y digestivo". Los primeros síntomas pueden reflejarse en tos, irritación y lagrimeo y en última instancia, quemaduras irreversibles o la muerte.
Así, el vertido de una botella de amoníaco en el suelo generará enseguida un fuerte olor en la habitación y puede que tos y lagrimeo, a causa de la irritación. En caso de que se hayan producido salpicaduras se recomienda enjuagarse rápidamente la zona afectada para eliminar el compuesto y acudir al médico, para evitar quemaduras o abrasiones. En el caso de una exposición de niveles altos -por ejemplo, si la piel entra en contacto con amoníaco más concentrado o de forma más prolongada o si se traga-, pueden producirse quemaduras graves en la piel, los ojos, la garganta, los pulmones o el estómago.
¿Cómo prevenir los riesgos?
Como uno de los momentos de mayor riesgo de exposición al amoniaco concentrado tiene lugar durante las tareas de limpieza, como en el caso de la mujer muerta en Madrid, Cruz Roja indica que es recomendable llevarla a cabo con una correcta ventilación, reduciendo el uso de productos que contengan esta sustancia, usando elementos de seguridad como guantes o gafas para los ojos si fuera necesario y también ropa adecuada que no nos incomode para una tarea tan compleja, y evitando recipientes que puedan romperse fácilmente, como los de vidrio. Es conveniente retirar las prendas usadas durante la limpieza y ducharse para quitar restos de productos tóxicos, de cualquier tipo.
En otros entornos de uso cotidiano a mayor escala, como áreas de cultivo, es imprescindible seguir las instrucciones de los fabricantes y el equipo de protección adecuados.