Carme Chaparro: "Debo ser de los pocos españoles que no tiene dentro un seleccionador nacional"
La periodista y escritora se somete a nuestro cuestionario del Mundial.
Carme Chaparro también tiene algo que decir sobre el Mundial de Rusia. La periodista y presentadora de Noticias Cuatro, en una de las cadenas en las que Mediaset está emitiendo los partidos, utiliza referencias del fútbol de nuestro país en La Química del Odio, su última novela. A sus próximos libros podrá añadir algunas más, como la denuncia de María Gómez sobre el acoso que sufren las reporteras cuando están ejerciendo su trabajo o, quizás, alguna historia del gran equipo que suele viajar con la Selección y que pasa desapercibido.
A la escritora no se le escapa ningún detalle de lo que rodea a este torneo, en el que también le ha tocado trabajar en alguna ocasión, y tiene unas palabras para acontecimientos que ya son casi historia de la televisión, como el beso de Sara Carbonero e Iker Casillas, y las críticas que la periodista deportiva recibió por aquel entonces: "Machismo puro".
Escribiste La Química del Odio antes de la decimotercera del Real Madrid, pero en la novela hablas de ese nuevo título del equipo blanco. Como oráculo literario, ¿tienes alguna historia escrita en la que hables de qué equipos se enfrentarán en la final?
¿Te imaginas? La verdad es que varias cosas de las que escribí en La Química del Odio han ido pasando luego en la realidad. Mi agente editorial me llegó a decir que la siguiente novela la escribiera sobre cuatro amigas que se hacen millonarias con el Euromillón (ríe). No escribí ninguna predicción del Mundial, aunque sí que me ocurrió algo un poco extraño. Un día escribí una secuencia en la que uno de los personajes de la novela fallecía de un infarto tras escuchar por la radio un gol de Quini para el Barça —en la parte de la trama que se desarrolla en los ochenta—. Horas después, esa noche, Quini murió de un infarto. Por respeto, eliminé esa parte de la versión final.
¿Hay algún jugador con el poder suficiente para conseguir que te pasaras a presentar los Deportes?
No, ninguno. Soy feliz con el resto de la actualidad. El deporte me gusta para verlo, sobre todo el tenis y el baloncesto.
Si tuvieses que escoger a alguien de este Mundial para lanzar un mensaje feminista, ¿por quién te decantarías?
La verdad es que es vergonzoso lo que está pasando con algunas de las comentaristas deportivas, el acoso que están sufriendo en las conexiones en directo, con aficionados que se acercan y las tocan o les dicen cosas obscenas. El mensaje más poderoso tienen que lanzarlo sus propios compañeros hombres, criticando y afeando esos comportamientos.
¿De qué persona del Mundial escribirías una biografía?
Pues, fíjate, a veces los que más saben son los que más desapercibidos pasan. Con las selecciones viaja un gran equipo, desde los utilleros a los cocineros, que serían interesantísimos de entrevistar.
¿Y en cuál inspirarías un personaje de un thriller?
Buff... pues en cualquier aficionado enfadado. Ese odio y esa rabia son muy potentes, capaces de muchas cosas.
Precisamente en tu novela planteas que hablamos de odio sin problema pero que nos cuesta hablar de amor. ¿En el fútbol, es más fácil también sacar el odio que el amor o la pasión?
El fútbol es pasión pura, sentimiento. No hay nada racional en él. Sólo hay que ver cómo se transforman las personas cuando ven un partido de su equipo, o cuando hablan de fútbol. Todo son extremos.
De hecho, hay un momento de pasión claro en un torneo de estas características que, además, ya es casi historia de la televisión: el beso de Sara Carbonero e Iker Casillas...
¡Ya te digo! Para ellos debió ser como cuando sales de un examen para el que llevas meses preparándote, y te ha ido genial. Habían estado sometidos a mucha presión, con muchísimas críticas a Sara, machismo puro.
¿Cómo celebras los goles?
Soy bastante contenida, la verdad. Lo máximo que puedo hacer es levantarme y gritar: ¡Toma, toma, toma!
¿Te resultaría complicado mantener la compostura retransmitiéndolo?
Me resultaría complicado aprenderme los nombres de todos los jugadores (ríe).
¿Qué es lo que más disfrutas de un Mundial?
La mezcla de culturas, las sorpresas, la cantidad de anécdotas e imágenes que nos deja.
¿Tienes algún jugador imprescindible?
Debo ser de los pocos españoles que no tiene dentro un seleccionador nacional.
¿Cómo celebraste el Mundial cuando ganó España?
Trabajando, con un programa especial. Fui a recibir a los campeones a la terminal ejecutiva del aeropuerto de Barajas y recuerdo estar hablando casi sin parar media hora, en el informativo de mediodía —presentado entonces por Pedro Piqueras— porque el avión no acababa de llegar, y después, cuando aterrizó, tardó mucho en aproximarse hasta que bajaron los jugadores. Le hicieron incluso un arco de la victoria con chorros de agua. Hacía un calor horrible, estábamos sobre el asfalto. Yo tenía una sed tremenda, me dio un bajón de tensión, notaba la lengua rugosa y la garganta como lija, casi no podía hablar. No sé ni cómo aguanté.
¿Bailaste el Waka Waka o la de este año de Maluma?
Yo bailo en la intimidad.