Banksy reaparece en París con seis grafitis de apoyo a los refugiados
Una de las obras, en la que aparece una niña negra que intenta tapar una esvástica con un mosaico de flores rosas, ha sido vandalizada.
Banksy lo ha vuelto a hacer y esta vez su lienzo ha sido París. El grafitero más enigmático y, a la vez, conocido del mundo ha plasmado sus críticas sociales en los muros de la capital francesa, donde en la última semana han aparecido seis de sus obras. De nuevo desde el anonimato, el británico -poco más sabemos de él- ha dado caña con problemas sociales más graves a los que se enfrenta Europa, como la crisis de refugiados o el racismo.
Según cadena BFM TV, la primera de las obras fue realizada el 20 de junio, con motivo precisamente del Día Mundial del Refugiado. En la pintura aparece una niña negra que intenta tapar una esvástica con un mosaico de flores rosas, un dibujo que, sin embargo, apareció vandalizado a las pocas horas, como puedes ver en el vídeo de más arriba.
Una segunda pintura apareció al lado de la Universidad de la Sorbona. En ella se puede ver a un hombre que esconde en su espalda una sierra, que le da un hueso a un perro al que le acaba de amputar una pierna. Una vez más, el cinismo y la hipocresía se encarnan en las creaciones de Banksy.
El artista también ha aprovechado para recuperar una famosa pintura de Jacques-Louis David, Bonaparte cruzando el Gran San Bernardo, y versionarla a su manera. En la imagen, el emperador francés aparece cubierto con un velo rojo, que podría tratarse de una alusión al Islam.
En las tres pinturas restantes, las ratas (firma habitual del artista) se vuelven recurrentes. Una de ellas ha aparecido bajo la frase Mayo del 68 en alusión a la oleada de protestas que se llevaron a cabo en París hace medio siglo.
En otro de los muros se puede observar cómo una rata sale volando sobre un corcho que ha salido despedido de una botella de champán. En la última obra localizada, el pequeño animal recoge un cable que sale de un cuadro eléctrico.
A finales de 2015, Banksy ya había dejado su sello en Francia tras adentrarse en La jungla de Calais, el lugar frente a la costa británica donde 4.500 inmigrantes vivían en condiciones precarias.