La receta de Albert Einstein para ser feliz, vendida por un millón y medio de dólares
Es una simple frase y el científico se la dio a un mensajero en 1922 intuyendo que años después valdría más que una propina.
Las dos notas manuscritas y con la firma de Albert Einstein que el científico dejó a un mensajero como propina tras saber que le había sido concedido el Nobel fueron adquiridas este martes en una subasta en Jerusalén, multiplicando por 200 el valor esperado, y una de ellas superó el millón y medio de dólares.
Según aseguró a Efe una empleada de la casa de subastas Winners, están "entusiasmados" porque no lo esperaban.
Se trata de dos peculiares documentos que el científico alemán dejó a un empleado que le llevó un mensaje en el Hotel Imperial de Tokio, en 1922.
La más amplia de esas dos breves notas, con un precio de salida de 2.000 dólares y que Winners calculaba que alcanzaría un precio final de entre 5.000 y 8.000, superó todas las expectativas y se vendió por 1.560.000 dólares.
Se trata de un párrafo escrito en un folio de 13 por 21 centímetros con el logotipo del hotel japonés y que da su particular receta para la felicidad: "La calma y una vida modesta trae más felicidad que la persecución del éxito combinado con agitación constante. Noviembre 1922, Tokio" y la firma del científico más destacado del siglo XX.
"CUANDO HAY VOLUNTAD HAY CAMINO"
El segundo texto, más corto y en un papel más pequeño, de 14 por 18 centímetros y con el mensaje manuscrito "Cuando hay voluntad, hay camino" y la firma de Einstein, salió a subasta con un precio de mil dólares, se estimaba que llegaría a entre 4.000 y 6.000 y finalmente se vendió por 240.000.
En octubre de 1922, Einstein se embarcó en un viaje a Japón para dictar conferencias y, durante el mismo, se enteró por un telegrama de que se le había concedido el Premio Nobel de Física 1921 (había quedado vacante el año anterior), explicó a Efe Raziel Seckbaj, editor del catálogo de Winners.
El científico decidió proseguir su viaje, lo que le llevó a perderse la entrega de premios en Estocolmo ese mes de diciembre.
NO TENÍA SUELTO
Una vez en Tokio "trató de poner sus pensamientos y sentimientos en papel. Cuando un mensajero fue a su cuarto, no tenía suelto para darle una propina y decidió sacar partido a su nuevo estatus y darle dos de sus escritos", indicó la casa de subastas.
Einstein advirtió al sorprendido mensajero que guardase los papales, ya que en el futuro estos podrían valer más que una propina habitual, como ha resultado ser casi un siglo más tarde.
Winners también subastó dos cartas de Einstein escritas a máquina, pero con su firma a mano, dirigidas una de ellas a la Universidad Hebrea y la otra a una galería de arte, que se vendieron por 33.600 y 9.600 dólares y para las que se esperaba conseguir un valor máximo de 30.000 y 4.000.