Estas fotos captan a la perfección lo que suponen los dos primeros años de maternidad
"Mi hija es una parte de mí. Y espero que quien vea las fotos vea a su propia madre, o a todas las madres, con una nueva luz".
A la fotógrafa Anna Ogier-Bloomer siempre le gustó documentar los momentos más especiales de su familia, sobre todo los de su madre, así que cuando ella misma tuvo un bebé en 2013 decidió captar también esta experiencia.
Su serie fotográfica Letdown (un juego de palabras, ya que en inglés significa 'decepción' y 'secreción de leche') muestra qué significan dos años de maternidad, desde el agotamiento y el dolor hasta la alegría y la paz.
"Los primeros dos años de maternidad fueron un shock completo del sistema: un amor inconmensurable por otra persona y al mismo tiempo retos totalmente inesperados", cuenta Ogier-Bloomer al HuffPost EE UU. "Una sabia amiga, y asesora de lactancia, me dijo que en lo que se refiere a bebés, la única constante es el cambio. Tenía toda la razón. En un momento pensábamos que por fin nos habíamos adaptado al reto y, de la noche a la mañana, nuestra hija se transformaba en una persona nueva, con nuevas necesidades, nuevos intereses y nuevas tendencias".
Durante estos dos años, la hija de la fotógrafa, Violet, no consiguió dormir más de un par de horas del tirón y siempre requería que la tuvieran en brazos. Ogier-Bloomer explica que ella y su marido desarrollaron un "modo de supervivencia". Centrarse en su fotografía le parecía imposible, especialmente al volver a su trabajo a tiempo completo como profesora de arte cuando la niña tenía tres meses y medio.
"Ser madre es sin duda lo más difícil que he hecho nunca y me sorprendió cómo me cambió el cuerpo en los dos primeros años", recuerda Ogier-Bloomer.
Los elementos físicos de la maternidad inspiraron a la fotógrafa para crear Letdown. Gran parte del proyecto se centró en el amamantamiento.
"Dar el pecho es una de las mayores alegrías de mi vida, pero a veces también era muy difícil", dice. "Quería investigar la complejidad del trabajo más difícil y más importante que he hecho nunca. El acto físico de la maternidad empieza en la concepción y sigue evolucionando a lo largo de la vida del niño".
Con ayuda de su marido, su hermana y el temporizador de la cámara, Ogier-Bloomer convirtió estas experiencias y sentimientos en arte.
La fotógrafa puso el foco en detalles como la obstrucción del pecho, el dolor en su piel tras los arañazos y los pellizcos de Violet, los momentos de enfermedad y la efusión del amor.
"Todo esto provoca a la vez un dolor físico terrible y una alegría emocional sin igual", explica. "Mediante las imágenes de mi propia madre, tejo un hijo de una generación a otra. Confronto la complejidad de estos estados mentales aparentemente contradictorios y cómo las mujeres sienten de una forma distinta a la del resto el impulso de la maternidad, sus hijos y su yo físico".
Ogier-Bloomer espera que las madres que vean sus fotos se sientan menos solas y ayudar a que se normalice el amamantamiento.
"Quiero que las personas que estén fuera de este mundo entiendan mejor lo complejo y lo fundamental de la experiencia de dar el pecho y que vean que los niños quieren mamar hasta cuando su madre está en el baño", comenta la fotógrafa.
Ogier-Bloomer afirma que ser madre le hizo cambiar la visión que ella tenía de su propia madre.
"Ahora lo entiendo. Entiendo el dolor que siente cuando uno de sus tres hijos, todos mayores, sufre, se le rompe el corazón, se decepciona o se separa", explica. "Entiendo el deseo que tiene de intentar acabar con todo eso, de ir a arreglarlo por nosotros aunque no pueda; ese dolor y tristeza profundos que siento cuando mi hija se siente dolida o triste es algo que no desaparece".
Y añade: "Mi hija es una parte de mí. Y espero que quien vea las fotos vea a su propia madre, o a todas las madres, con una nueva luz".
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano