5 maldades del #39CongresoPSOE
Mientras las ponencias iban como la seda, en las butacas se sentaban codo con codo los dos bandos que sólo hace un mes parecían enfrentados a muerte.
Abarrotado. Todo parecía fácil, como si los 1.000 delegados se hubieran untado de mantequilla antes de entrar. Ni un roce. Solo algunas miradas de soslayo. Mientras las ponencias iban como la seda, en las butacas de auditorio de Ifema se sentaban codo con codo los dos bandos, con perdón, que solo hace un mes parecían enfrentados a muerte. Los que apostaron por la presidenta andaluza se movían entre los que se lo toman con filosofía la mayoría y los que aun no lo han asimilado. Los fieles a Sánchez, que eran mayoría, preferían ver con humor hasta el desplante de Felipe González. "Quién podía imaginar hace solo dos meses que hoy estaríamos aquí tomando oficialmente las riendas del partido", decía un miembro de la nueva dirección.
1.¿Seguro que Felipe González está en Colombia?
"Estoy en tierras colombianas intentando verificar que se cumplan los acuerdos de paz". Sonaba tragicómico que el que fuera durante 23 años secretario general del partido, justificara su ausencia –cuando había confirmado a la gestora su presencia antes de conocerse la victoria de Sánchez- yéndose tan lejos a trabajar por la paz, cuando había participado con tanto ahínco en la guerra fraticida del PSOE. En las gradas brotaba el humor. "¿Seguro que está en Colombia?" se preguntaba un grupo de delegados del norte con sorna. "Cómo aplique la misma política que aquí a Colombia, puede desencadenar un nuevo conflicto", bromeaban desde las filas levantinas.
2.Los problemas de Zapatero para no aplaudir
Cualquiera diría que le habían llevado a punta de pistola hasta la primera fila del auditorio. Por su cabeza debían pasar un millón de sitios mejores para estar. Incluso a los 40º que hacía fuera, se habría sentido más cómodo. Chocaba su incapacidad para aplaudir, como si algo más allá de la voluntad se lo impidiera. "Será la artritis", apuntaba un malévolo delegado que reconoce haberlas pasado canutas en su federación por apoyar al hombre que Felipe no se atreve a nombrar y al que se refieren muchos de los que apostaron por la presidenta de la Junta como 'secretario general'. Se dan así, una pequeña satisfacción. Tampoco podían ocultar la mala gana, Ramón Jáuregui, Mario Jiménez y Javier Fernández, sentados juntos en la primera fila, y con cemento en las manos.
3. El rechazo a Margarita Robles
La posibilidad de que Margarita Robles sea nombrada portavoz en el Congreso, revolvía a muchos en los corrillos. "No es militante. Es una independiente que va por libre", apuntaban dos diputadas que no podían evitar mostrar su debilidad por Meritxell Batet. El perfil de la jueza pone de los nervios internamente. "Va a su bola y no conoce los códigos del partido" argumentaba un diputado pedrista. Quienes la apoyan, sin embargo, recuerdan que Toño Alonso, recientemente fallecido y querido por todos, también era juez e independiente. Lo que no impidió que fuera portavoz en el Congreso con Zapatero. "Lastra ya tiene cargo y ahora se necesita alguien que no se deje apabullar, que tenga autoridad y que no pretenda hacer sombra a Pedro. Requisitos que Robles cumple", apunta un diputado próximo a Sánchez.
4.Las prisas de Susana Díaz
Había orden de no hacer sangre con los perdedores y especialmente con Susana Díaz. Muy noqueada todavía, la ex candidata a la secretaria general no quería corrillos. Su único objetivo era salir pitando. Salvo en un par de ocasiones, ha evitado posar para las típicas fotos que los delegados afines aprovechan para hacerse con sus líderes. Miraba la puerta como si exponerse a un sol de justicia fuera la panacea. "Mira la Susanita", se oía a su paso. La humillación para alguien que ha jugado tan fuerte, resultaba insoportable. Quizá por eso se ahorrará presenciar la entronización de Sánchez. Mucho más relajada, Verónica Pérez 'la única autoridad', se paseaba tranquilamente con el palacio de congresos. Hay que volver a la normalidad.
5. Los críticos presumían de haber ido a hacerse la foto
"Con lo bien que estaría yo tomando el fresco en mi pueblo. Tenía que venir, con la cabeza bien alta. Que se vea que no me escondo, por muy jodido que esté", reconocía un dirigente, que sabe que le quedan dos telediarios. Igual que sucedió en Vistalegre II, los gritos de '¡Unidad, unidad!' no parece que se vayan a traducir en una integración real. "Aquí estoy para la foto. A más de uno nos habría gustado hacer lo mismo que Felipe, pero solo se lo puede permitir él", le contaba en la aglomeración de la salida un destacado crítico a sus dos acompañantes. No era el único que sabía que había que poner buena cara y dejar que el tiempo difuminara el abismo abierto entre dos facciones del partido en el que se vieron obligados a tomar partido.