Ataque cruzado entre Israel y Siria, el incidente más grave entre ambos países en seis años
Las IDF atacaron por aire supuestas posiciones de Hezbolá y Damasco respondió, llegando a lanzar cohetes cerca de Jerusalén
Israel y Siria han protagonizado esta madrugada el choque más grave entre las dos naciones desde que, hace seis años, comenzó la guerra en el país árabe. El Ejército de Damasco ha disparado un número indeterminado de misiles tierra-aire SA5 contra aviones de guerra de la Fuerza Aérea israelí que estaban atacando a su vez, supuestamente, objetivos de la milicia Hezbolá en suelo sirio.
Este partido-guerrilla, aunque libanés, es declaradamente prosirio y lleva desde 2011 ayudando al régimen de Bachar Al Asad en su contienda contra grupos disidentes. Israel lo considera uno de sus máximos enemigos -el choque más serio entre ambos la guerra de 2006 y aún se producen algunos intercambios de fuego menores en la frontera israelo-libanesa, donde hay incluso desplegada una fuerza de mantenimiento de paz de la ONU con presencia española. Por eso se decide a atacarlo incluso en Siria, país con el que técnicamente también sigue en guerra desde 1973 (Yom Kippur) y donde mantiene un territorio ocupado desde 1967, los Altos del Golán.
Durante los años de conflicto en la vecina Siria, ocasionalmente se ha registrado la caída de proyectiles procedentes de fuego perdido o alguno considerado intencionado en esa franja de tierra intermedia, cuya zona oeste controla Israel, pero sin mayores consecuencias. Tel Aviv no ha tomado parte oficialmente en la guerra contra Asad, pero sí suele responder directamente contra los atacantes o contra posiciones del Ejército sirio, al que responsabiliza de la soberanía en el territorio fronterizo, y se cuentan por más de dos decenas los golpes por aire contra supuestos convoyes o almacenes de Hezbolá, nunca reconocidos por portavoces oficiales del gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu pero sí por distintas inteligencias occidentales.
LAS NOVEDADES DE ESTE CHOQUE
El ataque cruzado de esta noche es novedoso por varias cosas: porque Israel ha reconocido la acción de sus IDF, algo que no suele hacer; porque los de Asad han respondido, algo también inusual; y porque los cohetes de Damasco se han internado más de 200 kilómetros Israel adentro, hasta el norte de Jerusalén.
Israel ha tenido que activar, al parecer por primera vez en seis años, el sistema de defensa antimisiles Arrow -Flecha-, una protección para cuya fabricación contó con ayuda de EEUU. Según la prensa local, uno de los cohetes lanzados desde Siria fue interceptado y destruido por los radares cerca de la capital triplemente santa. Las sirenas de alarma antiaérea se activaron en los asentamientos ilegales de colonos judíos del valle del río Jordán, en territorio palestino ocupado de Cisjordania. Varios testigos citados por la agencia Reuters aseguraron haber oído una fuerte explosión poco después. No obstante, según informó un comunicado del Ejército israelí, "en ningún momento se vio comprometida la seguridad de los ciudadanos israelíes o de las aeronaves militares".
La agencia estatal de noticias siria SANA, citando fuentes del Ejército de Damasco, asegura por su parte que un avión israelí había sido derribado "dentro de territorio ocupado" y que otros resultó alcanzado por sus misiles en una zona próxima a Palmira, antes de que el resto de los cazas se diesen a la fuga. La Comandancia de las Fuerzas Armadas sirias acusaron al "enemigo sionista" (Israel) de "apoyar las bandas terroristas del Dáesh (acrónimo árabe del grupo yihadista Estado Islámico) en un intento desesperado de levantar su moral, hundida por las victorias del Ejército árabe sirio".
Pero ahondando en la habitual guerra de informaciones, no es eso lo que cuenta Israel: la oficina del portavoz de las Fuerzas Armadas sostiene que los aviones regresaron a su base sin daños.
Medios árabes citados el diario israelí Yedioth Ahronoth aseguran que el objetivo de los ataques israelíes era un envío de armamento avanzado para Hezbolá que se dirigía desde Siria a Baalbek, en el valle de la Bekaa (Líbano). Fuentes jordanas añaden que varios objetos metálicos no identificados habían caído cerca de Irbid, al norte del país, sin que se hayan conocido más detalles.
TIRA Y AFLOJA
Israel ha atacado desde el inicio del conflicto sirio -cuyo sexto aniversario se ha cumplido este semana-, depósitos y convoyes de armas en suelo sirio destinados a Hezbolá, pero no había reconocido oficialmente sus intervenciones hasta ahora. Benjamín Netanyahu sí admitió hace un año que sus aviones habían actuado "decenas de veces" fuera de sus fronteras, sin precisar en qué país, para evitar el rearme de la milicia libanesa que, según los servicios secretos de Israel, está siendo severamente debilitada por su participación en la pelea de Asad contra los distintos grupos de insurgentes.
Netanyahu ha denunciado en repetidas ocasiones los intentos de Irán, que apoya a la gente de Hezbolá que combate en suelo sirio, de aprovechar el conflicto para abrir un frente contra su país en la meseta del Golán. Teherán es, sin duda, el mayor demonio para Israel, teme que, si un día acaba esta guerra, Irán instale bases militares cerca de su frontera, rearme de Hezbolá con cohetes de medio y largo alcance y suponga lo que siempre ha denominado una "amenaza existencial" real contra su territorio. Netanyahu insiste en que el programa nuclear de Irán no busca un fin civil, sino militar, una bomba atómica.