Nuria Varela: "Hay que enseñar a no violar"
"Cansadas. Hartas". Así es como se sienten muchas mujeres españolas que pasan los 40 años. Entre ellas, Nuria Varela, la primera directora de gabinete del Ministerio de Igualdad, que manifiesta este hartazgo en su último libro, Cansadas. Una reacción feminista frente a la nueva misoginia (Ediciones B), que ha salido a la venta este miércoles 1 de febrero. La obra es una visión feminista de la situación de las mujeres a día de hoy y se divide en varios capítulos como Cansadas de la violencia, Cansadas de la nueva misoginia, Cansadas de no tener o Cansadas de estar cansadas.
"Cada vez que saludaba a alguna amiga o conocida y le preguntaba qué tal, su respuesta era algo así como 'bien, bueno, cansada'. Me di cuenta de que yo misma lo decía, y decidí intentar responder a esta pregunta... ¿Por qué estamos cansadas?", cuenta la autora a El Huffington Post. Pronto encontró un sentido a esto. "Se trata de un cansancio de dos tipos. Por un lado, físico: con dobles y triples jornadas laborales, sumado a los cuidados que caen en su mayoría sobre las mujeres, la belleza, la moda y el coste de salud que ello supone", asevera. Y por otro lado se dio cuenta de que estaban "hartas": "Hartas de que las cosas no funcionen, de medias verdades y de medias mentiras, de la desigualdad".
EL GRAN PROBLEMA: EL VELO DE LA IGUALDAD
Así lo denuncia en su libro, en el que cuenta su experiencia como reportera en distintos países, su paso por el Ministerio de Igualdad en el año 2010 y las razones de este cansancio. Entre ellas destaca "el velo de la igualdad". Se refiere así a la falsa percepción de igualdad que hay en las sociedades contemporáneas.
Según Varela, esto afecta en dos sentidos principalmente: "En las generaciones jóvenes, que se cree que han nacido y crecido en igualdad y es falso. En las aulas no hay igualdad". Las cifras e informes sobre violencia de género entre los jóvenes avalan esta afirmación: nueve de cada diez jóvenes reconoce haber ejercido violencia psicológica sobre sus parejas. La Ley Integral de Medidas de Protección contra la Violencia de Género señala en el artículo 4 que la Igualdad entre sexos debe estar incluida en el sistema educativo y que niños y adultos deben tener cierta formación desde esta perspectiva. Pero esto no ocurre. "Las leyes lo recogen. Está legislado. Pero no se cumple", asevera Varela.
Por otro lado, explica que este "velo de la igualdad" afecta a toda la sociedad, "deslegitima las críticas y dice que ya tenemos igualdad plena". Pero asegura que "no hay ningún indicador que hable de igualdad. El único es el número de mujeres en las universidades, pero si rascamos un poco vemos que ni ahí hay una distribución homogénea dentro de las carreras que hacen. El resto de indicadores como salarios, paridad en la toma de decisiones, economía... todos apuntan a que sigue habiendo desigualdad".
LA CULTURA DE LA VIOLACIÓN, ENRAIZADA EN LAS SOCIEDADES
Otro de los grandes problemas de las sociedades es la cultura de la violación. "Hay que deslegitimarla", dice la periodista, "porque, además de normalizar la violencia sexual, hace responsable a las víctimas". Señala como ejemplo el hablar de qué llevaba puesto la víctima en el momento de la agresión. "Esto no pasa en otros delitos". También critica aquellas campañas que previenen a las mujeres de las violaciones y las anima a tomar una serie de medidas para protegerse: "Hay que darle la vuelta. Hay que enseñar a no violar".
Para ello, considera que los medios de comunicación deben concienciarse y "dejar de poner el foco en las mujeres, hay que ponerlo en los responsables de la agresión y en todo el proceso, si había ocurrido antes, si tienen otras denuncias...". Ella opina que aún falta seguridad para las víctimas a la hora de poner las denuncias, que "hay que darles credibilidad": "Es insólito que un grupo de niñas denuncien a un profesor y, en un principio, se crea al profesor".
LA RESPUESTA AL FEMINISMO: MÁS MACHISMO
Varela habla en su libro de "la nueva misoginia", un sexismo más sutil, un "sexismo moderno", que lejos de desaparecer está cada vez más presente en muchos ámbitos de la vida diaria. Como las redes sociales. "Cuanto más ponemos de manifiesto las mentiras, las trampas o la desigualdad, más machismo hay", asegura. Esto ocurre porque "el machismo se nutre de impunidad" y las redes favorecen eso por el anonimato del que disfrutan los agresores.
Un ejemplo de esta discriminación es el mundo laboral. "Históricamente las mujeres somos las últimas en entrar al sector laboral y las primeras en salir", explica la autora. Considera que las más damnificadas por la crisis fueron ellas: "Los recortes que se hicieron en el Estado de Bienestar fueron a hombres y mujeres. Pero es cierto que si no había dinero para el comedor escolar o para cuidar a los mayores, por ejemplo, debía haber una persona en casa. El 90% de las veces era una mujer. Los recortes se hicieron sobre nuestros hombros".
A las lecturas equivocadas sobre los afectados por este tipo de cosas lo llama "ceguera de género": "Provoca análisis erróneos y eso es algo que hay que paliar". Pone como solución distintas medidas que mejoren la situación como asumir que los cuidados son de todos, no de las mujeres; o los permisos de paternidad iguales e intransferibles.
Quizá todo ello haya sido caldo de cultivo para que un misógino como Donald Trump llegue a la Casa Blanca. "La presencia de Trump en la Casa Blanca es una prueba inminente de que existe una misoginia obvia en las sociedades", dice Varela, que anima a "desenmascarar" este desprecio hacia las mujeres.
A pesar de todo esto, Varela tiene esperanza y ganas de seguir peleando para acabar con la situación. Barbijaputa señala en el prólogo: "Cansadas sí, pero guerreras siempre". Es este pensamiento con el que concluye Varela en su libro: "Somos más de tres mil millones de mujeres en el mundo que aspiramos a una vida digna, y digo yo que, ya que hemos llegado hasta aquí, no vamos a parar hasta conseguirla".