Obama respalda las protestas contra el veto migratorio de Trump: "Los valores estadounidenses están en riesgo"

Obama respalda las protestas contra el veto migratorio de Trump: "Los valores estadounidenses están en riesgo"

U.S. President Barack Obama holds his final news conference at the White House in Washington, U.S., January 18, 2017. REUTERS/Kevin LamarqueKevin Lamarque / Reuters

Barack Obama lo prometió en su carta de despedida a los americanos: "Estaré con vosotros en cada paso del camino" y el expresidente parece dispuesto a cumplirlo. Sólo diez después de abandonar el Despacho Oval, ha alzado su voz para criticar el veto migratorio impuesto por Donald Trump y sumarse a las protestas en su contra que han proliferado por todo Estados Unidos. Aunque no se ha referido a esa medida en concreto.

"Ciudadanos ejerciendo su derecho constitucional de reunión, organización y haciendo que sus voces sean escuchadas por los oficiales electos es exactamente lo que esperamos ver cuando los valores estadounidenses están en peligro", ha dicho Obama a través de Kevin Lewis, su portavoz oficial tras abandonar el cargo.

Podría parecer que Obama está quebrando la ley tácita y acostumbrada que reserva a los expresidentes, y en especial al presidente saliente, un papel silencioso y contemplativo respecto de la obra de su sucesor. Pero nada es lo acostumbrado desde que Donald Trump fue elegido presidente y Obama es consciente de ello.

Lo fue durante la campaña del magnate, durante el proceso de transición de poderes y en el momento de su despedida. El expresidente se esforzó en guardar las formas institucionales para que el país, ya suficientemente dividido con la elección de Trump, no experimentase torsiones adicionales.

Pero, al mismo tiempo, Obama sembró de migas dialécticas su camino para seguir interviniendo en la vida pública estadounidense. Por voluntad propia, pero también por el requerimiento de muchos que sabían que le iban a echar de menos grandemente, aseguró que no se callaría: "Hablaré cuando nuestros valores centrales estén en riesgo". Lo dijo sólo dos días antes de abandonar la presidencia.

LA HIPERACTIVIDAD DE TRUMP

Quizás en la vieja creencia de que los 100 primeros días son los únicos con los que cuenta un gobierno para llevar a cabo su programa sin ataduras, Donald Trump se ha aposentado en la Casa Blanca como un elefante en una cacharrería. Al mismo ritmo frenético con que daba paso a los distintos bloques de su reality, el nuevo presidente ha oficializado nombramientos, ha publicado tuits y ha firmado decretos, muchos decretos. Sólo ha descansado para ver Buscando a Dory.

Lo que ha hecho Trump en sus primeros días, y no es casualidad sino la constatación del giro radical que se ha producido en el Despacho Oval, constituye el reverso perfecto de la obra llevada a cabo por Obama durante los ocho años de su presidencia. De hecho, todas las medidas tomadas por el magnate, desde la construcción del muro al veto migratorio, pasando por el rearme, los aranceles y el abandono de los tratados comerciales multilaterales, son las opuestas a las que se habría esperado de Obama.

Durante estos pocos días, de hecho, se ha hecho más evidente que nunca que Trump y su elección son, en bastantes sentidos, la reacción de una parte de la sociedad estadounidense contra el legado de Obama. Por eso, una parte sustancial del programa de la nueva presidencia consiste en socavar y revertir la obra de la anterior.

LOS ESCENARIOS DE OBAMA

Al marcharse, Barack Obama habló de cuatro situaciones en las que él volvería a hablar. Esas situaciones eran la discriminación, los ataques a las minorías, las maniobras para deportar y detener a inmigrantes y los intentos institucionales para silenciar a la prensa.

El veto migratorio implica a todas, salvo a la última. Quizás por eso ha provocado una contestación tan grande. En la calle, con miles de manifestantes en los aeropuertos y en las avenidas. En los tribunales, con jueces que dejan en suspenso la orden ejecutiva de expulsión de todas esas personas atrapadas en los aeropuertos sin saber qué será de su futuro. Y en el mismo Departamento de Estado, donde cientos de diplomáticos han firmado un memorándum que critica la medida.

"Está en contradicción con los valores americanos", dice el texto. Es lo mismo que dice Barack Obama.