Los impuestos en España reparten desigualdad: recaudan poco y mal
España es desigual. Cada vez más. Y los impuestos, un instrumento redistributivo pensado para reducir las diferencias entre los que más tienen y los que menos, se usan mal. "España padece un sistema fiscal insostenible que profundiza la inequidad". La denuncia procede del Informe anual sobre la desigualdad presentado por Oxfam Intermón este lunes 16.
Las cifras macroeconómicas aseguran que hemos salido de la crisis. ¿Todos? El país pierde cada año 42.800 millones de euros por el fraude fiscal de las grandes empresas y grandes fortunas, según cifras de la ONG. Patas arriba, el mundo al revés, que diría Eduardo Galeano. El que más tiene menos paga.
Mientras los beneficios empresariales recuperan los niveles anteriores a la crisis, una de cada cinco personas en edad de trabajar no encuentra empleo y quien da con uno lo hace en condiciones de precariedad. Y esto porque lo de repartir la tarta de manera irregular no solo se acostumbra con las rentas, "también pedimos justicia fiscal", apunta Íñigo Macías Maynar, coordinador de Investigación de Oxfam Intermón España.
IMPUESTOS, POCO Y MAL
España no recauda bien, asegura la ONG. Ni de quienes más tienen, ni en función de la capacidad real de individuos y empresas, y tampoco con una voluntad clara de redistribuir. De hecho, entre 145 países analizados por la consultora KPMG, España es el país que más bajó el tipo máximo del IRPF en 2015. Ni lo suficiente: 6,3 puntos por debajo de la media europea.
Otro ejercicio más, el Gobierno vuelve a incidir en los impuestos indirectos (IVA y especiales) frente a los directos (IRPF, patrimonio...), “por lo cual ha habido una reducción del efecto redistributivo y un aumento de la igualdad”, advierte el economista Julio López-Laborda, catedrático de Economía Pública en la Universidad de Zaragoza en el informe del Observatorio sobre el reparto de los impuestos entre los hogares españoles de 2016.
"Luchar contra la desigualdad trae de sí asegurar impuestos directos potentes, incluyendo los gravámenes sobre la riqueza, y fortalecer la administración tributaria para acabar con el fraude fiscal", explica Jesús Ruiz-Huerta, exdirector del Instituto de Estudios Fiscales y codirector del II Informe sobre la Desigualdad en España, elaborado por la Fundación Alternativas, en el prólogo del documento.
El esfuerzo fiscal en España está mal repartido. Con datos de 2016, el 84% de la contribución recae sobre las familias, frente al 13% del sector empresarial. La crisis y los dos últimos años de recuperación económica no han hecho sino empeorar en 18 puntos este desequilibrio. Los hogares pagan un 18% de IVA, mientras que el 10% más alto solo abona un 7%. “Hay que cambiar el sistema”, apostilla Íñigo Macías Maynar, de Oxfam Intermón España.
Con el objetivo de reducir el déficit para cumplir con lo pactado con la Unión Europea, el ministro de Hacienda decidió en diciembre pasado subir los impuestos de Sociedades, alcohol, tabaco y bebidas azucaradas. Mientras, Cristóbal Montoro se desgasta la lengua de tanto anunciar una rebaja del IRPF, un impuesto directo y redistributivo, a las rentas más bajas. Todo es empezar.
Para los economistas Julio López-Laborda, Carmen Martín Gonzalez y Jorge Onrubia, coautores del informe del Observatorio de Fedea, “el sistema fiscal actual, con el impuesto sobre la renta (IRPF), el IVA, los impuestos especiales y también las cotizaciones a las Seguridad Social, corrige las desigualdades en la renta bruta en sólo un 2,82%, conforme el coeficiente Gini", que mide la desigualdad.
VELOCIDADES EXTREMAS
La riqueza de tan solo tres fortunas equivale ya a todo lo que cabe en las manos de 14,2 millones de personas en España, el 30% más pobre del país. Mientras en 2015 este 30% más pobre fue un 33,4% más pobre aún, las tres personas más ricas aumentaron su fortuna un 3%, en datos recopilados por Oxfam.
En 2007, el 10% más rico disfrutaba en España de una renta 10 veces superior a la del 10% más pobre. En 2015 esta diferencia era de 15 veces. Las personas pertenecientes al grupo con más renta acumulaban cerca de una cuarta parte de la renta nacional en 2015 (24,8%), casi lo mismo que el 50% más pobre (26,3%). Por su parte, el 10% más pobre se tiene que conformar con apenas un alarmante 1,7%.
MANERAS DE SALIR DE LA CRISIS
España es un país de dos realidades. “Desde 2014 crece el PIB, pero los resultados de esta reactivación económica solo parecen beneficiar a una minoría mientras que la desigualdad se cronifica e intensifica”, denuncia Oxfam. Maneras de salir de la crisis.
En la última década, el índice de Gini no ha dejado de empeorar y la situación actual de los más golpeados por la crisis contradice el optimismo en torno a los principales datos macroeconómicos. Solo el último año, 7.000 nuevos millonarios han pasado a engrosar este lado de la balanza en España.
“España es un país que promueve la desigualdad”, denuncia cortante Macías Maynar. “Mima las rentas del capital y desahucia las del trabajo”, añade. Para más inri, desaprovecha el sistema tributario que, en lugar de acercar posturas, empuja la brecha entre ricos y pobres a uno y otro lado de la gráfica.
Las rentas del capital se recuperaron, mientras que los salarios se devaluaron un 0’7% entre 2008 y 2014 en datos del Índice de Precios del Trabajo del INE, lo años de la crisis en que los precios crecieron, sin embargo, un 10,7%. Lo que supone que el poder adquisitivo de los ciudadanos se redujo un 10% en esos años, una caída que la fiscalidad no supo corregir.
Con la recuperación económica entre 2014 y 2015, las grandes empresas mejoraron sus balances, y con ellas el PIB, “aunque tan sólo los altos directivos y la retribución de los dividendos para los accionistas parecieron sacarle provecho”, apunta Macías Maynar desde Oxfam Intermón.
A pesar de la mejora, la combinación de crisis y desigualdad ha hecho que en 2015, más de uno de cada cuatro españoles se encontrase en riesgo de pobreza y exclusión (tasa Arope del 28,6%), un registro muy superior al que se produce en la Unión Europea (23,7%).
LA CULPA ES DE LOS SALARIOS
La culpa la tienen una vez más los salarios. La desigualdad bebe de la devaluación salarial como un camello chupa de su joroba en una travesía del desierto. La distribución de las rentas genera desigualdad y el sistema fiscal la agrava. “Hay cierta alergia”, apuntan con ironía desde Oxfam, “a gravar más al que más tiene”. La puntilla la ponen la corrupción y el fraude fiscal de grandes fortunas y empresas, que propinan una paliza suficiente para salir muy amoratado.
Evolución de trabajadores pobres
El empleo a tiempo parcial, que en 2008 suponía el 11,6% del empleo total, pasó a representar en 2015 el 15,6%. Ese tipo de jornada reducida, aunque supone una reducción del salario, puede ser un factor positivo cuando se realiza de forma voluntaria, pero en España es un tipo de trabajo indeseado (hasta el 63,2% fue involuntario en 2015, frente al promedio del 29,1% en la UE), recoge Oxfam Intermón.
También en 2015, el 25,2% de trabajadores tenía contrato temporal, cuando la media de la UE era el 14,1%. Este tipo de contratos están asociados a remuneraciones más bajas y mayor vulnerabilidad e inseguridad en el trabajo.
Las políticas sociales no fueron capaces de acabar con la pobreza estructural cuando no había estrecheces económicas, y ahora, con los recortes, muchas personas han quedado fuera del sistema, denuncia la ONG. “Es la doble trampa de la desigualdad”, inste Macías Maynar desde Oxfam Intermón.
Como señalaba la Comisión Europea en 2014, la bajada salarial que ha sufrido España ha sido “injusta, lenta e ineficiente”.
MIRAR AL NORTE
Dinamarca, Finlandia o Suecia consiguieron en el último año reducir a la mitad su desigualdad de partida gracias a un sistema fiscal diseñado progresivo, tanto en el ingreso como en el gasto. Incluso Portugal, con el nivel de desigualdad bruta más elevado de Europa, o países como Hungría o Eslovenia, consiguieron acortar la brecha en más de un 40%, medida por el índice de Gini. En España, en cambio, resulta más limitado (un 32%). Tan sólo cinco países, Letonia, Bulgaria, Estonia, Rumanía y Lituania presentan una capacidad inferior (países, sin embargo, con niveles de desarrollo mucho menores). “Y muchas autonomías de España siguen sin tributar patrimonio”, apunta en una crítica más Íñigo Macías Maynar.
Para conseguir una economía más inclusiva, contamos con diferentes herramientas: el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y las escalas salariales. El SMI es un instrumento por el que el Estado establece un suelo salarial, es decir, el umbral inferior del salario que se paga a los trabajadores y trabajadoras, y que garantiza unos ingresos mínimos por el trabajo realizado. El SMI en España no es un salario decente, a juicio de Oxfam Intermon. Los 9.172,80 euros brutos anuales de 2016 no son suficientes. Por ello, se necesita aumentar el salario mínimo hasta 1.000 euros netos mensuales en 12 pagas, de manera que se alcance el 60% del salario medio recomendado por la Carta Social Europea como salario decente.