Discurso de Navidad del rey 2016: "Tenemos motivos más que poderosos para la unión"
Respeto a las ideas del otro, voluntad férrea de no reabrir heridas, defensa de la unidad de España y de la familia, ensalzamiento de los servidores públicos y apelación al diálogo y al entendimiento de los partidos políticos han marcado el discurso de Navidad de 2016 del rey Felipe VI.
En una alocución de 12 minutos que ha arrancado con un recuerdo a las víctimas de las inundaciones de diciembre, el monarca ha celebrado, en sintonía con el Gobierno, que España está saliendo de la crisis económica, aunque confía en que los pasos que se están dando contribuyan a crear más empleo y de más de calidad y a “corregir tanto las desigualdades” generadas en estos últimos años.
También espera que “muchas familias” recuperen su nivel de vida, que los jóvenes vuelvan a tener oportunidades “de futuro, de ilusión, de confianza” y que la parte de la sociedad más vulnerable tenga la certeza “de que no se quedarán en la soledad del camino que España tiene que recorrer en el siglo XXI”.
Sobre la crisis política que ha centrado buena parte de la realidad española de 2016, el monarca reconoce que ha sido “compleja” y se felicita de que la sociedad haya recuperado la “serenidad” y la “tranquilidad”. Y lanza un consejo a los políticos: afianzar el diálogo y el entendimiento que permitan preservar e impulsar “los consensos básicos para el mejor funcionamiento de nuestra sociedad”.
EL "PATRIMONIO COMÚN"
Sentado en su despacho del Palacio de La Zarzuela, rodeado de imágenes familiares y de algún elemento navideño, el rey rechaza todo aquello que suponga agitar “viejos rencores o abra heridas cerradas” —aunque no concreta cuáles son— y defiende “con profunda convicción” fomentar todo aquello que contribuya a la unión y a trabajar juntos “desde cualquier lugar de nuestro gran país”, con “ilusión, con ideales y con proyectos para la mejor España”.
Como ya es habitual en sus discursos, el rey alaba el “patrimonio común que compartimos” y que, defiende, “debemos ayudar a proteger como lo mejor que tenemos y somos; como lo mejor de lo que nos une”. Aboga por construir sobre la diversidad con “los brazos abiertos y manos tendidas” y defiende que tenemos "motivos más que poderosos para la unión" dese "cualquier lugar de nuestro país". Felipe VI defiende "una convivencia democrática basada en el respeto a la Ley, en una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir, de engrandecer y no de empequeñecer, de fortalecer y no de debilitar".
Pese a sus palabras, Cataluña no figura en ninguna de las 1.682 palabras de las que consta el texto. Tampoco aparecen otros que, dado el contexto en el que se ha desarrollado el año, podrían perfectamente haberse incluido, como 'Constitución', 'elecciones' o 'atentados'.
Para Felipe VI es el momento de pararse a pensar qué futuro queremos para España. Sobre todo, señala, teniendo en cuenta que ahora mismo vivimos en un “mundo incierto, con grandes desafíos políticos o en materia de desarrollo y seguridad”. De una forma más concreta, subraya los cambios tecnológicos que han transformado a la sociedad y que “condiciones cada día más nuestras vidas cotidianas”.
En este sentido, propone adaptarnos a esa realidad y “desarrollar al máximo nuestras habilidades para actuar con éxito en la ciencia, en la economía o en la cultura: también en la industria y en la seguridad”. Eso sí: preservando siempre los valores humanos que nos identifican y nos definen. No estamos viviendo una mera revolución tecnológica, advierte, sino de “un nuevo modelo de mundo que traspasa fronteras, sociedades, generaciones y creencias”.
En su discurso, Felipe VI tiene unas palabras de agradecimiento hacia los servidores públicos por garantizar nuestras libertades, atender nuestros hospitales o “educar a nuestros hijos”. “Todos ellos son la imagen de nuestro país y también hacen posible que nuestro Estado funcione y que podamos celebrar un día como hoy”, subraya.
Por último, durante su mensaje —que cierra con una despedida en castellano, vasco, catalán y gallego—, propone mejorar y cuidar la convivencia entre los españoles. Y eso pasa, sostiene, por el respeto: a los demás, a los mayores, entre hombres y mujeres, en los colegios, en el ámbito laboral, al entorno natural, o a las ideas distintas.