La Fiscalía de Ecuador interroga a Assange en Londres: ¿qué puede pasarle?
El fundador de Wikileaks, Julian Assange, ha sido sometido este lunes en la embajada de Ecuador en Londres a la primera sesión del interrogatorio sobre un supuesto delito de violación por el que le reclama la Justicia de Suecia.
Durante varias horas, el fiscal ecuatoriano Wilson Toainga ha tomado declaración al activista australiano, de 45 años, en base a un listado de preguntas formuladas por el ministerio de Justicia sueco.
Estocolmo reclama la extradición del periodista con el objetivo de esclarecer su supuesta implicación en cuatro delitos de naturaleza sexual que él niega -dos de acoso sexual y uno de coerción ilegal-, tres de los cuales prescribieron el pasado agosto.
El más grave, una violación "en grado menor" a una joven mientras dormía, continúa vigente hasta 2020.
El interrogatorio a Assange, que durará previsiblemente varios días, ha despertado una gran atención mediática, con decenas de periodistas, cámaras y fotógrafos congregados desde primera hora a la entrada del edificio donde éste vive refugiado desde junio de 2012 a fin de evitar su entrega a la Justicia sueca.
Ni a su llegada ni a la hora de abandonar la misión diplomática de Ecuador en la capital británica, la jefa adjunta de la Instrucción Sumarial de la Fiscalía de Vasteras (Suecia), Ingrid Isgren, y la inspectora de la policía sueca Cecilia Redell, que estuvieron presentes, hicieron comentarios a la prensa.
EL PROCESO
Un comunicado en nombre de la fiscalía de ese país ha incidido este lunes en la "confidencialidad" a la que está sujeta esta investigación, al tiempo que insistió en que esa confidencialidad "se aplica también, según la legislación ecuatoriana, a las medidas de investigación llevadas a cabo en la embajada".
"Por ello, los fiscales no pueden proporcionar ninguna información relacionada con los detalles de la investigación tras el interrogatorio", ha agregado la nota.
Por su parte, el activista para los Derechos Humanos Peter Tatchell ensalzó hoy en declaraciones a los medios locales el "importante servicio público" desempeñado por WikiLeaks y Assange al exponer "los engaños y abusos gubernamentales".
Junto con el grupo de simpatizantes de Assange congregado hoy a las puertas de la embajada, Tatchell opinó que la fiscalía sueca "claramente ha gestionado mal este caso y ha sometido a Julian a retrasos inadmisibles que le han negado su derecho a la justicia".
El interrogatorio, que se desarrolló en español con ayuda de traductores, había sido fijado inicialmente para el 17 de octubre, pero se pospuso a petición de Assange, que arguyó "razones de garantías de protección y defensa de su persona" para retrasar el encuentro.
En esta primera sesión estuvo presente además el embajador ecuatoriano en Londres, Carlos Ortiz, y uno de los abogados del equipo legal encargado de la defensa del fundador de WikiLeaks, Per Samuelson.
El pasado 19 de junio, Assange, que niega las acusaciones, cumplió cuatro años asilado en esa embajada, tras perder un largo proceso legal en el Reino Unido que falló a favor de su entrega a Suecia.
Assange rechaza de plano esa opción pues teme ser enviado desde allí a EE.UU, donde se enfrentaría a un tribunal militar por las miles de filtraciones hechas por su portal sobre el Gobierno norteamericano.
Este mismo año, el jurista español Baltasar Garzón, coordinador del equipo legal de Assange, solicitó a Suecia que anulara la orden europea emitida contra su cliente, en aras de un dictamen emitido por el Grupo de Trabajo de la ONU sobre Detenciones Arbitrarias.
Ese organismo internacional pidió a los Gobiernos del Reino Unido y Suecia que "pusieran fin a la privación de libertad" del activista y reconocieran su derecho a reclamar una compensación, un dictamen que la ONU calificó de "jurídicamente vinculante".
Londres y Estocolmo consideraron que ese fallo no tiene ningún efecto sobre el proceso legal en curso e instaron a Assange a salir de la legación de Ecuador para permitir su detención.
El Gobierno de Londres se ha negado a conceder al activista un salvoconducto diplomático para poder llegar a Quito y agentes británicos vigilan 24 horas el edificio de la embajada ecuatoriana.