Bienvenidos a la era Trump: estos son sus planes para EEUU
Estados Unidos ya ha elegido al que será el presidente número 45 de su historia y, en el día después, toca analizar, reposar y entender los resultados. El republicano Donald Trump lleva toda la campaña explicando lo que quiere hacer durante su mandato: construir el muro con México, la revisión de los acuerdos comerciales de EEUU con el mundo, modificar su relación con América Latina, acercarse a Rusia… Y la gran duda está clara: ¿lo va a cumplir ahora que ha ganado?
En un muy duro editorial titulado “La revuelta de Trump”, The New York Times se pregunta este miércoles si el magnate sabrá desempeñar "funciones básicas" del poder Ejecutivo, si podrá concentrarse en algún asunto y llegar a una "conclusión racional" o entender lo que supone tener el control del mayor arsenal nuclear del mundo.
"Lo que sí sabemos es que es el presidente electo menos preparado en la historia moderna y que a través de sus discursos y acciones, ha demostrado no estar temperamentalmente capacitado para liderar un país diverso de 320 millones de habitantes", sentencia el periódico.
Pero al final, la campaña es la campaña y él ha prometido muchas cosas. Lo que queda en el aire ahora es hasta qué punto es libre para moderar su discurso y para, por lo tanto, rebajar sus planes. De momento el Trump que salió a agradecer a sus votantes la victoria, no ha sido el mismo que se ha visto en la contienda por la presidencia. De hecho ha sido tan diferente, que hasta los mercados, revolucionados con pérdidas históricas en los primeros instantes del recuento, se han calmado al escuchar su estreno como presidente electo.
¿Será preso Trump de las promesas que le han llevado a la presidencia? Se abre una nueva etapa en la historia de EEUU, país para el que el magnate quería todo esto. Difícil le va a resultar, seguro, dar marcha atrás.
Trump esbozó durante la campaña electoral su plan de los primeros 100 días, en los que prometió un duro castigo para la inmigración ilegal, acabar con la corrupción en Washington y finalizar el financiamiento a planes contra el cambio climático.
El aspirante no ha parado de cargar contra la inmigración y ha insistido en su idea de construir un muro de 3.200 kilómetros en la frontera con México. Sin embargo, ha hecho un ligero cambio para que el levantamiento sea más rápido: será financiado por EEUU y “reembolsado” por la nación vecina.
Asimismo, ha prometido que deportará a los 11 millones de indocumentados que hay en el país y que suspenderá la inmigración “desde regiones propensas al terrorismo”, promulgando una ley que aportaría fondos al muro y llevará a prisión a los ilegales que crucen la frontera más de una vez.
De llegar a la Casa Blanca, Trump pedirá una sentencia federal de dos años de prisión mínimo para los que reingresen ilegalmente en EEUU, y una sentencia mínima de cinco años para las personas que ingresen con condenas anteriores por delitos graves, múltiples delitos menores o dos o más deportaciones anteriores.
Actualmente no existe una sentencia mínima obligatoria, pero los inmigrantes indocumentados que tratan de volver a entrar a EEUU puede enfrentar hasta dos años de prisión y aquellos con delitos puede enfrentar hasta 10 años de prisión.
Trump ha manifestado que es pro-vida y que está a favor de la penalización del aborto, excepto en casos de violación, incesto o riesgo para la vida de la madre. Sin embargo, apoya los servicios no abortivos otorgados por “Planned Parenthood”, organización que promueve y facilita servicios referentes a la planificación familiar y salud sexual de los individuos.
Es una de sus grandes obsesiones: Trump ha dicho que convocará una sesión especial del Congreso para poder "derogar" de inmediato la reforma sanitaria del presidente Barack Obama.
"Cuando ganemos el 8 de noviembre y elijamos un Congreso republicano, vamos a poder derogar y reemplazar de inmediato Obamacare", prometió. Si esa reforma no es eliminada, el sistema estadounidense de salud quedará "destruido para siempre", advirtió el magnate.
La semana pasada se conocieron nuevos datos del Gobierno de Obama que pronostican un aumento medio del 25% el año que viene en las primas de los seguros de salud más populares creados por la reforma sanitaria de 2010. La reforma de salud que propone Trump se basa en el "poder del libre mercado" y eliminará la obligatoriedad de contratar un seguro médico de Obamacare, "porque el Gobierno no debería decirte cómo gastar tu dinero".
La reforma sanitaria era una de las grandes apuestas de Obama, que no ha podido sacarla adelante debido a la mayoría republicana de las Cámaras de EEUU. Con ella, lo que pretendía era seguir con una tarea que en su día empezó Hillary Clinton: obligar a contratar un seguro médico de bajo coste en un país en el que, por norma, esos seguros sonde elevadísimos precios, lo que dificulta a muchas familias tener una asistencia médica básica. Acabar con este gran plan de Obama ha sido una de las grandes obsesiones de los republicanos.
Trump ha propuesto un Gobierno que no permita entrar musulmanes al país, excepto que sus antecedentes hayan sido rigurosamente chequeados. Se opone a la entrada de refugiados sirios, y por otra parte, quiere investigaciones sobre el pasado de los refugiados sirios que ya han entrado, y que las autoridades competentes se aseguren de que no son parte de grupos terroristas.
En cuanto al grupo terrorista Estado Islámico, Trump plantea que exterminará a la organización sin piedad, y ha explicado que se niega a revelar la estrategia para no alertar al enemigo. El republicano se opone al acuerdo nuclear con Irán y piensa que habría que renegociarlo, pues desde su punto de vista Barack Obama ha dado “demasiado a cambio de nada”.
Trump no ha ocultado su interés por acercarse a Rusia y su líder, Vladímir Putin, no ha ocultado que la opción que más le interesaba para EEUU era Trump. De hecho, lo que más aprecia de Trump el régimen de Putin es que no es Hillary Clinton. De esta forma, nada más conocerse la victoria del republicano, Putin ha vuelto a demostrar que quiere abrir una nueva etapa con Estados Unidos.
De hecho el presidente ruso ha lanzado ya una oferta de un diálogo “franco y abierto” para resolver una crisis bilateral vinculada a asuntos tan relevantes como la crisis en Ucrania, la anexión de Crimea o el papel ruso en Siria. Con todo, no será tan fácil, hará falta algo más que buenas palabras para mejorar los desencuentros. Pero Trump ha insistido: acercarse a Rusia será una prioridad, mientras que la alianza con la OTAN pasará a un segundo plano.
Por lo tanto, la irrupción de Trump en la Casa Blanca abre la puerta a un giro en la política exterior de EEUU, el nuevo planteamiento es corto en detalles todavía y le corresponde ejecutarlo a una persona sin experiencia en política que además tiene detrás a un país dividido.
China, China, China y China. Donald Trump está obsesionado con China. Lo ha demostrado durante toda la campaña:
Trump ha amenazado abiertamente con desatar una guerra comercial con China, lo que ha hecho que este país se haya visto obligado, con la victoria del republicano, a manifestar que "confía" en que ambos países puedan gestionar "de forma responsable" posibles disputas, y aseguró que la relación comercial bilateral "ha beneficiado a la población estadounidense".
China argumenta que en los últimos cuarenta años el valor del comercio bilateral (que en 2015 llegó casi a los 600.000 millones de dólares, con superávit para China, según datos oficiales de Estados Unidos). "Si surge algún asunto grave entre ambos países, como dos miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) tenemos mecanismos y un marco legal maduros como para solucionarlo de forma responsable", ha afirmado un portavoz del Ministerio chino de Exteriores, Lu Kang.
Trump dejó claro en su campaña que "frenará" las "concesiones permanentes" al Gobierno de Cuba y traerá mayor "presión" en la defensa de las libertades.
Si bien es cierto que dijo que "no cancelará" muchas de las políticas ya implementadas por el presidente Barack Obama en relación con la isla, está claro que se producirá un crucial viraje con un "mayor compromiso en la defensa de los derechos humanos".
Frente a la línea de su partido, Trump no ha criticado que Obama restableciera los lazos con Cuba, sino que "no lograra la menor reciprocidad ni que la causa de los derechos humanos en la isla estuviese en primer plano en la agenda de negociación". Por ello, es muy probable que el presidente electo "no revierta todo lo que ha hecho Obama", pero sí acabe con la "concesión permanente de Estados Unidos sin ninguna reciprocidad" por parte del régimen cubano.
El magnate neoyorquino ha destacado que detendrá los “miles de millones en pagos a los programas de cambio climático de Naciones Unidas” que hace ese país para combatir con el fenómeno. ¿El motivo? Considera que ahoga la iniciativa presidencial.
Estados Unidos es uno de los máximos aportadores en cuanto a dinero se refiere, y Trump prefiere “financiar proyectos domésticos”, que gastarlos en el cuidado del planeta.
Corrupción en Washington
El aspirante republicano ha denunciado una y otra vez que existe corrupción en el Gobierno federal. Por eso ha propuesto una congelación de la contratación de todos los empleados federales (excepto los funcionarios de salud y seguridad públicas y militares). “Serán seis medidas para limpiar la corrupción y la colusión especial interés en Washington”, ha anunciado.
Trump no ha ocultado su interés por retirar a EEUU del Acuerdo Transpacífico (TPP) y trabajar para “renegociar” el Tratado de Libre Comercio de Norte América (TLCAN).
El TTP es un tratado de libre comercio entre varios países de la Cuenca del Pacífico para rebajar las barreras comerciales, y está firmado por Brunéi, Chile, Nueva Zelanda, Singapur, Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Perú, y Vietnam.
El millonario ha amenazado con demandar a los que lo acusaron de conducta sexual inapropiada. Trump ha atacado a las mujeres que lo han denunciado y ha asegurado que “todas minitieron tan pronto como empezó a doler mi campaña”.
En el pasado debate, Trump acusó directamente a los asesores de campaña de Hillary Clinton de armar todo el escándalo en su contra.
El candidato también responsabilizó a Clinton de defender políticas continuistas y un sistema “totalmente amañado“. “No está compitiendo contra mí, está compitiendo contra el cambio y contra todos los ciudadanos estadounidenses”, indicó.
Donald Trump podría nombrar un juez conservador para cubrir la vacante de Antonin Scalia en el Tribunal Supremo.
El Tribunal Supremo es una parte esencial de la separación de poderes del sistema político, y a lo largo de la historia ha tomado decisiones cruciales, como la legalización del matrimonio homosexual en todo el país y el fin de la segregación racial en las escuelas.
El nombramiento de un nuevo juez, con el poder de moldear las leyes de Estados Unidos, llega en un momento crucial para el país, con un nuevo inquilino en la Casa Blanca y muchas dudas sobre sus políticas.