Loretta Napoleoni: "La guerra es el problema, no la solución"
“La crisis migratoria podría forzar a todo un continente a afrontar tanto la hipocresía de sus propios políticos, que guardaron silencio cuando más debían haber hablado, como lo absurdo de que nos movemos a una Europa cada vez más integrada e igualitaria. Pero, por encima de todo, pondrá de manifiesto una vez más lo frágil que es nuestro respeto por la vida humana y nuestra defensa de la dignidad de las personas”.
Esta es una de las duras reflexiones que hace la experta en terrorismo Loretta Napoleoni en su último libro, Traficantes de personas. En él, pone de manifiesto cómo los grupos terroristas como el ISIS se financian mediante secuestros, contrabando y, en los últimos meses, tráfico de refugiados.
La periodista y analista política italiana, autora de libros como Economía Canalla, habla en un perfecto español con El Huffington Post sobre el papel de Europa en la crisis de los refugiados, la financiación de grupos extremistas y sobre estos traficantes de personas que negocian con la vida y las necesidades de los seres humanos.
Napoleoni sostiene un argumento aterrador: “Todo refugiados sirio que llega a Europa paga al ISIS y a otros grupos armados”. Este es el negocio que hacen los terroristas con la crisis de migración que se lleva viviendo los últimos años a causa de conflictos armados en los países orientales, como la guerra de Siria. El ISIS cobra un impuesto por cada refugiado sirio que huye de la guerra y pasa por su territorio.
¿Hasta qué punto es rentable este negocio? Napoleoni calcula que cada refugiado que llega a Europa ha pagado al Estado Islámico una media de 5.000 euros para salir. Aunque “depende de dónde lleguen, en qué periodo, cuánta gente quiere irse…”. Por ejemplo, para llegar al norte de Europa, un refugiado que viene de Siria, Irak o Mosul pagaría unos 7.000 euros pero, desde África, sería más barato. “Es un poco como los sitios en los aviones: te puedes sentar con una persona que ha pagado el doble que tú por el billete”.
La ruta que va desde Siria a los Balcanes pasando por Turquía y Grecia es la más transitada como vía de entrada a la Unión Europea. Como relata Napoleoni, en 2015 se desplazaron por ella un total de 1,5 millones de personas. La mayoría de ellas sirias.
En el verano de 2015, la tasa por mercancía humana que se cobra previamente a la entrada en Turquía reportó al EI del orden de medio millón de dólares diarios, más de lo recaudado por el tributo sobre el petróleo de contrabando. “15 años después de la destrucción de las Torres Gemelas, la mayoría del mundo musulmán está en llamas”, escribe Napoleoni. Los ganadores “son los mercaderes de personas, una mezcolanza de organizaciones criminales y yihadistas que raptan, compran y venden personas por un precio”. “¿Qué será lo siguiente?”, se pregunta.
La autora relata la evolución de este negocio de grupos armados yihadistas como Al Qaeda, Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) y ahora ISIS. Primero, la financiación venía del tráfico de cocaína de Sudamérica a África; luego, del secuestro de turistas o cooperantes usando las mismas rutas de contrabando y actualmente del negocio de los refugiados.
En este último, Europa desempeña un papel fundamental pero prefiere mirar hacia otro lado. “Europa no quiere pararse a discutir este problema”, explica. “No quiere enfrentarse y prefiere pensar que no es un problema real”, opina Napoleoni. “Por ejemplo, con el tratado UE-Turquía; se piensan que los turcos lo resolverán, pero eso sólo hará el problema más grande. Hay que afrontarlo de otra forma”, asevera.
La forma de actuar de estos traficantes comenzó siendo el negocio de los rehenes occidentales. Pero actualmente se sabe que zonas como Siria, Libia o Mauritania son peligrosas, por lo que los occidentales han dejado de ir. Ahí es cuando el tráfico de personas comienza a ser un negocio mucho más rentable. Y más aún en estos tiempos en los que miles de refugiados intentan alcanzar el sueño europeo huyendo del horror de sus países.
No sólo hay traficantes de personas en los países de origen de los refugiados. También están en Europa. "Aquí en Europa no tienen contacto y relaciones con los yihadistas, pero suelen ser de la misma nacionalidad que los refugiados y trabajan con gente en sus países. Esto genera una red en la que traficantes extranjeros y locales trabajan juntos y saben dónde encontrarse", explica la autora.
Respecto a los últimos acontecimientos como el Brexit, la posible llegada de Trump a la Casa Blanca, el auge de partidos ultraderechistas en Europa o la crisis de los refugiados, Napoleoni opina que "no se ha llegado hasta aquí de repente". Para ella, llevamos así desde 2001. "Es la consecuencia de políticas que no son verdaderas de Bush, Blair, Aznar... Su guerra contra el terrorismo fue un error, estas guerras también están mal", asegura, "por eso la reacción típica de los países ricos ha sido la xenofobia, cerrar fronteras... Una reacción clásica de pueblos que no saben organizarse". "Parece que el mundo está loco pero muchas de estas cosas vienen de los errores políticos del pasado", explica.
Además, la autora está de acuerdo en que la situación se ha convertido en una especie de bucle. La actuación de la Unión Europea con los refugiados lo que hace es "crear condiciones para la radicalización" de los mismos. "Los grupos armados yihadistas se ven como un elemento antiimperialista o revolucionario, no piensan que son terroristas, sino que van en busca de la libertad", señala. El rechazo, el cierre de las fronteras y las políticas reactivas de ciertos gobiernos, por tanto, no son la mejor solución al problema.
Napoleoni no cree que el Estado Islámico vaya a desaparecer y no ve una solución al terrorismo y el tráfico de personas a corto plazo. Por eso lamenta que no haya una política común en la Unión Europea para tratar la acogida de los refugiados. Para ella, el arreglo de este problema pasa por "pacificar las áreas donde ocurren los fenómenos violentos: Siria, Irak, Libia...", pero opina que "no se puede pacificar con más guerras o bombardeos, que de momento han sido nuestras elecciones". "La guerra es el problema, no la solución", concluye.