Las 8 confesiones de Francisco Correa en el juicio por la Gürtel
Dice el refrán que la ópera no termina hasta que no canta la gorda. En el juicio de la Gürtel, una de las 'gordas' ya ha comenzado a interpretar su parte, pero la obra dista mucho del fin. Quizás porque todavía quedan voces importantes por cantar; quizás porque algunos de los, a priori, secundarios, todavía puedan poner al público en pie.
De momento, la declaración de Francisco Correa, una de las más esperadas del macrojuicio sobre la trama de corrupción ligada al PP, ha dejado momentos de gran emoción para quienes siguen con atención este caso.
Porque el supuesto cabecilla de la trama ha comenzado su declaración reconociendo que iba a admitir "algunas regularidades" y al final ha terminado dejando esta ristra de confesiones de gran calado:
Si el PP quería desligarse de Correa, él ha dejado claro que la sede nacional del partido, en el 13 de la calle Génova de Madrid, no le era ajena en absoluto cuando trabajó con la formación conservadora:
Puede que fuera allí o en otros lugares donde Correa hiciera las entregas de sobres con dinero en efectivo a los políticos:
Quien fuera invitado a la boda de la hija del expresidente José María Aznar ha asegurado haber ahorrado "cientos de miles de euros" al PP durante su relación comercial con el partido y por eso ha justificado haber dado regalos a quienes le "daban tanto negocio". Entre ellos, a Jesús Sepúlveda, ex-alcalde de Pozuelo de Alarcón y exmarido de quien fuera ministra de Sanidad, Ana Mato.
También ha admitido haber realizado regalos al expresidente de la Generalitat de Valencia, Francisco Camps, como algunas corbatas. "¿Cuál es el problema?", se ha preguntado con extrañeza.
Correa también ha explicado que pactó con Bárcenas tratar de decantar las adjudicaciones públicas para favorecer a los empresarios con los que trabajaba Correa. El método, el pago de comisiones a políticos.
Uno de los ejemplos ha sido el pago de un millón de euros a una cuenta en Suiza para el exconsejero de Esperanza Aguirre, Alberto López Viejo por la adjudicación de un contrato de limpieza a la empresa Sufi en el barrio de Moratalaz. "Luego la fui retribuyendo (esa cantidad) a Alberto López Viejo", ha precisado Correa, que ha negado que la Comunidad de Madrid inflara contratos para que estas sociedades tuvieran más beneficios.
Correa ha explicado que, de los beneficios de estas actividades, se repartía comisiones con Luis Bárcenas, extesorero del PP.
Correa, que ha negado que nunca nadie le llamara "don Vitto" ("no tengo pinta de mafioso", ha asegurado) ha reconocido la existencia de una "caja b" que era suya y que se engrosaba con las comisiones que daban los empresarios que recibían adjudicaciones.
Correa ha querido justificar sus actividades afirmando que todos los empresarios hacían lo mismo que él. Explicando el caso del expresidente de Constructora Hispánica, Alfonso García Pozuelo, ha defendido que era una práctica habitual en el sector privado:
Correa ha reconocido tener en Suiza una gran cantidad de dinero sin declarar, pero afirma que no sabía que eso le podía generar problemas legales. "Sería un delito contra la Hacienda Pública, imagino", ha expresado.
Pero, como ha admitido, fue cazado por Garzón: "Me pillaron con el carrito del helado". Aunque él esperaba otra reacción del magistrado y no su detención y encarcelamiento, no sólo por el dinero en Suiza sino por sus actividades empresariales ilícitas:
Correa ha asegurado que se alejó del PP cuando Rajoy llegó a presidente del partido. El motivo, la mala relación entre Pablo Crespo, exsecretario general del PP de Galicia, y el actual presidente del Gobierno en funciones.
Tampoco ayudó que Bárcenas le dijera a Correa "no con muy buenas maneras" que el vínculo empresarial con el PP ya no podría mantenerse con la llegada de Rajoy.
Por esa razón, Correa decidió trasladar la actividad empresarial a Valencia, "con Paco Camps".