'Galerías IV' convierte la cárcel de Segovia en el hogar del arte contemporáneo

'Galerías IV' convierte la cárcel de Segovia en el hogar del arte contemporáneo

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Fue la cárcel provincial de Segovia y prisión central de mujeres durante 10 años en el franquismo (1946-1956), y albergó el mayor número de presas políticas de la dictadura. Echó el cierre en 1999 y en 2011 volvió a cobrar vida en una jornada de puertas abiertas con cine y payasos que fueron la antesala de lo que vendría a continuación. Hoy se ha convertido en La Cárcel. Segovia Centro de Creación y actualmente acoge la cuarta edición del proyecto Galerías (hasta el 16 de octubre).

Esta iniciativa, una convocatoria pública organizada por el Ayuntamiento de Segovia, ha seleccionado 25 propuestas que se han instalado a lo largo de las celdas de la prisión. Ante un jurado de expertos de distintos campos del arte se presentaron casi 200 artistas guardando su anonimato bajo un seudónimo, para evitar que cualquier agente externo pueda influir a la hora de la selección. Los participantes no tienen ningún tipo de limitación, aunque se prima el arte contemporáneo. Es precisamente esta libertad la que hace que Galerías sea un proyecto multidisciplinar y atractivo para el visitante. Artes plásticas, video, audio, performance… todo tiene su espacio en La Cárcel.

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Interior de La Cárcel. Segovia Centro de Creación/ CARLOS PINA

A pesar de las reformas de acondicionamiento se preserva la esencia del lugar y queda un área todavía por reformar que recuerda el pasado de un edificio consolidado como el hogar del arte contemporáneo en Segovia. La cárcel ha pasado de albergar vidas en standby a centro de creación y plató de cine (entre sus muros se han grabado escenas de la película El hombre de las mil caras). La galería central recibe a los visitantes con una instalación en la que se tejen hilos de colores sobre la barandilla de la prisión. Un proyecto, Tensión, que intenta mostrar al mismo tiempo el clima asfixiante del pasado y el renacer actual del la cárcel.

En la planta baja del edificio se exponen algunos de los trabajos más aplaudidos por el jurado. La celda grande acoge In rem scripta, un homenaje a la huelga de hambre de las presas durante el franquismo y que sirve como reflexión sobre hasta dónde pueden llegar los límites del ser humano. Nos encontramos con la figura de una persona desintegrándose y pinturas que muestran los rostros de las mujeres que un día habitaron esas celdas.

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'In rem scripta', pintura de Desi Civera y escultura de Joaquín Jara/ CARLOS PINA

Al otro lado del pasillo central, el dolor de otra mujer: Camille Claudel. En Derrumbe, el Colectivo Camille-2016 presenta una instalación multidisciplinar que recrea el estudio de la escultora y amante de Rodin, eclipsada por la fama del artista francés y rechazada por su condición de mujer. El proyecto pretende hacer partícipe al visitante, que puede palpar con sus propias manos las pinturas, los materiales o las cartas que escribía Claudel. Todo esto acompañado de una instalación sonora en la que se escucha a una Camille ficticia y que se completará con una performance el 16 de octubre, día de clausura de la muestra.

El espacio en el que se sitúa la exposición invita a la temática de denuncia que es especialmente palpable en algunas de las celdas intervenidas. Buena muestra de ello es Hypnos, un proyecto en el que la artista Carmen Main ha presentado un corto que aborda los hipotéticos sueños de los presos. Gracias a las dos camas colocadas bajo el proyector, el visitante puede introducirse en sus pensamientos. También otras intervenciones como Eat, Pray, Die o Sala de Espera, que documentan las problemáticas de la pena de muerte en Estados Unidos y la corrupción en España respectivamente.

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'Derrumbe', Colectivo Claudel-2016/ CARLOS PINA

A pesar de que se intenta potenciar la creación de los jóvenes segovianos, en Galerías IV también hay hueco para artistas ya reconocidos como Alejandro Ontiveros. El joven pintor madrileño ha expuesto en lugares como Chicago, Oporto y Estambul, y fue el ganador del premio al mejor bolardo en la última edición de ¡Pinta Malasaña!.

Agobio, asfixia y aislamiento. Sentimientos habituales entre las personas que ven pasar el tiempo entre las cuatro paredes y que se reflejan en varias propuestas. La más gráfica Infraleve, que ofrece al visitante una experiencia multisensorial al introducirse en la celda, en la que la persona pierde toda la noción del espacio. Algunas de esas sensaciones también las intentan transmitir Marc Zaragoza y Marga Arcaute del Colectivo Poeticabeligerante con 45m3 (de aire confinado), la cantidad exacta de aire que coge en una celda y con el que ellos han inflado un globo rosa que escapa hacia el patio de la cárcel por la ventana de la habitación.

Iniciativas como esta son la mejor reivindicación y el mejor escaparate para el arte contemporáneo y para fomentar la creación entre los más jóvenes fuera de los circuitos de ciudades como Madrid o Barcelona. Un ejercicio que sirve también para no olvidar el pasado de la prisión cambiando la desesperanza por belleza.

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