El 'homo erectus' ya andaba como el hombre moderno hace 1,5 millones de años
El estudio científico de casi un centenar de huellas humanas de alrededor de 1,5 millones de años de antigüedad ha permitido comprobar de forma experimental que el homo erectus andaba entonces de una manera muy similar a como lo hace hoy el hombre moderno.
El estudio, en el que han participado científicos del Instituto Max Plack de Antropología Evolutiva junto a un equipo internacional de colaboradores, partió de unas huellas halladas en 2009 en las cercanías de la localidad de Ileret, en Kenia.
Al estudiar la región, los investigadores encontraron en cinco yacimientos distintos un total de 97 huellas correspondientes a, como mínimo, una veintena de homo erectus.
A través de un enfoque experimental, los investigadores descubrieron que las formas de esas huellas son indistinguibles de las del hombre moderno actual, lo que evidencia que la anatomía de los pies y la mecánica entre ambos era similar.
"Nuestros análisis proporcionan algunas de las únicas pruebas directas que sostienen la creencia generalizada de que al menos uno de nuestros parientes fósiles de hace 1,5 millones de años caminó casi de la misma manera a como lo hacemos hoy", afirmó Kevin Hatala, investigador del Max Planck y de la Universidad George Washington.
SEXOS DE LOS INDIVIDUOS
Los investigadores también han estudiado los posibles sexos de los individuos que andaban en la zona y han desarrollado diversas hipótesis en relación a la estructura de los grupos que formaban estos homo erectus.
Según su trabajo, en uno de los yacimientos se han detectado huellas correspondientes a varios machos adultos, de lo que se deduce un cierto nivel de tolerancia y de cooperación entre ellos.
"No es sorprendente contemplar evidencias de tolerancia mutua y cooperación entre los varones homínidos que vivieron hace 1,5 millones de años, especialmente el homo erectus, pero ésta es la primera vez que se puede vislumbrar de forma directa este comportamiento dinámico", añadió Hatala.
Hasta ahora, destaca el Max Planck, no ha habido consenso sobre la forma de averiguar posibles comportamientos grupales a partir de restos fósiles o registros arqueológicos.