Coches inteligentes: ¿el nuevo lujo?
Tesla Motors suele ser noticia por muchas cuestiones. La principal es su apuesta por los coches 100% eléctricos de lujo, cuyo precio más asequible comienza en los 60.000 dólares por unidad (54.000 euros) . Con sede en California, se ha convertido en la niña bonita de uno de esos hombres visionarios que siempre apostaron por las nuevas tecnologías de forma disruptiva para hacer un mundo mejor.
Elon Musk, fundador de Tesla (y también cocreador de PayPal), es conocido como el nuevo Steve Jobs en materia automovilística. A sus coches totalmente eléctricos se unen los exitosos modelos de coches sin conductor. Hace unos días su compañía anunciaba un retraso en la entrega de 5.000 vehículos de los 50.000 que espera vender este año. Un crecimiento en las ventas del 25% trimestral hacen de Tesla la firma automovilística más novedosa para amantes de las nuevas tecnologías ecofriendly (concienciados con el medio ambiente) y ricos. Sobre todo muy ricos. Porque para tener un coche Tesla tienes que tener, además, una cuenta corriente con muchos ceros.
Como dijo Warren Buffet, "los ricos movemos el mundo para que las nuevas invenciones se puedan generalizar". Entre estas nuevas invenciones está también el coche que se conduce solo, sin conductor. De tal manera que te subes al automóvil y te dedicas a disfrutar del viaje, porque el coche inteligente conduce por ti. Una buena idea que ya se ha cobrado la primera víctima mortal en su Modelo S. Estos coches con piloto automático ya se comercializan en Estados Unidos pero, claramente, no están perfeccionados hasta el punto de no ser peligrosos. Aunque el futuro resulte inexorable, el presente le pisa los talones con esta tecnología.
El modelo S de Tesla durante su presentación en una ferie automovilística de Detroit (Michigan, EEUU) en enero de 2011.
De hecho BMW ha anunciado que ellos también se suben a la carrera por los coches de piloto automático y que esperan tener su primer modelo en el mercado en cinco años, en junio de 2021. Para ello la empresa alemana trabaja con otras compañías de Silicon Valley para desarrollar el modelo que está llamado a revolucionar el sector automovilístico. BMW se coloca así en la línea de salida de una carrera para la que se están invirtiendo decenas de millones de dólares. Google, Tesla y Apple también trabajan en sus propios modelos de coches con piloto automático para comercializar en el menor tiempo posible.
La pregunta que ahora se hacen los expertos es si no se trata de una burbuja más en el mundo de la alta tecnología, teniendo en cuenta, por ejemplo, el lanzamiento de los relojes inteligentes —entre ellos el iWatch— y la mala aceptación que ha tenido entre el gran público. En Wall Street consideran que estas tecnologías tardarán en estar plenamente aprobadas, que las normativas en materia de conducción se tendrán que adaptar a este nuevo tipo de vehículos y que la legislación en materia de accidentes, por ejemplo, también. ¿Quién será el responsable en un accidente de trafico que involucre a un coche con piloto automático? ¿Hará falta un carnet de conducir en el futuro, o un carnet de conducir diferente? ¿Cuál tiene que ser el comportamiento al volante de la persona titular del vehículo que conduce de forma automática?
El BMW Next 100, el futuro coche de la empresa alemana sin conductor, por dentro.
Todas estas preguntas, aún sin respuestas, están debatiéndose ahora mismo en Estados Unidos de forma paralela a las inversiones en materia de I+D+i. Es más: ¿qué efecto tendrá en la industria automovilística el hecho de que compañías tecnológicas entren en el mercado? BMW lo tiene claro: quiere liderar cualquier tecnología futura y no dejarlo en manos de compañías como Google o Apple. Tesla fue durante un tiempo el enfant terrible del sector y las multinacionales no le dieron más importancia que seguir de cerca las posibilidades tecnológicas que desarrollaban. La entrada de gigantes tecnológicos expertos en lo que se ha venido a denominar el Internet de las cosas es otro cantar. BMW ha sido la primera en ver la transformación que sufrirá la industria en los próximos años.