UNICEF demuestra con un vídeo que la sociedad es clasista hasta con los niños
¿Qué harías si vieras a una niña sola en la calle? La respuesta puede depender de cómo vaya vestida. Eso es lo que se desprende de la última campaña de UNICEF que muestra la discriminación que sufren los marginados, incluso cuando son menores.
La ONG viste a Anano, una niña de seis años, de dos maneras distintas: con un abrigo bonito, vestido, medias y botas... y con zapatillas, ropa vieja, grande y mal conjuntada y una gorra roja sucia. También le ensucia las mejillas y luego la deja en una concurrida calle de la ciudad georgiana de Tiflis.
La actitud de los que se la encuentran no puede ser más distinta: cuando va bien vestida, la gente se para, le pregunta su nombre y su edad, quiere ayudarla; cuando va mal vestida y sin lavar, la ignoran como si fuera una parte más del mobiliario urbano.
La situación se repite en un restaurante: Anano vagabundea por las mesas con un abrigo limpio y bonito y cosecha caricias, sonrisas, preocupación e invitaciones a sentarse.
Cuando va sucia, hace exactamente lo mismo pero la gente retira sus bolsos con desconfianza cuando pasa, la coge en brazos para quitarla de sus sillas y hasta piden al camarero que la eche del local.
UNICEF asegura que hubo que detener el experimento porque el continuo rechazo y los malos modos de la gente hicieron llorar a Anano y anima a compartir el vídeo para ser "parte del cambio".