Siete cosas que las personas que padecen ansiedad quieren que sepas
Si un amigo o un ser querido padece ansiedad, sabrás que a veces resulta complicado entender por lo que está pasando.
Esto puede abrir una brecha entre los dos, pero no tiene por qué ser así. Cada vez hay más gente que habla de sus experiencias personales al lidiar con una enfermedad mental. Y al hacerlo, ayudan a otras personas con ansiedad y educan a aquellos que no la entienden. Esto es lo que las personas con ansiedad quieren que sepas:
"A veces, la ansiedad se queda en un segundo plano, es casi invisible; otras veces, la tengo justo al lado, agobiándome", escribe Kathryn Berens. "Se acerca sigilosamente y te da de lleno en el plexo solar con una fuerza descomunal. Es entonces cuando empiezan a llegar las dudas y las preguntas: ¿Eso es todo? ¿Qué es lo que he conseguido? ¿Por qué tengo la sensación de que todo el mundo avanza y yo sigo en el mismo sitio?".
"Después aparece la culpabilidad: ¿Qué motivos tengo para sentirme así de deprimido si tengo suerte y mi vida es maravillosa?".
"Lo que ocurre con este estado de ánimo es que, normalmente, no puede asociarse con algo en particular. Es un sentimiento general —a menudo muy agobiante— de tristeza, de vacío y de distanciamiento".
Como explica la doctora Pooky Knightsmith en un blog del HuffPost Reino Unido: "Se puede pasar de estar perfectamente a entrar en un ataque de pánico en muy poco tiempo. Es inquietante… y a menudo no hay ninguna explicación (o, por lo menos, no damos con ninguna en el momento en que ocurre)".
No obstante, existen formas de ayudar a un amigo o a un ser querido que sufre ansiedad. "En momentos en que estén más tranquilos, pregúntales qué les viene bien para calmar la ansiedad", aconseja la experta.
"Así será posible hacer algo cuando las cosas se compliquen. Realizar ejercicios de respiración, pasear o escuchar música son cosas que suelen ayudar; depende de cada persona".
"La ansiedad apareció en mi vida en 2009, cuando estaba en una etapa que me gustaría olvidar", escribe Lorna Weightman en un blog del HuffPost Reino Unido.
"Empezó como una sensación de opresión: esas mariposas que no aparecen por la emoción, sino por el miedo. No quería salir de casa, sólo me sentía a salvo cuando estaba en casa. Me gustaba tener el control de todo y si alguien me lo quitaba (y eso ocurrió) me afectaba muchísimo".
"Las mariposas se convirtieron en dolor, perdí el apetito y, lo que es más importante, la confianza en mí misma. La ansiedad fue ese amigo que te absorbe, ese al que tienes que arrastrar".
"Creo que abrirse y hablar de nuestras experiencias puede ayudar a todo el mundo", escribe Neil Hughes.
"A nosotros nos ayuda porque podemos compartir nuestros problemas con los demás. Y a los demás les ayuda porque juntos creamos un entorno donde todo el mundo se siente cómodo hablando de sus problemas".
"Eso sí, siempre se tiene que hablar por voluntad propia. Es posible que las experiencias sean dolorosas y habrá gente que prefiera no compartirlas. Pero también es posible llegar a encontrar la mejor manera de hablar con alguien en quien confiamos", cuenta.
"No siempre soy capaz de explicar por qué ocurre, por qué me envuelve y me asfixia lentamente una niebla oscura, por qué mis pensamientos se ponen en mi contra, por qué no puedo 'poner buena cara", explica Ruebi Bailey en un post.
"Ojalá pudiera, de verdad, ojalá pudiera. Me gustaría identificar cuál fue el detonante (aunque dudo que sólo fuera una cosa), me gustaría poder hacer desaparecer la depresión y la ansiedad con un chasquido de dedos".
En una publicación de Facebook muy personal, Amber Smith habla de su experiencia con la ansiedad y de por qué tenemos que trabajar para eliminar la estigmatización que rodea a la salud mental.
"Dicen que una de cada tres personas padecerá una enfermedad mental a lo largo de su vida. ¡Una de cada tres! ¡¿Tenéis idea de a qué equivale eso a escala mundial?!", exclama.
"Me da asco que haya tanta gente que no tiene ni idea y no deja de juzgar sobre este asunto. Llevo luchando contra la ansiedad y la depresión muchos años y sigue habiendo gente que me dice 'lo superarás', 'no necesitas pastillas, sólo tienes que estar más contenta' o 'eres demasiado joven como para sufrir por eso".
"A la mierda esa gente de mente cerrada que, por el mero hecho de que físicamente estoy 'bien', no entiende que día tras día me peleo con un monstruo que vive dentro de mi cabeza".
"La ansiedad hace que sea muy difícil mantener la amistad"; explica la doctora Pooky Knightsmith.
"Cambiamos de planes a menudo. Si conseguimos aparecer a la hora acordada, es probable que estemos callados, enfadados o tristes y que nos vayamos a casa de repente o antes de tiempo".
"Y, aun así, hay gente que nos sigue invitando, que sigue siendo paciente y sigue tranquilizándonos y apoyándonos. A muchas personas que sufren ansiedad este cariño y esta amabilidad incondicionales les pueden parecer extraños y desconcertantes, porque no son capaces de entender por qué siguen insistiendo".
Este artículo fue publicado originalmente en la edición británica de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.