Cómo hacer que tu gato acepte a una nueva mascota y se lleven bien
Como es bien conocido, los gatos no son como los perros: el mejor amigo del hombre no puede vivir sin ti, pero los felinos son independientes y van a su bola. Por eso, introducir una nueva mascota si tienes uno puede ser complicado.
El gato se sentirá atacado y rechazará todo del nuevo inquilino. Y si es otro gato, será más difícil todavía, sobre todo si tienen una edad parecida o alguno no está castrado. ¿Cómo hacer que se lleven bien?
La clave es introducir al nuevo de forma gradual. Aquí hay una sencilla guía, elaborada por los veterinarios de Etología Veterinaria y recomendada por la asociación por la protección de los animales Rivanimal, para que la transición vaya como la seda.
Tu gato está asustado: ha llegado un usurpador al centro de su territorio.
Pero el nuevo está, directamente, aterrado: está en el territorio de tu gato original, y todo huele a él. El recién llegado sabe perfectamente que está donde no debe estar, y le dará mucho miedo ser atacado por el que ha marcado todo.
Hay que separarlos. Lo mejor es que encierres al nuevo en una habitación y el otro pueda vagar por su casa, para que no se sienta más amenazado por el recién llegado. Pon agua, comida, arenero y juguetes en la "fortaleza" del nuevo gato. ¡No debe faltarle de nada!
Hay que dar mimos a ambos. ¡Que ninguno se sienta desplazado!
Es posible que el nuevo quiera escapar. ¡Es normal! Su instinto le dice: "Huye".
Tras dejar pasar uno o dos días, restriégales toallas o pañuelos por la cara y los lomos y luego dáselos a oler al otro. Procura que sea un momento relajado, con chuches y caricias. Con el tiempo, aceptará que le restriegues la toalla impregnada con el olor del otro.
Cambia las cacas de arenero, para que se mezclen sus olores.
Que se huelan por debajo de la puerta. Si se bufan o gruñen, es normal. Uno siente que está en territorio enemigo y el otro que hay un intruso. Procura poner comida cerca de la rendija, para que se asocien a una experiencia agradable.
Estarán nerviosos un tiempo. La separación puede durar desde dos días a dos semanas, y terminará cuando dejen de bufar y gruñir al percibir el olor del otro. ¡Así que vigílalos!
Entonces, que se vean las caras, pero sin que puedan enzarzarse.
Si todo ha ido bien... ¡es hora del primer contacto directo! Siempre debes estar presente, a ver si se va a liar.
Al principio, estarán algo moscas, pero mientras no suelten esos bufidos aterradores de pelea (los bufidos normales están bien), todo va como debe.
Se irán acercando. ¡No hay que forzarlo!
El primer signo de que las cosas van bien: jugarán a acorralarse. El perdedor será el nuevo casi siempre. Si el gato original no le deja salir de algún sitio, ayuda a tu nueva mascota; al fin y al cabo, es la parte débil, todo sigue oliendo al otro.
Y si se limpian y duermen juntos... ¡ya puedes relajarte! Lo malo es que ya no querrán hacer nada contigo y no se podrán quitar de encima el uno al otro.