30 años de Chernóbil: el futuro nuclear, marcado por la catástrofe del pasado
Este martes se cumplen tres décadas del accidente nuclear considerado el más grave de la historia. El 26 de abril de 1986 explotó el reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania, cerca de Kiev, liberando una radiación superior a 500 bombas atómicas como la de Hiroshima y generando una nube que alcanzó incluso hasta Reino Unido.
Son sólo algunas de las consecuencias de una pesadilla que aún hoy sigue vigente, tanto para las víctimas como para las generaciones posteriores, que ven cómo la catástrofe ha marcado su día a día.
Mientras, Europa trata de aprender lecciones del pasado, pero asiste dividida a este aniversario, incapaz de alcanzar una postura común a la hora de gestionar la energía nuclear.
A principios de este mes de abril la Comisión Europea publicó su primer informe sobre la economía nuclear de Europa desde la catástrofe del reactor en Fukushima en 2011, la otra tragedia que, junto a Chernóbil, ha consternado al mundo. En el documento sobre el Programa Indicativo Nuclear se puso de relieve las necesidades de financiación en relación al desmantelamiento de las centrales nucleares y la gestión de residuos radiactivos y el combustible gastado. De la misma forma, en el texto, el Ejecutivo comunitario predice una caída de la capacidad de generación nuclear de los socios europeos a partir de 2025, teniendo en cuenta las decisiones de algunos de los Estados miembros de ir retirando la energía nuclear o de reducir su peso en el mix energético nacional.
Eso sí, los estados miembro no comparten para nada una posición unánime sobre cómo gestionar esta tecnología, si bien es cierto que han sido varios los líderes que a raíz de las catástrofes citadas decidieron dar un paso adelante para acabar con ella. A la cabeza de esta postura está Alemania, cuya canciller, Angela Merkel, legisló en mayo de 2011 para suprimir la energía nuclear en territorio alemán en 2022.
(Sigue leyendo después de la imagen...)
Imagen de archivo de la canciller alemana
Sin embargo, Reino Unido ha anunciado recientemente su intención de cerrar todas las centrales eléctricas de carbón en 2025, optando por más plantas de energía nuclear y de gas y en Francia el Gobierno propone ahora que las centrales puedan operar más allá de los 40 años de vida útil.
Según este informe, la Unión Europea cuenta con 129 reactores nucleares en funcionamiento en 14 Estados miembro, que producen alrededor de un tercio de la electricidad y el 14% de la energía que se consume en la Unión Europea. Así las cosas, se prevén proyectos de nueva construcción de reactores nucleares en Bulgaria, Eslovaquia, Finlandia, Francia, Hungría, Lituania, Polonia, Reino Unido, República Checa y Rumanía.
En España el debate nuclear no está cerrado. Tal y como informa El País, mientras el PP ha legislado durante los últimos cuatro años para conseguir que las centrales del país puedan prolongar su actividad más allá de los 40 años, una mayoría del nuevo Congreso se muestra contraria a esa extensión.
Mientras se debate el futuro de esta energía en el panorama nacional, movimientos como el Ibérico Antinuclear (MIA) ha presentado este lunes 25 de abril un informe en el que solicita el cierre "escalonado, ordenado y urgente" de las centrales nucleares en España antes de 2024, para que "no se repita un nuevo Chernóbil". De esta forma, pide que las centrales cierren según vayan expirando sus permisos vigentes de explotación de 30 años. Así, Trillo I (Guadalajara) sería la última central en cerrar en 2028.
(Sigue leyendo después de la imagen...)
Imagen de archivo de la central de Garoña
En esta misma línea, el diputado Juantxo López de Uralde del grupo parlamentario Podemos – En comú Podem – En Marea y coportavoz de EQUO presentará el próximo martes una Proposición No de Ley para instar al Congreso al cierre progresivo de las centrales nucleares a medida que sus permisos de explotación caduquen; de manera que la última central en ser cerrada sería Trillo en 2024.
(Sigue leyendo después del tuit...)
Con todo, es la central de Santa María de Garoña la que centra este debate en España. Pese a que esta instalación burgalesa lleva tres años sin generar energía, sus propietarios quieren reactivarla, algo a lo que se opone el 64% del Congreso, de la mano de nueve partidos (PSOE, Podemos, Ciudadanos, ERC, PNV, Bildu, IU, Compromís y Democràcia i Llibertat).
Por desgracia 25 años después del accidente del Chernóbil se produjo la segunda "catástrofe más importante de este tipo", la de Fukushima, en Japón, que ha permitido sacar más conclusiones. "En el fondo, lo que causó los dos accidentes fue lo mismo", según aseguran en un artículo de opinión los investigadores del Grupo de Física Nuclear de la Universidad Complutense de Madrid José María Gómez y José Manuel Udías.
Ambos aseguran que el origen estuvo en las "complicaciones derivadas" de un corte de suministro eléctrico al reactor y, aunque las causas y la duración del corte fueron "completamente distintas, al final ambas condujeron a la fusión del núcleo del reactor".
Tanto el accidente de Fukushima como el de Chernóbil fueron clasificados con el nivel 7 en la Escala Internacional de accidentes Nucleares, pero según estos expertos, las consecuencias del segundo "fueron mucho más devastadoras que las de Fukushima, porque el diseño del reactor fue diferente.
Aunque fue diferente el inicio del accidente, ya que no fue provocado por un desastre natural sino por "fallos humanos de extrema gravedad", entre los que destacan las deficiencias muy serias en el diseño de los reactores de Chernóbil. Según estos expertos, "con los estándares europeos o americanos nunca se habría autorizado".
Máscaras de gas olvidadas en una escuela abandonada en la ciudad desierta de Orevichi
También recuerdan que los ingenieros de la planta ucraniana sabían que en caso de interrupción del suministros eléctrico, los generadores diésel necesitarían casi un minuto para alcanzar el pleno rendimiento tras su encendido y, desde el inicio de su actividad, ocho años antes, trataban de confirmar si en caso de falta de suministro eléctrico o avería, la falta de suministro eléctrico la inercia mecánica de las turbinas sería suficiente para mantener el agua de refrigeración circulando durante ese minuto.
Fue durante las pruebas para comprobarlo, el 25 de abril de 1986, cuando se iba a realizar el experimento en el turno de día, pero finalmente, diversas incidencias en el suministro eléctrico ajenos a la central nuclear, llevaron a que no fuera hasta por la noche cuando pudo iniciarse la prueba y los trabajadores del turno de noche no habían sido instruidos con el mismo nivel de detalle.
El lugar se ha convertido en una macabra atracción turística. De hecho la superviviente Svitlana Shmagailo ha asegurado a la agencia EP que le es totalmente "incomprensible el turismo de catástrofes" que recibe la central accidentada desde hace años. "Le pido a los extranjeros que no vayan, es una zona muerta, sólo hay naturaleza. La gente sigue robando cosas que hay en las casas", asegura esta superviviente.
Así, lo que se ve a través de las imágenes que llegan en este trágico aniversario son edificios abandonados y cómo, efectivamente, la naturaleza ocupa el lugar que un día perteneció al hombre. En este vídeo puedes comprobar lo desolador del paisaje tres décadas después.
Más allá de lo trágico del panorama, hay un factor preocupante: el reactor que estalló todavía no ha sido sellado del todo y faltan fondos para poder hacerlo. Hasta que esto no ocurra, el peligro no desaparecerá por completo. Precisamente la víspera del aniversario la Comisión Europea ha anunciado una ayuda de 20 millones de euros para contribuir al desmantelamiento de las unidades primera y tercera de la planta nuclear de Chernóbil.
La ayuda se canalizará a través de la cuenta gestionada por el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y que en la actualidad financia la construcción de una infraestructura para almacenar el fuel nuclear de las tres unidades restantes que quedan en la central-primera, segunda y tercera- y que se espera que esté completada en 2017. Su construcción es necesaria para proceder a su desmantelamiento final.
Lejos de lo que se podría imaginar, no reciben el respaldo que cabría esperar tras lo sucedido. Al menos esto es lo que ha denunciado Greenpeace, que ha manifestado su pesar por el abandono de las personas supervivientes del accidente nuclear de Chernóbil por parte de los gobiernos y ha alertado de que las víctimas no han sido protegidas y tres décadas después persisten los impactos sociales y sobre la salud.
La superviviente Svitlana Shmagailo ha narrado su experiencia 30 años después
La superviviente Svitlana Shmagailo ha abogado en Barcelona por la supresión de la energía nuclear, aportando su testimonio como víctima del accidente. "En un principio se nos ocultó la gravedad del accidente y ahora, 30 años después, sigue sin hacerse justicia con las víctimas", ha declarado Shmagailo, que ha remarcado que la energía nuclear no es segura.
Esta superviviente ha insistido además en la idea de que aún hoy se esconde información a la población: "Cuando la radiación es alta -asegura-, apagan los radiómetros para evitar el pánico".
Los bosques que rodean la central han sufrido últimamente varios incendios que han propagado los restos de radiación que aún se esconden en la zona, según ha denunciado Shmagailo, que achaca la autoría de los fuegos a los empleados que trabajan en la descontaminación de la zona de exclusión, fijada en un perímetro de 30 kilómetros que no quieren que el gobierno reduzca.
Los liquidadores son aquellos cientos de miles de personas que participaron en las labores de extinción de las consecuencias de la catástrofe al precio de sus vidas o de su salud. El pasado 17 de marzo, la Rada Suprema (Parlamento ucraniano) adoptó una ley que devolvía a varias categorías de "liquidadores" y veteranos algunos beneficios sociales que habían sido eliminados en 2011, como tratamientos médicos gratuitos o compensaciones.
También se contemplaban indemnizaciones para los familiares de algunos "liquidadores" fallecidos, según su grado de relación con el accidente. Sin embargo, la ley fue vetada por Poroshenko, que la devolvió a la Cámara con una lista de enmiendas para su estudio.
Uno de los trabajadores que medía el nivel de radiación tras el accidente
El subcoronel en la reserva Vladímir Gúdov es una de las 260.000 personas que tienen el estatus de "liquidadores" en Ucrania. Él fue uno de los subjefes del batallón especial que se envió a Chernóbil para frenar la propagación de la radiación, ha explicado a la agencia Efe que la situación de los "liquidadores" empeoró tras la desintegración de la URSS en 1991. "En los tiempos soviéticos la sanidad era gratuita, teníamos protección social. Después se hizo de pago y no podemos hacer frente a los tratamientos", comentó.
Como muchos otros "liquidadores", está convencido: "Lo que hicimos salvó al mundo, evitamos que se repitiera una explosión que habría sido más letal que la primera, que habría destruido ciudades como Kiev y Minsk y hecho de Europa un continente inhabitable".
En la actualidad, sólo quedan vivos unos 130.000 "liquidadores".