Cuatro ideas (muy útiles) para aprovechar al máximo los posos del café (VÍDEO)
Para muchos es imposible empezar la jornada sin una taza de café. Forma parte de nuestra rutina tanto como el olor del pan tostado o el placer de una ducha matutina. Pero… ¿y si después de tomarte el cafelito pudieras darle una segunda vida a los posos? ¡Se puede! Porque éstos resultan muy valiosos para las plantas, la cocina o el baño.
Los restos de café actúan como fertilizante y como repelente contra los insectos. Si los echas en las plantas, pueden mejorar el drenaje, la ventilación y la retención de agua de la tierra. Después de su aplicación, hay que regar la planta. También se puede remover un poco la tierra y enterrar el café para favorecer su absorción.
Mezclar los posos con la tierra resulta además útil a la hora de cambiar una planta de maceta o de sembrar unas semillas. Es un buen repelente contra caracoles y mosquitos. Pero, como ocurre con todo, hay que usarlo con moderación. En caso de duda, utilízalo como parte del compost.
En la cocina, los posos de café también son un buen aliado. Después de pelar un ajo o de picar cebolla, puedes frotarte las manos con restos de café antes de lavártelas. El olor desaparecerá (o al menos, no será tan fuerte…). Asimismo, los posos sirven para desengrasar los platos cuando se friegan. Siempre está bien poner un poco en el frigorífico y en el fregadero para evitar los malos olores. Pero una cosa: aunque también sea bueno para las tuberías, si están ya muy atascadas, el café servirá de poco.
Pasemos al baño. Aquí, los posos sirven como exfoliante para el cuerpo. Algunas personas se los aplican sobre el rostro, pero si tienes la piel sensible, mejor no lo pruebes. En cualquier caso, puedes empezar por los pies, una zona que no es demasiado sensible, y ya ir probando por otras partes del cuerpo. Lo puedes mezclar con gel de ducha o con cualquier aceite, como tú prefieras. Y el resultado: al salir de la ducha, tu piel estará exfoliada y bien hidratada.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición francesa del 'HuffPost' y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano