Cómo es ser asistente de Leonardo DiCaprio
La tarde de Halloween de 2003, Kasi Brown hablaba con su amigo y jefe, Leonardo DiCaprio, sobre si tendría fuerzas para acudir a una fiesta esa noche.
DiCaprio y Brown, su asistente, estaban en la caravana del actor, esperando a volver al rodaje de la película El aviador, que le otorgaría su primera nominación al Oscar en la categoría de Mejor actor.
Pero DiCaprio no quería hablar de eso, quería hablar de Halloween.
Brown recuerda que DiCaprio le dijo: "Halloween es mi fiesta favorita". También era la favorita de Brown, así que le preguntó por qué.
"Se puso serio y me dijo que le gustaba el anonimato que le proporcionaba", revela Brown por correo electrónico a la edición estadounidense del HuffPost. "Dijo que le gustaba poder andar entre la gente y hablar con ellos sin que le reconocieran. Ser como los demás sin ningún tipo de pretensión".
Durante el otoño de 2003, al entrar a formar parte del día a día del actor, Brown llegó a entender a la perfección su deseo de anonimato. A menudo, cuando DiCaprio salía de su caravana, Brown le cubría con un paraguas para que los paparazzi "no fotografiaran los gestos raros que hacía al ensayar", explica Brown.
Al pasar tantas horas juntos, Brown y DiCaprio descubrieron que tenían algunas cosas en común. Como su pasión por Halloween y por el rap.
"Leo y yo siempre nos lo pasábamos bien en el rodaje", recuerda Brown. Según ella, compartían el gusto por "observar a la gente y hacer el tonto interpretando personajes, imitando acentos o cosas así".
Tenían una broma recurrente que consistía en actuar como si DiCaprio fuese el estereotipo de famoso personificado.
"A veces, actuaba como si fuera el típico famoso y, cuando me pedía algo, yo hacía una reverencia y decía con voz sumisa 'sí, señor, como usted diga, ¿desea algo más, señor?', entonces se reía y me decía que dejara de hacerlo", cuenta Brown.
Un regalo para todo el equipo técnico de parte de DiCaprio (izquierda). Kasi Brown (derecha).
Brown consiguió el trabajo de asistente gracias a un contacto. En 1999, se mudó de Kansas a Los Angeles para cumplir su sueño de progresar en Hollywood. Su mejor amiga de aquel entonces era la ayudante de DiCaprio en Atrápame si puedes, que se estrenó en 2002. Mientras su amiga seguía trabajando como asistente de DiCaprio al comienzo del rodaje de El aviador, en Montreal (Canadá), Brown viajó hasta allí para verla.
Brown visitaba el set de rodaje durante el día y, por la noche, Brown, su amiga y DiCaprio "salían por la ciudad".
"Las chicas de Montreal se volvían locas al verle", explica Brown. "Estando en una discoteca, una me pegó un puñetazo en el brazo para acercarse a él".
Cuando el rodaje se trasladó a Los Ángeles y su amiga cambió de trabajo y se convirtió en la asistente de Kate Hudson, Brown era la mejor candidata para sustituirla. Curiosamente, Brown y su amiga se llamaban casi igual, sólo que sus nombres se escribían de manera distinta. Así, Kasi Brown se convirtió en la nueva Kayce Brown.
"Me preguntó si me interesaba el puesto", cuenta Kasi. "Y pensé: ¿Por qué no? Como realizadora, me daría la oportunidad de ver trabajar a Martin Scorsese y a Leonardo DiCaprio. ¡Sería idiota si rechazara una oportunidad de aprendizaje así!".
Un regalo de Martin Scorsese a Kasi Brown por haber trabajado en 'El aviador'.
En el rodaje, Brown aprendió muchas cosas sobre DiCaprio. Era "muy inteligente". Sabía mucho de "política, cultura pop, historia... cualquier cosa". Tenía un "sentido del humor muy ácido" y el poco tiempo que tenía libre en el rodaje lo pasaba hablando con todo el mundo, incluso con el equipo de técnicos y con los extras.
Al final de la grabación, DiCaprio regaló a todo el equipo maletas bordadas con una nota escrita al estilo de Howard Hughes, el excéntrico magnate al que interpretó en la película.
"Es una persona con los pies en la tierra y le gusta compartir historias y experiencias con la gente", relata Brown. Para la asistente, ver la devoción que sentía por su profesión acabó siendo una inspiración para ella.
"Un día, de camino al rodaje, me fijé en que [DiCaprio] iba pisando todas las grietas o manchas que hubiera en el suelo", recuerda. "[En esa película] interpretaba a Howard Hughes, que sufría un trastorno obsesivo compulsivo. Me di cuenta de que se estaba metiendo en el papel".
Leonardo DiCaprio, en El aviador
Al final del rodaje, Brown tuvo la oportunidad de actuar con DiCaprio a las órdenes de Martin Scorsese. La actriz que interpretaba a la madre de DiCaprio no estaba disponible para volver a grabar una escena en concreto, así que Brown se ofreció para interpretar al fantasma que aparecía detrás de las cámaras en la última escena de la película.
Brown dijo que había memorizado el acento sureño de la actriz anterior y que podía imitar la actuación original. "Cuando acabamos la escena, Marty se acercó y me dijo '¡Estás hecha toda una actriz!', y Leo salió del set y exclamó asombrado: '¡Kasi!", cuenta ella. "Los dos me hicieron sentirme bien con mi interpretación y con el esfuerzo que estaba haciendo por aprender todo lo posible mientras trabajaba como asistente de Leo".
Después de acabar El aviador y de que DiCaprio dejara de ser su jefe, Brown y él siguieron en contacto. Ella se dedicó a trabajar en otros proyectos y DiCaprio siguió apoyándola, la invitó a que enviara sus trabajos a su productora, Appian Way, y le aconsejó sobre una serie de sketches de humor que acabó produciendo una década después.
Por fin, en 2015, Brown cumplió su sueño de hacer su propia película, la comedia Gone Doggy Gone, que ella misma escribió y dirigió junto a Brandon Walter. Según Brown, DiCaprio la "apoyó durante todo el proceso", a pesar de que hubieran pasado los años.
Por la experiencia de Brown, da la impresión de que DiCaprio quiere "ser como los demás, sin ningún tipo de pretensión" y ayudar a quienes le rodean a cumplir sus propios sueños.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.