El confuso mensaje de Iowa: ¿el más radical o la más tradicional?
Si el oráculo de los sondeos de Des Moines (Iowa, EE UU) no se equivoca —y rara vez lo hace—, Donald Trump y Hillary Clinton ganarán los caucus (asambleas electivas) de Iowa este lunes.
Y si esto ocurre, el mensaje será, como poco, contradictorio.
Los republicanos habrán elegido al candidato más atípico, más extremista (por no decir atroz) de estos tiempos; mientras que los demócratas habrán designado a su candidata más castiza y tradicional.
Si esta es la forma que va a tomar la carrera que culminará en las elecciones de noviembre, los estadounidenses deberán enfrentarse a una difícil decisión: elegir entre un hombre de hierro que inspira miedo, resentimiento e indignación y una mujer que se muestra como la clara heredera de la administración de Obama y la gobernanza tradicional.
Cuesta imaginarse una elección más complicada que esta, si finalmente sucede lo previsto. Y parece que será así, de acuerdo con Ann Selzer, la directora de las encuestas de opinión de Des Moines, reconocidas por su meticulosa precisión.
Según este sondeo, Trump ganaría con un 28%, seguido por Ted Cruz (23%), Marco Rubio (15%) y Ben Carson (10%). Rand Paul obtendría un 5% y el resto de los candidatos quedaría por debajo de este porcentaje.
En el lado demócrata, Hillary Clinton tendría un 45% de los votos, Bernie Sanders, un 42% y Martin O’Malley apenas llegaría al 3%.
Si estas cifras se cumplen, las consecuencias serían las siguientes (desglosadas por candidatos):
Su carrera ya ha comenzado y de momento lleva el primer puesto, algo que nadie (NADIE) se habría imaginado hace sólo unos meses. Su posición es fuerte en New Hampshire y Carolina del Sur. Podría hacer pleno (y seguro que él —dueño de numerosos casinos— entenderá la expresión).
Si Ted Cruz pierde por 5 puntos, los resultados serán devastadores. Al igual que hicieron Rick Santorum y Mike Huckabee, Cruz ha puesto toda su fe (literalmente) en los votantes evangélicos y en una postura radical en cuanto a cuestiones sociales. Aun así, puede que no sea suficiente, teniendo en cuenta que Trump se está llevando estos votos.
El tercer puesto importa en algunas carreras, y en este caso también será así. Si Rubio alcanza o supera el 25%, entra en el debate como alternativa a los dos líderes. A menudo se le ve como el candidato alegre, optimista, centrado en el futuro… un bonito contraste frente a la retórica apocalíptica de los otros dos.
Hillary Clinton se vio eclipsada y contraprogramada por Obama en 2008; pero no pasará lo mismo esta vez. Muchos antiguos votantes de Obama están ahora con ella y algunos de los que votarían a Bernie Sanders están preocupados por el coste que supondrían los numerosos programas de gobierno de este. Si Hillary gana en Iowa, podría olvidarse de la posible victoria de Sanders en Hampshire (ya que él es originario de Vermont, un Estado vecino) y centrarse en Carolina del Sur, donde lleva la delantera entre los votantes negros.
El senador Sanders, a sus 74 años, atrae a los votantes jóvenes de Iowa de ambos sexos, que lo apoyan masivamente. No obstante, los expertos apuntan que la afluencia de los votantes primerizos no será ni mucho menos tan amplia como la que provocó Obama en 2008. “No creo que el sondeo se equivoque”, reconoció Tad Devine, director de campaña de Sanders, “pero todavía tenemos tiempo”.
Carreras aparte, los sondeos contienen importantes claves que determinan el atractivo (o falta de él) de los candidatos.
Ante la pregunta ‘¿quién cree que tiene más oportunidades de ganar las elecciones generales?’, los republicanos de Iowa eligieron a Trump por un 35%, seguido por Cruz (24%). Cuando se les preguntó qué candidato generaría más miedo entre los enemigos de América (lo cual el sondeo consideró como algo bueno), Trump ganó 50-21. Por último, respondieron que Trump traería el cambio que necesita el país por un 37-21.
Los puntos fuertes de Sanders son que ha convencido a los votantes de que está de su lado y que entiende la vida de las personas corrientes. En eso gana a Hillary Clinton por un margen 51-37 en los porcentajes.
“Este margen no les va a gustar a los Clinton”, observa Mark Halperin, analista político.
Los votantes demócratas no muestran divisiones entre sexos —algo sorprendente—, pero sí en cambio por rangos de edad. “Es algo generacional”, explica Selzer.
En cualquier caso, Clinton va ganando porque los votantes más mayores tienden a ser más fieles en su asistencia, y porque los votantes primerizos no acudirán a las urnas como en la masiva oleada que propició Obama.
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano