Emiliano García Page: "Para pactar con Podemos, lo primero que hay que tener claro es lo que no podemos"
Por Esther Palomera - El Huffington Post
En el PSOE, están los oficialistas, los críticos y, luego, García-Page. Sus compañeros le alinean con unos u otros en función de las circunstancias. No es de nadie. Es de él mismo. Tiene voz propia. Ni se esconde ni se arredra y lo que cree que debe decir, lo dice igual en público que en privado, delante que detrás de los micrófonos, a la entrada de Ferraz que dentro de un Comité Federal. Pocas veces calla y jamás se parapeta detrás de alguien. Y la verdad es que en estos tiempos de inestabilidad institucional, circos de cuatro pistas y convulsiones partidistas, se agradece que haya alguien que no se oculte en el anonimato ni se agazape tras filtraciones interesadas. Éste y así es el presidente de Castilla-La Mancha desde julio de 2015, merced al acuerdo que alcanzó para su investidura con Podemos.
¿Todas las soluciones para la gobernabilidad del país pasan por el PSOE y todas son malas para el PSOE?
Hace unos meses dije dos cosas y quiero repetirlo ahora. Una, que había riesgo de que la segunda vuelta de las elecciones catalanas fueran las nacionales, es decir, que el independentismo tuviera la llave. Y dos, que el Gobierno, quizá, no dependiera tanto de los votos como de la ausencia de vetos. Es evidente que Rajoy tiene casi todos los votos, pero tiene más vetos. Y en el caso de Pedro Sánchez, es evidente que aunque seamos el segundo partido y el resultado fuera evidentemente malo, tiene menos vetos para poder gobernar.
¿Qué es mejor para España: un gobierno de PP, PSOE y Ciudadanos o un gobierno de PSOE con Podemos y apoyo de los independentistas?
Los independentistas no deben ser condicionantes de ningún gobierno. Me parece de sentido común. Un gobierno PP-PSOE simple y llanamente se vería mayoritariamente por los ciudadanos como un fraude. Los grandes acuerdos son los que se producen entre el Gobierno y la oposición. Y por tanto, uno de los dos partidos tiene que estar en la oposición, aunque podemos llegar a acuerdos en cuestiones de Estado, pero sobre el gobierno, no. De hecho, haber llegado a tantos acuerdos a lo largo de los últimos treinta y tantos años es lo que ha derivado en que haya fuerzas emergentes que se han cebado en el bipartidismo.
Si no es con el apoyo o la abstención de los independentistas, Pedro Sánchez no podrá ser investido, ¿quiere decir entonces que debe irse a la oposición el PSOE?
Cabe la opción y me parece que ese camino es correcto, pero el que está trabajando Pedro Sánchez, también, que es un una opción combinada. Habría que ver con qué gramaje, por ejemplo con Podemos y Ciudadanos. Todos tienen responsabilidad.
¿Qué tienen en común Podemos y Ciudadanos?
La obligación de buscar salidas. A todos nos compete buscar soluciones al sudoku planteado.
¿Pedro Sánchez debe de rechazar el apoyo o la abstención de los independentistas ante cualquier escenario de investidura?
Sí. Es verdad que el voto es libre. Se puede dar una situación fáctica en la que voten y no les puedes obligar a votar una cosa u otra. Pero antes de ir a la investidura, hay que tener un planteamiento de gobierno con unas condiciones evidentes y transparentes, y esas condiciones tienen que dejar al margen por completo el independentismo.
Dice Metroscopia que sus votantes prefieren un gobierno del PP en minoría con una lista condicionada por el PSOE a un gobierno PSOE-Podemos…
Hay mucha más policromía, opiniones para todos los gustos, pero es verdad que la lógica prioritaria de la sociedad española es la de que intente gobernar quien ha sacado más votos. Eso es lo que le estamos ofreciendo al PP, que intente formar gobierno, pero evidentemente no nos pueden exigir a los socialistas que seamos los que arreglemos el PP. Esto no tiene lógica.
Sabemos lo que Pedro Sánchez quiere, que es un pacto de izquierdas, pero ¿qué quieren los barones del PSOE?
Bueno, a Pedro Sánchez le he escuchado decir que la opción más deseable y, probablemente la única que daría tranquilidad en la opinión pública, es la de un factor combinado. Habría que innovar y ser creativo, buscar el acuerdo con Ciudadanos y con Podemos o con Podemos y con Ciudadanos.
Quizá dependa del día porque le hemos escuchado eso, luego pactar la Mesa del Congreso con la derecha y después ceder senadores al bloque independentista….
Bueno, particularmente, soy de los que no he entendido, ni he apoyado, ni he sumido bien esa decisión. Entiendo que si se queda sólo en eso tendrá una importancia seria, aunque lo que verdaderamente me importa es que no suponga ningún cambalache que se pueda materializar luego en el gobierno. Si yo fuera Pedro Sánchez lo que más me importaría es establecer unas bases sólidas previsibles a cuatro años y, sobre todo, para abordar el desafío más grande que tenemos planteado, que es el independentista, hacerlo sin depender de ellos.
Cuando los secretarios generales del PSOE dictan las líneas rojas de una negociación, ¿quiere decir que Sánchez ha perdido la confianza de los cuadros del partido?
La resolución que pactó el Comité Federal se pactó por unanimidad y la presentó y defendió como suya Pedro Sánchez. Dicho esto es normal que haya debate. Si con lo que está pasando en España, en el PSOE no hubiera debate y distintas opiniones, el partido estaría muy muerto. Lo hubo en época de Zapatero, e incluso en los últimos momentos de gobierno sin mayoría absoluta de Felipe González.
La resolución política que llegó al Comité Federal, y que establecía límites a la negociación, no fue la misma que inicialmente presentó la dirección federal a los barones.
Cierto, era distinta pero se hizo sobre la base de la que planteó la dirección federal. Lo verdaderamente relevante es que nadie ha
planteado una alternativa, ni nadie le ha planteado a Pedro Sánchez la dimisión, a pesar de los resultados. Yo creo que todo el mundo se ha puesto en modo posibilista. Sabemos que a medio plazo tendremos que reflexionar sobre lo que está pasando en la izquierda; sobre el sobrepeso que ha cogido Podemos a nuestra costa; sobre el resultado electoral. Pero es evidente que hay que acometer primero lo más urgente.
¿Debió dimitir Pedro Sánchez la noche del 20-D ante el peor resultado de la historia del PSOE?
No. El 20 de diciembre ha dejado una obligación previa a los partidos políticos, que es intentar desenredar la madeja institucional. Su dimisión no hubiera ayudado al país en ese momento. Él ha asumido la responsabilidad del resultado y ese debate habrá que tenerlo. Se hará con más tranquilidad si tenemos el gobierno y con más dureza, si no lo tenemos.
¿Si Sánchez no es presidente del Gobierno, tendrá que dejar la secretaría general?
No necesariamente. Están pasando cosas que nos obligarán a tomar decisiones sobre la marcha. En el PSOE hay siempre una tendencia a conservar a la dirección salvo que haya alternativa. Que haya acuerdo en criticar al que está es fácil, que haya acuerdo en buscarle solución y alternativa, obliga más.
Pues cuando dimitió Almunia, con 125 diputados, no había una alternativa clara y cuando dimitió Alfredo Pérez Rubalcaba, tampoco…
El PSOE tiene muchísima gente preparada, pero por el momento no daría por amortizado a Pedro Sánchez. Es más, en este momento, y me tiene que entender, la simple especulación sobre Pedro Sánchez nos perjudica incluso como negociadores de un posible gobierno. Por tanto, no puedo entrar en esa dinámica, sinceramente.
¿Se ha desinflado Susana Díaz como alternativa a Pedro Sánchez?
No. Sinceramente, el que no quiera ver que Susana tiene un liderazgo enorme, que es una referencia indiscutible y que tiene posibilidades en el PSOE, no reconoce lo evidente. Ojalá hubiera mucha más gente con su categoría política y su alcance. Lo que sucede es que cada momento tiene su afán, y ahora mismo todos hemos evolucionado para anteponer lo urgente -que es desenredar la madeja institucional- a lo futuro. Pero incluso le diré que aquellas opiniones o debates que más hayan disgustado en Ferraz en estas semanas, en el fondo, han ayudado mucho a la dirección. Todos nuestros debates han condicionado mucho, por
ejemplo, a Pablo Iglesias y a Podemos a sentarse a negociar. Entre todos hemos contribuido a que se disipe la opción de unas segundas elecciones precisamente porque siempre que se ponen condiciones es porque se quiere negociar. Lo peor es que no hubiera condiciones, entonces es que no habría solución posible.
En la pugna Pedro Sánchez-Susana Díaz, ¿puede surgir un elefante blanco?
No lo veo y cuanto más se especule con ello, más difícil. Pedro Sánchez lleva poco como secretario general, en una situación muy complicada. Es evidente que en su secretaría general tuvo mucho que ver Susana Díaz. No daría ningún futuro cierto ni cerrado, pero, desde luego, si el PSOE pega un giro tiene que ser un giro previsible y menos rebuscado.
¿Previsible?
El PSOE no está para más piruetas. Llevamos muchos años dando saltos en el aire y a estas alturas creo que tenemos que concentrar los esfuerzos en conseguir gobierno. Todos los dirigentes políticos deseamos que haya un gobierno presidido por el PSOE. El que no desee eso, simplemente, está en otra mentalidad política. Otra cosa es que para conseguir ese objetivo se pongan o no se pongan límites, que además ayudan realmente a la propia dirección del partido.
Lo que Sánchez llama un gobierno de izquierdas en realidad es una conjunción bastante confusa de socialdemócratas, izquierda populista y nacionalismos. ¿Se puede gobernar España con esos mimbres y con 90 diputados?
El único problema en España no es sólo el eje derecha-izquierda; ni el del bipartidismo-multipartidismo, sino el de la la soberanía nacional y la lucha territorial. Este componente condiciona la situación económica, la vida de los partidos internamente y la solución de gobierno. Realmente ha sido así casi toda la democracia. Por tanto, no nos engañemos, el eje ahora mismo más condicionante es el independentista, digamos el constitucional frente al que quiere atacar la Constitución. Primero hay que abordar la situación de ese eje para poder entender los demás. En realidad, ahora mismo lo que le genera a la sociedad más ansiedad es precisamente el desafío de ruptura constitucional.
¿Lo que quiere la dirección federal es lo mismo que lo que quieren los presidentes autonómicos del PSOE?
Yo lo que le diría a la dirección federal es que coja pista o ejemplo del acuerdo que yo he firmado en Castilla-La Mancha. Estoy convencido de que si Pedro Sánchez pudiera, lo firmaría a ojos cerrados. Me temo que se lo van a poner un poco más complicado.
¿El PSOE aceptaría un Gobierno de coalición con Podemos?
Con el número de votos y diputados que tiene Podemos, está dentro de las previsiones que quiera formar gobierno. Es más, me parece probable.
Le pregunto si sería aceptable para todo el PSOE.
Depende del programa y de las condiciones.
¿No tendría que ser el partido con más diputados quien presente el programa y las condiciones?
Es evidente que el borrador de acuerdo lo tiene que liderar el partido más votado. Para ser más claro: para pactar con Podemos, lo primero que hay que tener claro es lo que no podemos.
¿Y qué no puede el PSOE pactar con Podemos, además de un referéndum para Cataluña?
La ambigüedad frente a la soberanía nacional o el contexto constitucional. Sería tanto como cuestionar nuestro metabolismo
democrático. Nadie discute la legitimidad de los independentistas para pedir lo que quieran ni de Podemos para plantear cambios profundos en el sistema. Está en la libertad de la democracia. Pero el PSOE tiene su propio planteamiento político que además, creo sinceramente que es del que no nos podemos mover.
Podemos ya ha dicho que el referéndum no es una línea roja y que está dispuesto a anteponer en una negociación la agenda social...
No tengo tan claro que no vaya a estar presente todavía en las conversaciones. Pero es que, además, para abordar el problema de
vertebración territorial de España no somos suficientes el PSOE y Podemos. Eso hay que hacerlo entre todos, incluyendo al PP. Por tanto, con mayoría absoluta del PP en el Senado y con la mayoría del PP más Ciudadanos en la Mesa del Congreso, no tiene mucho sentido hacer propuestas a beneficio de inventario. Hay que ser realistas.
Se lo pregunto de otra manera. ¿El problema para el Partido Socialista es gobernar con Podemos o gobernar con un partido que defiende el derecho a decidir?
Me da igual que Podemos defienda el derecho a decidir. Creo que es un error, conceptual y constitucional, pero no me importa lo que piense, sino que sea una condición para el Gobierno. Pablo Iglesias planteó la misma noche electoral esta condición y lo que ha hecho el Partido Socialista, yo también, ha sido contestar a la línea roja que se planteó.
¿Usted también es de los socialistas que cree que Pedro Sánchez quiere gobernar a cualquier precio?
Sinceramente, no lo creo. A estas alturas, a Pedro Sánchez le preocupa más la situación del país que los debates internos del PSOE.
¿El proyecto de Pedro Sánchez se llama Pedro Sánchez?
Él es el candidato y creo que está obligado a demostrarle a todo el país que no es el culpable de unas segundas elecciones. Esto me parece razonable, aunque evidentemente no a cualquier precio. Estamos moviéndonos en esa línea, que no sea por culpa nuestra, que nosotros estamos por buscar soluciones, poco a poco, piano a piano. Pero con límites. No creo que esté en la cabeza de Pedro Sánchez tener un gobierno a cualquier precio. Me sorprendería mucho. Otra cosa distinta es que sea el que más interés tiene en formar gobierno porque, obviamente, es el candidato.
Lo que le pregunto es si Pedro Sanchez ha antepuesto sus intereses personales a los intereses del partido o el país.
No. Es posible que algunos debates y algunas decisiones hayan dado esa impresión pero creo que no. Le tengo por persona que sabe de política y me cuesta mucho creer que alguien busque la gloria de una investidura sin preocuparse de la estabilidad del gobierno. Si tuvo esa tentación el 21 de diciembre, creo que hoy le preocupa más el día siguiente a la investidura que la propia investidura.
¿Qué ocurriría si el secretario general incumpliera la resolución política del Comité Federal?
Que se tendría que abordar un debate a fondo sobre esa situación. Pero no creo que ocurra porque el órgano que ha de establecer las condiciones de los pactos es el Comité Federal.
Un debate a fondo en esas circunstancias, ¿incluiría una moción de confianza?
No quiero anticipar ningún escenario porque sinceramente perjudicaría la capacidad negociadora que tenga ahora el PSOE. Pero, sinceramente, las fórmulas de reprobación en el PSOE no están pensadas para estas circunstancias. Además, somos un partido con metabolismo de gobierno. Todo el mundo quiere formar gobierno, no a cualquier precio ni de cualquier manera, pero es lo que nos interesaría a todos. Sobre todo por una razón, porque no lo estamos haciendo a espaldas de la lógica constitucional. Otra cosas es que estuviéramos maniobrando para quitarle una opción a Rajoy, pero es que no la tiene.
Si nadie cede nada a cambio de nada como dijo usted hace dos días, ¿a cambio de qué ha cedido el PSOE cuatro senadores al bloque secesionista?
Lo desconozco.
Usted forma parte de la dirección federal, ¿no lo ha preguntado?
No se ha debatido en la Ejecutiva a la que pertenezco.
¿No se siente corresponsable de esta decisión?
Es una decisión que se adopta en el seno del grupo parlamentario, pero verdaderamente creo ingenuo pensar que la única rutina a mantener en España es la de la cesión extraña de senadores y diputados, las haga quien las haga. En esta coyuntura, quien ha tomado esa decisión tiene una cortesía, una educación y una elegancia infinita. Pero no es el motivo.
¿Hay alguien en el PSOE trabajando por un gobierno de emergencia?
No.
¿Rotundamente?
No.
Si Rajoy hace un Artur Mas, ¿el PSOE estaría dispuesto a hablar de un gobierno de emergencia?
No, es que no creo que lo pueda ni lo deba hacer en vías de una investidura. Se lo podría plantear en el caso de que se repitieran
elecciones. Por una razón evidente: los ciudadanos han votado a los partidos pero han votado a líderes. También tendría triste gracia que termine de presidente del Gobierno alguien que ni siquiera se ha sentado a debatir. No puede haber un testaferro en el gobierno.
Si Rajoy fracasa en su investidura y Pedro Sánchez, también, ¿a quién debe llamar el Rey?
Creo que no hay más que esas dos opciones
¿Y si no, nuevas elecciones?
Y si no, elecciones. Lo otro sería simple y llanamente un producto químico, no un producto democrático.
¿No es posible entonces la búsqueda de una alternativa de consenso?
No la veo. No solo no la veo, sino que le tengo menos miedo a unas segundas elecciones que a una alteración genética en vía parlamentaria.
Si Rajoy no tiene apoyos, ¿debe el Rey proponer a Pedro Sánchez para la investidura en primer lugar?
No soy quien para dar consejos, pero el Rey tiene que plantear en primer lugar al más votado. Y aquellos que dicen que si a Pedro Sánchez no le salen al cien por cien las cuentas el Rey no le debe encargar la formación de gobierno, también se equivocan. No podemos ir a unas segundas elecciones sin haber explorado todas las opciones. Esa no es una responsabilidad que le corresponda al Jefe del Estado. Es más, entre todos tendríamos que ayudarle a hacer lo más lógico.
¿Cómo se puede ayudar al Rey a hacer lo más lógico?
Si Rajoy quiere, debe intentarlo. Es de sentido común y sentido constitucional. Hablamos de un intento y no de una realidad cierta.
¿Quién dice que no puede haber en vía parlamentaria un acuerdo? Sería tanto como negar el parlamentarismo. Lo mismo digo, aunque a Pedro Sánchez no le salgan a priori las cuentas. Lo contrario, desde mi punto de vista, sería hacerle un flaco favor a la Jefatura del Estado y a la Corona. No podemos ir a unas elecciones con la duda de qué hubiera pasado sin un segundo encargo.
Y si es Rajoy quien sugiere esa recomendación de que pase el siguiente porque él no tiene apoyos, ¿Estaríamos ante una anomalía democrática?
Yo creo que si Rajoy no quiere ser candidato, renuncia a serlo ya definitivamente. No cabe el filibusterismo en estos momentos. Hay que ser muy serio y muy pulcro.
¿Ve hoy a Sánchez más cerca de La Moncloa que el 21 de diciembre?
Sí, le veo con menos vetos.
¿A quién beneficiarían unas nuevas elecciones?
Está cambiando el panorama. En un primer momento, nada más pasar las elecciones, Podemos y PP coincidían en ansia de repetir. A medida que va evolucionando el tema, parece que los ciudadanos cambiarían el voto, más que por razones ideológicas, por razones prácticas y no por inteligencia pura sino por inteligencia práctica. En ese sentido, tengo la la impresión de que si hay segundas elecciones, Rajoy no sería el candidato y es evidente que Pedro Sánchez quiere serlo.
¿Sería Pedro Sánchez el mejor candidato para el PSOE en unas nuevas elecciones?
Bueno, esa es la decisión que tomó el PSOE en su momento.
Me he perdido algo, ¿cuándo ha decidido el PSOE eso?
No, no, es evidente que si hay nuevas elecciones, el PSOE tendrá que debatir y establecer cuáles son las mejores condiciones y el candidato. Pero yo creo que ahora mismo sería Pedro Sánchez, no sólo porque él lo ha planteado, sino porque se enfrentó a unas primarias donde no hubo alternativa. No tiene hoy por hoy, que yo sepa, un cuestionamiento directo.
¿No tiene, de verdad, un cuestionamiento directo?
No lo tiene, lo cual no quiere decir que no pueda tenerlo.
¿Me está diciendo que no hay una batalla por el poder en el PSOE y que el secretario general tiene la confianza de todo el partido?
Bueno, en mi opinión, en el PSOE nunca hemos terminado de sustituir a Felipe González. El listón del liderazgo estaba entonces tan alto que realmente siempre ha habido un efecto reflejo desde entonces. Será inevitable durante mucho tiempo que el PSOE tenga un debate en el que pierda el complejo a reconocer que el líder tenga fuerza.
¿Tiene fuerza Pedro Sánchez?
La está cogiendo. Hoy Pedro Sánchez tiene más fuerza que cuando empezó. Eso no es discutible, y el que lo quiera discutir tampoco sabe lo que está pasando. Evidentemente es producto de unas primarias en unas circunstancias verdaderamente singulares y necesita su tiempo. Lo que es cierto es que el gran liderazgo de Felipe González fue en la oposición, pero lo fraguó en el Gobierno.
¿Los barones están dispuestos a darle el tiempo que necesita a Pedro Sanchez para consolidar ese liderazgo?
Yo no hablo por los demás. Yo lo que quiero es que el PSOE no salga de su espacio de la socialdemocracia y la moderación constitucional, que recuerde que los gobiernos autonómicos y municipales son un colchón indispensable para afrontar un debate a medio plazo.
¿Los barones han vuelto a amagar y no dar en su batalla contra Pedro Sánchez?
A la prensa de Madrid le encantan las guerras del PSOE, y a lo que no son guerras les llama guerras. Me llama la atención que los debates de Podemos se interpreten en términos de democracia interna, que las divisiones del PP no se traduzcan en merma de su aparente unidad y que en el PSOE todo, cualquier debate o cualquier comentario, se interprete en términos de pelea. Hay más morbo del que debiera haber sobre la vida interna del PSOE. Lo digo con sinceridad. Le pongo mi caso concreto: puede comparar todas las declaraciones que he hecho desde el 20 de diciembre con las que hice después de mis elecciones autonómicas, y se
dará cuenta de que el 90 por ciento son idénticas. No quiero un gobierno a cualquier precio; no estoy dispuesto a ser presidente a
cualquier precio; no seré presidente si condicionan la viabilidad constitucional o la unidad del país… Estoy planteando en Madrid lo
mismo que he planteado en Castilla-La Mancha. Y no sólo yo. Susana Díaz dice hoy lo mismo que dijo en su campaña electoral en Andalucía. Otros tendrán un problema de coherencia pero nosotros, no.
¿Nunca hubo una operación para sustituir a Sánchez por Díaz?
Bueno… No sé quién especularía con eso. Pero le diré que a mí que no me pareció bien que se hablara del congreso del partido al día siguiente de las elecciones, y que lo hiciera la propia dirección federal.
Usted dirá que la prensa opina siempre en términos belicistas, pero desde Ferraz han dicho: “Vamos a conquistar el castillo y cuando estemos en el torreón, echaremos aceite hirviendo a los que nos asedian”.
Seguro que esa frase tiene que ver con la última película que haya visto quien la pronunciara, dependerá del género que le guste o si es guerrero o no. Pero, vamos, España está para ir por las buenas y no por las malas, y el PSOE también.
¿”Siempre por las buenas, nunca por las malas”, es un mensaje para César Luena?
Conozco a César desde hace años y he tenido con él siempre buena relación personal. España no está para guerras, está para soluciones, es más, para que el gobierno que salga de estas elecciones tenga fuerza, es evidente que no le va a bastar con 90
diputados. Me da la impresión de que si alguien piensa en llegar a acuerdos con todas las fuerzas políticas menos con los dirigentes de su propio partido, es que no sabe cómo va esto. Debiera ser razonable primero estar de acuerdo dentro de un partido y luego buscar los acuerdos fuera.
¿Y no es así?
Hay matices, hay opiniones, hay modelos a la hora de conseguir gobierno. El PSOE tiene una realidad muy desigual en toda España, no tiene la misma fuerza política e institucional, según de qué zona hablemos. Y eso se nota a la hora de hablar. Pero mi impresión es que construir una legislatura de consensos a base de cubos de aceite no es posible.
¿Entonces no están asediando los barones a Pedro Sánchez?
Lo que más ha contribuido a la campaña y la visibilidad de Pedro Sánchez como líder son las siete autonomías y 38% de ayuntamientos donde gobierna el PSOE. ¿En qué condiciones tendríamos que coger el Gobierno si nos hubiéramos dado un batacazo sonoro en las últimas autonómicas y municipales?
¿Un pacto de Pedro Sanchez con Podemos puede poner en peligro el poder institucional del PSOE en las Autonomías?
Depende de las condiciones del pacto, pero a priori no. No nos engañemos, Podemos tiene 70 diputados y nosotros, 90. Por consiguiente parece bastante evidente que sin un entendimiento en un sentido o en otro, es bastante complicado formar gobierno. Las cosas son como son, no hay más cera que la que arde.
El PNV acba de pedir un nuevo estatus (derecho a decidir y relación bilateral con el Estado) a cambio del sí para la investidura de Sánchez, ¿es asumible eso para el Partido Socialista?
No es asumible desde la Constitución Española. El PSOE tiene un modelo que es de constitución federal. Y tiene la desventaja de que no le gusta a los que quieren ser más o tener más en España. Hoy hay más motivos que nunca para ser socialista y defender la unidad porque los que atacan la unidad de España lo hacen por motivos de desigualdad. No buscan la diferencia cultural o idiomática, que es reconocida en la Constitución, simple y llanamente por una razón económica, nada más. Esto obligaría hoy a cualquier dirigente del PSOE a no dudar de la unidad porque unidad e igualdad son las dos caras de las misma moneda en estos momentos en España.
¿Hay algún dirigente del PSOE que dude sobre la unidad de España?
No. Pero puedes no tener claro en qué consiste. España es una nación que puede tener muchas sensibilidades y que tiene, sin duda,
nacionalidades como dice la Constitución Española, pero es una nación.