Lecciones que aprendimos viendo 'Downton Abbey'
El ya tradicional episodio de Navidad de Downton Abbey que se emite en Reino Unido este 25 de diciembre por la noche pondrá el broche final a la ficción que nos abrió las puertas de una mansión británica.
Mientras, podemos repasar las sabias lecciones que hemos aprendido desde que hace cinco años, un 26 de septiembre de 2010, la familia Crawley y los miembros de su servicio irrumpieran en nuestras vidas. Como se suele decir… ¡OJO, SPOILERS!
1. El amor no tiene edad.
Downton tiene más predicamento entre los mayores y quizá como guiño a esa audiencia fiel, en la mansión hemos visto historias de amor tanto de las abuelas como de los nietos.
2. Se puede servir en una mansión y ser emprendedor.
Porque a la hora de tener ideas, no hay clases sociales ni títulos nobiliarios. En estos años hemos visto a Thomas Barrow tratar de convertirse en distribuidor de ultramarinos, a Lady Edith convertida en editora de revista femenina, a Mrs. Patmore en propietaria de lo que ya podemos llamar "hotel rural con encanto"…
3. Se puede ser un irlandés guapo sin tener que ser pelirrojo.
Y si no que se lo digan a Allen Leech, el actor que da vida a Tom Branson y a su escena descamisadaque dio la vuelta al planeta.
4. Las ancianas de la tele nunca mueren.
¿Qué tienen en común Herminia López y Violet Crawley, condesa viuda de Grantham? Es fácil: son inmortales. Claro que la primera se lleva la palma, pues ya ha visto la victoria de Massiel en Eurovisión y, a este paso, va a ver también el gol de Iniesta…
5. El secreto para trabajar con tu pareja es llamaros por el apellido.
Quizás más de una pareja debería comenzar a llamarse de usted y por sus apellidos en la oficina. Sonaría raro al principio, pero si resulta tan productivo como en Downton, donde los Bates y los Carson trabajan codo con codo sin tirarse las ollas de Mrs. Patmore a la cabeza, seguro que no es mala idea.
6. Ser mayordomo permite tener muchos hobbies.
Tú no tienes tiempo de nada, pero el servicio que vive y trabaja en Downton puede prepararse exámenes universitarios, invertir en bolsa, leer periódicos y revistas, tejer…
7. Por mucho que pase el tiempo, seguimos tropezando en las mismas piedras, acertando con la misma fortuna y sufriendo con la misma pasión.
Sobre todo en lo referente a la familia y al amor. Da igual que vivamos en una mansión en los años 20 del siglo pasado o en la actualidad. Como dijo cierta exbloguera de moda: "Todas somos un poco Lady Edith".