Los raros somos nosotros: las coaliciones son la forma de gobierno típica en Europa
En España muchos temen los gobiernos de coalición. Salvo en las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, no tenemos experiencia en formar gobiernos con más de un solo partido. Inestabilidad, ruptura, caos, adelantos electorales, “coaliciones de perdedores”… Son algunos de los clichés y amenazas que están asociados a los gobiernos de coalición en nuestro país. Sin embargo, las coaliciones de dos o más partidos son la forma de gobierno más habitual en la Unión Europea (UE).
24 de los 28 Estados miembros de la Unión Europea están gobernados actualmente por dos o más partidos. Hay ejemplos clásicos de bipartitos, como la gran coalición de socialistas y conservadores que gobiernan en Alemania y Austria. También hay coaliciones multi-partidos. En Bélgica, un país en donde las coaliciones son la forma más habitual de gobierno, actualmente cuatro partidos están al frente del país (Demócrata Cristianos flamencos, el Movimiento Reformista, los liberales flamencos y la nueva alianza flamenca).
Precisamente Bélgica tiene el récord del mundo en el tiempo de formación de un nuevo Gobierno tras las elecciones. Sucedió tras los comicios del 13 de junio de 2010 en donde 11 partidos resultaron elegidos y ninguno de ellos obtuvo más del 20% de los votos. El 5 de diciembre de 2011, tras un año y medio con un Gobierno en funciones, se produjo el nombramiento del nuevo Ejecutivo con Elio Di Rupo al frente.
Incluso algunos países en donde las coaliciones han sido históricamente una rareza han probado recientemente esta fórmula. El Reino Unido es un caso paradigmático. A pesar de tener un sistema electoral mayoritario, diseñado para producir mayorías de gobierno claras de un solo partido, en 2010 las elecciones dieron como resultado un hung parliament (“parlamento colgado”) en el que ningún partido tuvo mayoría absoluta. El conservador David Cameron formó entonces un Gobierno de coalición con los liberales de Nick Clegg, que ejerció de viceprimer ministro. La coalición de gobierno no se había practicado en Reino Unido desde la II Guerra Mundial.
El propio Gobierno de la Unión Europea está basado en la cultura del pacto y los consensos. En el Parlamento Europeo conviven ocho grupos parlamentarios y en la práctica se suele necesitar al menos los votos afirmativos de tres de ellos para aprobar las resoluciones. La Comisión Europea, la institución de la UE que más se parece al Gobierno de Europa, tiene al frente a 28 comisarios, uno por cada Estado miembro y pertenecientes a las tres grandes familias políticas europeas: conservadores, socialdemócratas y liberales. La Unión Europea está gobernada por una gran coalición.
La teoría política sugiere que las coaliciones tienden a ser menos estables que un Gobierno mayoritario de un solo partido pero representan de una manera más fiel la composición del electorado en el Ejecutivo. Cuanto más plural es una sociedad, mejor resulta una coalición como fórmula de gobierno. Ignacio Molina, investigador principal para Europa del Real Instituto Elcano, sugiere otros elementos positivos y negativos: “Las coaliciones crean un nuevo estilo de consenso político entre los partidos de la coalición (que no tiene por qué extenderse a los que quedan en la oposición) y más rendición de cuentas ante el Parlamento (dificulta el rodillo decisional o la falta de debate en casos controvertidos)… en una coalición los partidos ganan poder frente al Ejecutivo. Por otro lado, tomar decisiones puede ser difícil y la rendición de cuentas se resiente ante los electores (se desdibuja quién es el responsable de la gestión)… los ciudadanos pierden poder frente a los partidos”.
¿Por qué España ha evitado las coaliciones hasta ahora?
Nuestro sistema electoral es proporcional, aunque tiene un fuerte sesgo mayoritario. La aplicación de la fórmula matemática de la ley D’hondt para distribuir escaños beneficia a los partidos grandes frente a los pequeños, sobre todo en las circunscripciones medianas y pequeñas, que reparten aproximadamente la mitad de escaños del Congreso. Esta es la razón fundamental por la que nuestra experiencia democrática reciente se ha caracterizado por el bipartidismo (formado por UCD y el PSOE durante la transición y desde 1982 por el PP y el PSOE).
No obstante, hemos tenido periodos en donde el partido más votado no ha logrado una mayoría absoluta y sin embargo tanto el PP como el PSOE han descartado gobernar en coalición a favor de pactos puntuales con fuerzas nacionalistas representadas en el Congreso. Según Ignacio Molina, “la financiación y la disciplina de partido, o el reforzamiento del Gobierno (y singularmente el presidente del Gobierno) frente al Parlamento hace que el Gobierno, aunque esté en minoría, se encuentre bastante blindado en el sistema de partidos español. Además, la existencia de pequeños partidos nacionalistas de centro sin interés en entrar en el Ejecutivo (CiU, PNV, CC) y nuestra cultura política (estilo de confrontación o crispación, las "dos Españas", etc.) completan la explicación”, comenta Molina a El Huffington Post.
Aquellos países con rasgos institucionales y de cultura política parecidos (Reino Unido, Francia o Canadá) –continúa Molina- tampoco tienen apenas coaliciones. En cambio, los países con sistemas electorales proporcionales de verdad y culturas consociacionales (Bélgica, Holanda, Suiza, Dinamarca, incluso Alemania o Italia) tienden a las coaliciones, concluye el investigador del Real Instituto Elcano.
¿Qué sucederá a partir del lunes? ¿Empezará una etapa de coaliciones en España? Todas las encuestas vaticinan el final de la era del bipartidismo, confirmado también por los resultados electorales de las europeas de 2014 y las regionales y municipales celebradas este año. Según todos los pronósticos, el alto porcentaje de votos que obtendrán los cuatro principales partidos, PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos complicarán la formación de Gobierno. El ganador quedará lejos de la mayoría absoluta. Pero, ¿tratará de formar una coalición?
Los principales partidos han mostrado durante la campaña un gran escepticismo ante la idea de pactar fórmulas de gobierno estables con sus rivales. Un asesor de Pedro Sánchez, pesimista, resume así las derivadas de esta tendencia: “Nos hemos puesto todos los partidos bastante exquisitos, diciendo durante toda la campaña que no vamos a pactar con ningún rival. A ver cómo se cambia este relato a partir del lunes. En España somos unos adolescentes democráticos porque pactar forma parte del ADN de las democracias maduras en Europa”.
El seísmo electoral que con probabilidad se va a producir no cambiará de la noche a la mañana nuestra cultura de política. Molina vaticina que no romperemos el tabú de las coaliciones en el Gobierno: “A partir del lunes habrá cambiado el panorama pero no las instituciones ni (en gran medida) la cultura política. Por eso, es seguro que no tendremos gran coalición y será de hecho muy difícil tener coalición PP-Cs o PSOE-Cs o PSOE-Podemos; de modo que iremos más bien a apoyos de legislatura desde el exterior y cierta o mucha inestabilidad... porque los partidos creen que (por razones del sistema electoral y de cultura política) les puede salir mal”.