9 lecciones de 'running' que puedes aplicar a tu vida cotidiana
No hace falta que corras un maratón de 42,195 kilómetros para poder aprovechar algunas de las geniales lecciones de running en tu vida cotidiana.
Muchos de los que participan en estas carreras luchan con las voces críticas de su cabeza, que les dicen que no son lo suficientemente buenos para cruzar la línea de meta. Otros lidian con los desafíos físicos que conlleva correr en calles de hormigón llenas de baches durante horas. Y la mayoría aprende algo nuevo sobre ellos mismos y sobre la vida.
Hay veces en las que todos tenemos que abrocharnos las zapatillas para enfrentarnos a los desafiantes kilómetros que tenemos por delante (literales o metafóricos). Aquí tienes 9 lecciones del running que te ayudarán a avanzar de manera un poco más cómoda:
1. Eres más fuerte de lo que crees.
El cuerpo y la mente son capaces de soportar cosas increíbles, ya sea un maratón o el fin de una relación de 26 años. Si piensas en la cosa más difícil a la que te has enfrentado, tómate un minuto extra para recordar que lo superaste. Eso es impresionante.
2. Si no te preparas bien, te vas a chocar contra la pared.
Lo que los corredores llaman "chocarse contra la pared" hace referencia a la reducción de nutrientes y sustancias importantes cuando el cuerpo y los músculos se han cansado hasta el límite. Esto ocurre cuando no se come o no se entrena bien. En un contexto más amplio, cualquiera puede "chocarse contra la pared" si no se prepara en condiciones: entrena una hora más, estudia un día más y duerme, por favor. Si quieres tener éxito, cuidarse es la clave.
3. Si no estás dispuesto a intentarlo, vas a fracasar.
Wayne Gretzky lo dijo mejor: "Todo tiro no hecho es tiro errado". Si no te apuntas para correr el maratón, no vas a llegar a la línea de meta. El miedo a fracasar es una de las fobias más peligrosas: puede ser el único miedo que trae consigo un impedimento para triunfar en todos los aspectos de la vida. (El miedo a los payasos puede significar que te vas a tener que ausentar de algunas fiestas de cumpleaños y de disfraces).
4. Todo lo que sube baja.
Las malditas cuestas. Hacen que parezca que tus piernas son de plomo y que empieces a oír voces que intentan convencerte de que te rindas. Pero, si eres capaz de superarlo, podrás experimentar la liberadora sensación de correr cuesta abajo, como si no pesaras nada. Te darás cuenta de que ha merecido la pena una vez recuperes el aliento en la parte de arriba de la cuesta.
5. Lo importante es el recorrido, no la meta.
Sí, es verdad que llegar a la línea de meta es increíble. Sobre todo cuando después te espera un brunch con gofres. Pero, por mucho que quieras tachar un logro más de tu lista, el proceso es muy importante. Te enseñará cómo hacerlo mejor la próxima vez, qué errores hay que evitar y te demostrará que puedes volver a superar cosas difíciles. No te olvides de oler las rosas recién plantadas mientras pasas al lado de un parque; si pasas sin prestar atención puede que ni siquiera te des cuenta de que había rosas.
6. Si esto fuera fácil, todo el mundo lo haría.
Enfrentarte a este desafío es parte de lo que te hace ser fuerte.
7. Todos tenemos algo en común.
Todos los participantes de un maratón comparten el deseo de correr. Puede que las razones para hacerlo sean distintas según la persona: puede que un corredor intente correr los 43 kilómetros en dos horas y puede que otro se lo tome con más calma, permitiéndose sentir que cada kilómetro que recorra represente el cáncer que ha superado. El caso es que el hecho de ser humanos nos hace estar en el mismo sitio, y eso es algo muy importante que hay que recordar antes de que un extraño se convierta en enemigo por algo trivial.
8. La edad es sólo un número.
Fauja Singh corrió su último maratón con 101 años. ¿Y tú vas a dejar que unas patas de gallo te impidan hacer algo genial? Como si pudieran impedírtelo...
9. Respira.
Inspira, espira. Es lo que te hace estar vivo.
Este artículo fue publicado originalmente en la sección Healthy Leaving de la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido por Irene de Andrés Armenteros.