Por qué Estados Unidos nunca renunciará a las armas
Sandy Hook. Charleston (Carolina del Sur). Roseburg (Oregón). La horrible lista de casos de violencia con armas de fuego en Estados Unidos sigue alargándose.
Estados Unidos tiene la tasa de posesión de armas más alta del mundo (seguido por Yemen) y el mayor número de muertes causadas por armas del mundo desarrollado. Una mezcla tóxica de historia, cultura, política y dinero está evitando -y continuará evitando- que se restrinja la tenencia privada de armas de fuego en Estados Unidos.
Este es el motivo:
Mira encima de la chimenea. El águila calva es un símbolo de Estados Unidos, pero un arma de fuego habría sido un símbolo igual de apropiado, especialmente un rifle de Kentucky o Pensilvania. Esta arma tan precisa, perfeccionada por los armeros alemanes inmigrantes, permitió a los colonizadores europeos cazar animales en los bosques, comerciar y luchar contra los nativos americanos y disparar desde una mayor distancia a los franceses y a los británicos, mejor armados y organizados.
Que los francotiradores coloniales ayudaran a conseguir la independencia de los Estados Unidos no significa que hoy en día los estadounidenses tengan derecho a comprar 12 pistolas Glock al año. Pero la historia relacionada con las armas de fuego ha sido manipulada por, entre otros, la Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos hasta convertirse en propaganda.
Por lo tanto, quedan muchas armas con valor sentimental del mito del nacimiento de los Estados Unidos. En mi trabajo como reportero en Kentucky y en Tennessee, entré en muchas casas -muchos hogares prósperos- en las que había un rifle colocado encima de la chimenea. Antes, estaba colocado ahí para acceder a él fácilmente en caso de que se necesitara; ahora, está ahí por una cuestión de orgullo, patriotismo y filosofía libertaria.
“Es una cuestión de poder, y del poder de un individuo de tomar sus propias decisiones”, afirmaba Craig Shirley, historiador y defensor de la Asociación Nacional del Rifle.
Ningún otro país tiene una historia como esta. Echemos un vistazo a Australia: otro país con un pasado violento que ha conseguido restringir la posesión de armas. No tiene el mismo ADN. Los primeros pobladores no estaban tan organizados ni eran tan hostiles con los colonizadores europeos. Los recién llegados no luchaban con los ejércitos europeos ni con sus vecinos, más débiles. Los australianos no ganaron su independencia mediante una guerra.
La Constitución de los Estados Unidos.Estados Unidos no es el único país del mundo que consagra los derechos a las armas en su constitución (Méjico y Guatemala son los otros dos países que lo hacen). Pero el lenguaje de esta Constitución es ilimitado y ha sido ampliamente interpretado por un Tribunal Supremo inusualmente poderoso.
Los fundadores de Estados Unidos apoyaban el derecho a poseer armas como parte de su creencia ilustrada de que el hecho de que hubiera varias fuentes de poder en un país evitaría la tiranía centralizada. Esa es la razón por la que la Segunda Enmienda de la Constitución está redactada con el objetivo de mantener a las milicias locales como contrapeso a la autoridad central.
Sin embargo, con el tiempo, se ha llegado a concebir la Segunda Enmienda como otorgadora de un derecho constitucional personal. Sería difícil, si no imposible, cambiar esa creencia tan firme.
Protección personal. Desde los primeros tramperos y pioneros hasta los ganaderos y estafadores de las grandes ciudades, la costumbre de tener armas para protegerse está muy arraigada. No había mucha vigilancia policial y el ejército permanente era algo poco común en Estados Unidos hasta bien entrado el siglo XX; además, con la escarpada geografía del país, mucha gente tenía lejos la ayuda de sus vecinos.
Los valores del lejano Oeste resuenan cada vez que la violencia golpea otra comunidad. Una consecuencia triste pero inevitable de los tiroteos recientes ha sido un repunte del apoyo a la tenencia privada de armas como medida de protección en casa.
Un gran negocio. La Asociación Nacional del Rifle se considera guardiana de la libertad constitucional, pero también actúa como una asociación de comercio. Reducida a sus principios económicos, el objetivo de la Asociación Nacional del Rifle es proteger a los fabricantes de armas y aumentar sus ventas.
Y el negocio sigue creciendo. Actualmente, las armas suponen 10 000 millones de dólares anuales para la industria estadounidense.
Incluso el senador liberal Bernie Sanders pide una legislación de armas “sensata”.
El poder de la vida rural. Los estadounidenses, como la gente de todo el mundo, tienden a vivir en ciudades y en grandes áreas metropolitanas. Pero las exigencias de la vida en zonas rurales siguen siendo desproporcionadamente poderosas en el ámbito de la política estadounidense. La forma que tiene de calcular los votos el Colegio Electoral de los Estados Unidos (el cuerpo encargado de elegir al presidente) y la forma en la que se eligen los distritos para la Cámara de Representantes de Estados Unidos favorecen a los Estados republicanos, que suelen tener menos densidad de población, suelen ser más agrícolas y más proarmas. Incluso los Estados demócratas deben andarse con cuidado con las armas de fuego.
Le hemos preguntado al senador Bernie Sanders. Ya que se describe como socialdemócrata, es posible que se espere que el candidato a la presidencia tenga que coger las riendas de la cruzada por el control de las armas. Pero es poco probable que lo acabe haciendo.
Aunque nació en Brooklyn y estudió en Chicago, Sanders ha pasado la mayor parte de su vida siendo político en Vermont. Sí, es un Estado progresista. Pero también es un Estado rural. Las armas de fuego son una fuente de recreación y alimento y evocan al siglo XVIII y a la orgullosa historia de independencia de la nación.
Según las encuestas, los habitantes de Vermont, igual que otros estadounidenses, apoyan que se realice una comprobación de antecedentes antes de la adquisición de armas. Incluso esa idea tan limitada se ha quedado estancada en la legislación del Estado.
Esa es la razón por la que Sanders, mientras pedía una “legislación de armas sensata”, añadía que “hay muchos Estados en el país en los que la gente quiere que no haya prácticamente ningún tipo de control sobre las armas. Y si tenemos éxito, tendremos que empezar a dialogar unos con otros”.
Hollywood. La industria del entretenimiento vende mitos, patriotismo, conflictos, heroicidad y sangre; lo que significa que, desde el principio, el cine y la televisión ensalzan las armas.
En los años 50 y 60, en Estados Unidos había programas de televisión que se centraban en las características únicas de las armas y la munición del protagonista. Como El llanero solitario, La leyenda de Wyatt Earp, The Rifleman, Yancey Derringer, etc.
Hay directores de cine -desde D.W. Griffith hasta Quentin Tarantino pasando por John Ford- que le han dado a las armas un papel principal. A pesar de “la fuerza” invisible de Obi-Wan y los movimientos de cinturón negro de Jackie Chan, hay un mundo entero de violencia en el cine.
Blanco político. La Asociación Nacional del Rifle es, nunca mejor dicho, el rifle de la política estadounidense, ya que apunta con precisión y fuerza mortífera a un objetivo concreto: cualquiera que se oponga a la interpretación más general de los derechos de posesión de armas en los Estados Unidos.
Se trata de una estrategia ajustada a la política estadounidense moderna, en la que las amplias coaliciones de partidos importan menos que el hecho de que los movimientos políticos comunitarios sólidamente financiados fijen un objetivo preciso.
La influencia de la Asociación Nacional del Rifle en el Congreso de los Estados Unidos es bien sabida y casi sin igual, por lo que es poco o nada probable que se realicen cambios en la legislación después de la masacre de Roseburg.
Ni después de la próxima catástrofe.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de ‘The Huffington Post’ y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero