Francisco, el Papa 'muppie'
Ni hippie, ni hipster, ni pijo. El Papa Francisco es un muppie.
Mientras se decía que algunos de sus antecesores calzaban zapatos hechos a medida por Prada, los del Pontífice argentino están hechos por su zapatero de cabecera, su amigo de toda la vida Carlos Samaria. Éste tiene su taller en Buenos Aires, y cuenta que el modelo del Papa es siempre el mismo: sleppers de piel de cordero y en negro.
El Papa Francisco es un hombre al que le gustan los coches pequeños, pero confortables, con la última tecnología, para callejear por las grandes ciudades y aparcar en cualquier sitio. Y de ahí que en su reciente gira por Estados Unidos cambiase el Mercedes de Benedicto XVI por el Jeep, mucho más acorde con los tiempos que corren.
El Fiat500L Trekking que ha utilizado en su histórica visita a Estados Unidos ha revolucionado al sector. Desde luego la campaña publicitaria —en el peor momento de la historia reciente para Volkswagen— ha sido extraordinaria. Un coche estiloso, de cuatro puertas en negro metalizado y que cuesta menos de 21.000 dólares más impuestos (casi 19.000 euros) y que Fiat puso al servicio del Pontífice durante los cinco días que duró su estancia.
De color negro impoluto, el automóvil cuenta con detalles en los que seguramente el Papa no se detuvo: molduras decorativas, manijas, ruedas de aleación de aluminio, siete airbags y bastidor de seguridad de acero. Para que no hubiera dudas de quién viajaba en su interior, la matrícula lo dejaba claro: SCV 1 (Status Civitatis Vaticanae).
Como complemento, Su Santidad llevó un anillo de plata reciclado y un reloj Swatch de correa negra que se estima cuesta unos 56 dólares (50 euros). Sus gafas las compra en una pequeña óptica del centro de Roma cuyo dueño es Alessandro Spiezia. Respecto a su ropa, su sastre Lorenzo Gammarelli dice que le gusta la lana merina, natural y de color blanco roto, más gruesa en invierno y más fina para el verano.
¿QUÉ ES UN MUPPIE?
Un muppie es un concepto que representa a jóvenes definidos como tecnológicos —todos están en las redes sociales—, concienciados con el medio ambiente (Laudato si'), ecofriendly en las marcas que escogen para vestirse, que comen todo orgánico (es decir tienen un alto poder adquisitivo), y además preocupados por sus congéneres (la paz en el mundo).
El Papa Francisco es de ellos. Pese a sus 79 años, faltarle un trozo de pulmón y tener problemas de cadera, su Santidad hace vida sana, no fuma, tiene un fisioterapeuta que le visita en su apartamento en el Vaticano y que le acompaña en sus viajes, y come sano.
Según la revista Bon Appétit, al Papa le gusta la comida italiana y española. Se decanta por las ensaladas, el pollo sin piel y la fruta. De vez en cuando toma una copa de vino, aseguran. Sin embargo, Eater ha desvelado que está a dieta, y por eso en Washington comiese ensalada de tomates de la huerta orgánicos, tartar de atún, burrata handmade y langosta cocida, preparado por la chef Lidia Bastianich.
En Nueva York el Papa fue a un restaurante argentino en el East Village, en donde su cocinero, Ismael Alba le preparó un pollo al limón con empanadas.
El Pontífice ha revolucionado el catolicismo. Es el primer Papa que se lanza sin temor a las redes sociales, el primer Papa que habla de ecologismo y el primer Papa que ha sustituido la palabra "matrimonio" por la de "familia".
El Papa Francisco "hace fácil a los católicos volver a ser católicos", asegura un histórico corresponsal de prensa en Nueva York. "Ser católico como los de antes era muy complicado... que si el matrimonio entre un hombre y una mujer, que si no te puedes casar con un divorciado, que si no podías comulgar si te divorciabas, los anticonceptivos, el aborto... Este Papa ha comprendido que si quiere católicos practicantes nos lo tiene que poner fácil porque el mundo quiere cosas fáciles", puntualiza.
Y ahí está Francisco, facilitando a la gente el asumir la Palabra de Dios. El Papa concienciado políticamente con la destrucción de las armas de destrucción masiva —el acuerdo con Irán sobre armamento nuclear ha quedado bendecido desde su púlpito de la ONU— se pone al mundo por montera.
Los muppies son políticamente correctos, las formas son mucho más importantes que el fondo. El mensaje ya no es el contenido, es el envoltorio. Y lo hace fantásticamente bien. Porque los Papas también tienen conciencia política, por mucho que algunos digan que “no se hace política desde el púlpito”.
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