La independencia baila rumba
Barcelona tiene alma rumbera. Y en Junts pel Sí lo saben. Por eso han movido a este ritmo las caderas Artur Mas, Oriol Junqueras y Raül Romeva para celebrar la mayoría de su candidatura este 27-S. Cava y gritos de ‘president’ e ‘independencia’. El Born se ha convertido en una discomóvil ‘estelada’.
Tras un día de nervios, centenares de independentistas se han trasladado al final de la tarde a la plaza para seguir la noche electoral -de “su vida”, como rezaba el eslogan- frente al centro cultural del Born, un espacio artístico que sirve también para recordar la Guerra de Sucesión y la fecha de 1714. Pura simbología soberanista.
“Lo quiero vivir como un gran éxito, que por fin nos hagan caso en Europa. Esto ha sido un referéndum ya”, decía Verónica, la primera ‘fan’ que se situaba junto a las vallas del escenario. Ella ya apuntaba el dresscode de la noche: bandera estelada a modo de túnica o capa. Primeras firmas y primeras cervezas. En los bares aledaños grupos de amigos reían y brindaban a la espera de conocer los resultados.
EL ÉXTASIS DEMOSCÓPICO
El sol caía cuando las pantallas multicolores iluminaban toda la plaza con el sondeo de TV3. ¡Mayoría absoluta para Junts pel Sí! La gente estalla, se abraza, se besa, se emociona, llora, tiembla. Su sueño de secesión lo ven cerca, demasiado cerca. Los escaños pintados en turquesa -el color de Junts- provocaban aplausos y el ya mítico grito de “inde, inde, independència”. La noche prometía, mucho más que la de un sábado de verano en la Barceloneta.
El ágora dictaba sentencia. Solo la CUP conseguía aplausos cuando salían imágenes de su sede. Los más abucheados: Mariano Rajoy, Xavier García Albiol, Pedro Sánchez, Miquel Iceta e Inés Arrimadas. “Fascistas, fascistas”. A última hora se ha unido al club de los más odiados Josep Antoni Duran i Lleida -”botifler” le han gritado-, pero no porque no le tuviera ganas el público, sino porque apenas aparecía en la retransmisión.
Esta vez Mas no ha tenido a los de Vox y sus banderas por detrás, como le ha pasado mientras votaba en su colegio electoral. Ha llegado entre aplausos y gritos de apoyo de los suyos. Entrada por la puerta principal, jugaba en casa. Menú musical para entretener a la gente: mucha canción en catalán y grandes hits en inglés -The Killers han repetido-. Los únicos temas en español que han sonado han sido de Estopa, y eso que a los hermanos Muñoz no les hace ‘runrún’ la independencia. “Pastillas para dormir”, se ha repetido en dos ocasiones. Seguro que muchos se tomarán más de una.
DE RAVE A FIESTA
Pero como toda fiesta, hay momento de bajón, de conversación de sofá. Y si las primeras horas ha sido como el Sónar, los resultados finales han ido calmando al público que se había acostumbrado al éxtasis demoscópico. Vuelve el chill out. Para que el ritmo no pare, la organización ha tirado de apariciones sorpresa, como la de Raül Romeva, quien ha repartido besos y abrazos a los más entregados en primera fila en mitad del escrutinio.
Los cabezas de cartel no se han hecho esperar mucho y pasado el 60% del escrutinio han salido a dar el concierto principal. “Juntsssss…”, escupen los altavoces rumberos. En el centro Mas, exultante, mientras su equipo de colaboradores más cercano baila a pie de pista y se abraza. Fiesta, que fantástica es la fiesta. Y Marta Rovira (ERC) se desmelena y muda la piel de fría política en el Parlament a la de victoriosa guerrera por un nuevo país con ganas de pachangueo. Lo que no se estaban dando cuenta es que perdían un escaño mientras movían el esqueleto.
La gente enloquece. Incluso durante unos segundos se deja el grito de “independència” y se tira del “oe, oe, oe”, algo que parece más de selección española. "Ha ganado el sí y la democracia”, ha proclamado ante los suyos Mas, que sabe cómo provocar que la gente mueva con más fuerza sus banderas. Junqueras lo mira desde el otro extremo, se le nota contento también. Algún periodista comenta mientras los ve que la celebración ha sido un poco tempranera. ¿No querían apurar más?
De arriba a abajo. Cuidado con las escaleras del escenario, se recomendaban algunos de los integrantes. Algunos todavía estaban emocionados tras escuchar Els segadors con los focos apagados. A medianoche la fiesta llega a su fin, se apaga la música, la dj se marcha del escenario. Los análisis más sesudos se harán el lunes, toca fiesta de domingo. Pero no ha sido un concierto 'absoluto'. Los vendedores paquistaníes toman la plaza y ofrecen cerveza. Alguien grita: ¡Vamos al Snooker! Los políticos y los periodistas catalanes lo conocen muy bien.