¿Son los diamantes una buena inversión?
Hace unos meses escuché uno de esos programas de radio al que estoy abonada cuando no puedo dormir al terminar mi intervención en directo en el programa de Ana Rosa en Telecinco: Freakconomics y su estudio sobre los diamantes. Tan apasionante me pareció que decidí indagar en el negocio de los diamantes como inversión de lujo, y lo primero fue comprar el libro del periodista Edward Jay Epstein Auge y caída de los Diamantes.
Lo primero que hay que saber sobre los diamantes es que la gente cree que son raros y difíciles de extraer, pero no lo son tanto. En Estados Unidos el diamante es el objeto mas común en todos los hogares después de una televisión.
Es decir, que el mercado de los diamantes es un mercado con un peso significativo. El precio es otra cosa, que muchas veces tiene más que ver con la escasez del producto que con el valor del mismo.
Epstein describe como decidió comprar, y después vender, un diamante en el icónico Distrito de los Diamantes de Nueva York con el fin de determinar si, como dicen los anuncios publicitarios, el diamante es una inversión. Compró un diamante de 2.000 dólares (unos 1.800 euros) y una semana después lo intentó vender. Entonces se dio cuenta de que los mismos que se lo habían vendido sólo le pagaban entre 300 y 400 dólares (265-350 euros) por él. Es decir, que en una semana había perdido el 80% de su valor. Traducción: hay tal número de oferta de diamantes que su valor en el mercado de segunda mano se reduce drásticamente de inmediato.
Sin embargo, el experimento de Epstein poco tiene que ver con el mercado de primera mano, que ha cambiado sustancialmente en los últimos años. De hecho, en los últimos doce meses el precio de los diamantes en el mercado primario se ha revalorizado en un 50%. La última operación empresarial en el sector presenta datos extraordinarios: el año pasado la empresa de minería Anglo American compró el 40% que la familia Oppenheimer controlaba en De Beers (la empresa minera de diamantes más importante del mundo) por 5.100 millones de dólares, unos 4.500 millones de euros. Anglo American ya controla el 85% de De Beers.
La pregunta que todo el mundo se hacía en Wall Street tenía que ver con el precio: ¿vale la mayor minería de diamantes del mundo ese precio? Al contrario de lo que opinaba Epstein, De Beers asegura que la mayor parte de las minerías están descubiertas, y que la venta de diamantes se ha disparado por la demanda en China, Asia en general, la India y el Golfo. Estados Unidos, según sus datos, consume dos quintas partes del negocio mundial.
Blue Moon, el diamante azul más grande del mundo (12,03 kilates), que saldrá a subasta en Ginebra (Suiza) el 11 de noviembre.
De Beers, sin embargo, ya no es la quintaesencia de los diamantes. En la década de los noventa extraía la mitad de todos los diamantes del mundo y controlaba el 80% de las ventas. Luego llegó la famosa lucha para evitar la comercialización de los denominados Diamantes de Sangre, que terminó con el compromiso de De Beers de comercializar únicamente aquellas piedras en las que ellos controlaban todo el proceso desde su extracción. Pese a todo, su cuota de mercado se desplomó.
De Beers produce el 35% de los diamantes del mundo en volumen y se enfrenta a la competencia de Alrosa (empresa minera de diamantes respaldada por Rusia), y con otras como BHP Billiton y Rio Tinto, que conjuntamente extraen el 17% de los diamantes del mundo. A la competencia empresarial se le une la de estados como Botswana, que exigen una parte del beneficio de la venta de los diamantes. La suma de todo lleva a muchos analistas del sector a pensar que los diamantes ya no son el negocio que eran, pese a los intentos de revitalizarlo.
La tradición de regalar un anillo con un diamante —solitario— como un regalo de compromiso data del siglo XX (es decir, de los últimos 115 años). Sin embargo, hasta la década de los cincuenta del siglo pasado el regalar un diamante no se generalizó. El cartel del diamante de entonces, liderado por De Beers, decidió introducirse en Hollywood gracias a la campaña de publicidad diseñada por la agencia Mad Med N.W. Esta apostó por dos mensajes: "El diamante es para siempre" como símbolo del amor, y "El diamante es el mejor amigo de las mujeres", representado por Marilyn Monroe. La idea de que el diamante es una buena inversión (para siempre) y de que representa el amor se ha consolidado hasta nuestros días.
Históricamente, los diamantes eran joyas de reyes y reinas porque eran considerados preciosos y difíciles de encontrar. Los avances tecnológicos, la aparición de nuevas minas y la competencia han generalizado su comercialización mundial. Hoy el precio oscila entre los 3.000 dólares y 27.000 dólares el quilate (2.600-24.000 euros) dependiendo de la calidad.
En realidad, el valor y el precio de un diamante depende fundamentalmente de la rareza y la calidad del mismo… y de las posibilidades de encontrar un comprador. Solo a través de las casas de subastas está garantizado —en parte— que el precio de los diamantes pueda ser superior al de la compra. En realidad solo los diamantes excepcionales consiguen un precio excepcional, el resto, desde el mismo momento de la compra, como los coches, disminuyen su valor drásticamente.
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