Claves para organizar (bien) el carrito de la compra
¿Crees que el orden en el que colocas los alimentos en el súper no importa? Estás equivocado. Si te planteas ir a la compra como una carrera de obstáculos o, aún peor, de velocidad, por los pasillos de los lácteos, la verdura, la carne y las conservas: párate un momento y reflexiona. No es lo mismo colocar en el carrito primero los huevos que la fruta o los filetes de ternera que los mejillones en escabeche. ¿Por qué? La manera y el orden en el que dejamos caer la compra en nuestra cesta influye en nuestra seguridad alimentaria: no conviene mezclar los alimentos entre sí (para evitar intoxicaciones alimentarias).
Varios estudios demuestran que todos tenemos claro cómo cocinar para rehuir las mencionadas intoxicaciones (higiene, limpieza, desinfección) y como debe ser la conservación cuando llegamos a casa (en la nevera y en sitios frescos y secos), pero nos olvidamos que planificar y ordenar la compra tiene mucha importancia. Lo primero, haz una lista y no compres cosas que no vas a consumir. Lo segundo que tienes que hacer es separar la compra según el tipo de alimentos que elijas. El asunto no es baladí: un estudio de Eroski Consumer realizado en abril en una muestra de mil personas afirma que solo un 23% de los compradores se preocupa por saber la clase de alimentos que va a comprar y por cómo los va a colocar.
MANTEN EL FRÍO
Deja los productos refrigerados, ultracongelados y congelados para el final de la compra, así no se romperá la cadena de frío. Aunque tengas que volver al fondo del súper: normalmente la sección de congelados no está cerca de las cajas ni de la salida (tomad nota, grandes superficies). Solo un 18% de los compradores sigue el orden correcto: productos no alimentarios (limpieza), alimentos que no necesitan frío (latas, bricks) refrigerados y congelados y, por último, los productos de consumo inmediato (carne, pescado, leche fresca).
NO MEZCLES
Anótalo: los alimentos no deben ponerse en el mismo espacio que los detergentes, las lejías, los limpiadores y los insecticidas, aunque estén cerrados. Si puedes, utiliza la parte de abajo del carrito para colocar los productos de limpieza y el carro propiamente dicho para lo que luego vayas a cocinar. Reserva un espacio para que la carne y el pescado no quede encima del resto y no toque las frutas y verduras ¿La razón? Sus jugos podrían contaminar otros alimentos. "No importa que la carne y el pescado estén en perfecto estado: crudos contienen bacterias perjudiciales para la salud que solo se eliminan con calor al cocinarlos. Solo el 4% de los consumidores lo sabe", explican en la Fundación Eroski.
NO TE ENTRETENGAS DE CAMINO A CASA
Como hemos dicho, que un alimento se descongele y se vuelva a congelar puede poner en peligro nuestra salud: los microbios que están dormidos pueden despertarse y provocar una intoxicación alimentaria. Así que, aunque sea un poco incómodo llévate tus propias bolsas térmicas a la compra y úsalas para conservar los congelados (deja los que estén cubiertos de escarcha y elige los que estén limpios). Y no se te ocurra dejar la compra en el coche e irte al cine o de compras: un alimento se empieza a descongelar pasados 90 minutos.