10 años después de la retirada de Gaza, la sociedad israelí aún la cuestiona
Hoy se cumplen diez años de la decisión israelí de retirar las tropas y desmantelar las colonias judías de la franja de Gaza, una medida traumática para parte de la sociedad y de la que, a día de hoy, aún muchos cuestionan su acierto.
Ariel Sharon fue en 2005 el impulsor de la medida, ejecutada con mano firme por 25.000 efectivos de la Policía y el Ejército israelí, que tuvieron que sacar a sus propios nacionales del territorio palestino, en algunos casos por la fuerza.
Aquel día se empezó a echar el cierre a los 21 asentamientos de Gush Katif, en la franja, y a otras cuatro colonias en el norte de Cisjordania.
Los colonos más ideológicos se resistieron hasta el último minuto a la denominada "evacuación", que muchos de ellos esperaron rezando, y solo abandonaron el lugar tras ser literalmente arrastrados a camiones y autobuses por soldados, a su vez enfrentados a la del todo atípica situación de tener que ejercer la fuerza contra su propia comunidad.
Desde entonces, el argumento de quienes promueven la colonización de los territorios palestinos es clara: la retirada unilateral solo sirvió para permitir que el movimiento islamista Hamás tomase el control en Gaza y convirtiese ese territorio en una plataforma de lanzamiento de cohetes contra Israel.
Esta visión, que comparten muchos en sectores moderados, les sirve para oponerse radicalmente a cualquier decisión de abandonar las decenas de colonias y proto-asentamientos que van engullendo tierra palestina en Cisjordania y Jerusalén Este.
"Las predicciones sobre el peligro para la seguridad israelí de la nueva situación se hicieron realidad: Hamás tomó la franja de Gaza, mejoró sus capacidades terroristas y expandió significativamente el rango de sus cohetes y misiles, que hoy pueden alcanzar el centro de Israel", señala el especialista en Defensa del diario Haaretz, Amos Harel.
Incluso sectores de la izquierda y el líder de la oposición, Isaac Herzog, han reconocido que la también denominada "desconexión" de Gaza fue "un error de seguridad".
"UN CRIMEN", DICEN LOS COLONOS
"Lo que ocurrió fue un completo desastre, hay un consenso, incluso en la izquierda, de que fue un desastre. En mi campo político lo vemos como un crimen. Fue un terrible fracaso de todas nuestras instituciones democráticas, la primera de ellas el Tribunal Supremo", lamenta a Efe Elyakim Haetzni, colono residente en Kiryat Arba (Hebrón).
Según él, el enorme error ha hecho visible para todos lo que entonces unos pocos auguraba, que "no es posible mantener una presencia militar sin una presencia civil".
Sin la retirada civil y militar de Gaza, asegura, "no se habría establecido el estado terrorista de Hamás, con su agenda de aniquilar a Israel", ni la relación con la franja hubiese ido de conflicto tras conflicto.
"Esto es una lección para no evacuar Judea y Samaria (nombres bíblicos para Cisjordania)" afirma, y añade que, en tres o cuatro años, los 350.000 colonos actuales en ese territorio habrán aumentado a 500.000, que se suman a los 200.000 de Jerusalén Este y que, a su entender, son "la póliza aseguradora de Israel para garantizar la futura existencia de Tel Aviv".
Tom Kostika, que era oficial del Ejército cuando tuvo lugar la evacuación y participó en ella, asegura a Efe: "Creí entonces que era un error, y lo sigo pensando también ahora, porque dimos un paso unilateral y hoy ni hay paz, ni hay un socio con quien podamos trabajar".
"Fue muy duro sacar a nuestra gente de sus casas. No eran enemigos, eran de los nuestros. Y ¿qué hemos ganado?, ¿qué tenemos diez años después?: cohetes sobre Tel Aviv", lamenta esta mujer.
Menos crítica es Efe Rajeli Rembrandt, residente en Jerusalén de 31 años que también participó en la evacuación, en concreto la del asentamiento de Kfar Maymon, uno de los que se resistieron.
"Fue una experiencia difícil y dura, pero sentí que era algo importante y, en retrospectiva, creo que hice algo bueno para el país", dice a Efe.
Explica que los colonos no querían irse voluntariamente y que, tuvieron que cogerlos, para no dejarles allí solos, sin protección, y recuerda como la mayoría "lloraban, rezaban y hablaban de sus casas y sus familias".
Rembrandt cree que "fue una buena decisión", aunque reconoce que la sociedad tiene sentimientos muy encontrados al respecto y señala que "a la gente se le ha olvidado que había soldados israelíes que estaban muriendo en Gaza para proteger a los colonos. Y hoy ya no los hay".