Xulio Ferreiro, alcalde de A Coruña: "Hablo más con el presidente de la Xunta que con Pablo Iglesias"
El alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro (1974), vivió su primera crisis como alcalde a los pocos días de ganar las elecciones municipales de mayo. Había vencido encabezando la Marea Atlántica, una lista de unidad popular, y la Cadena Ser decidió entrevistarle en directo en el programa Hoy por Hoy. Pero, en plena conexión, Ferreiro tuvo que lidiar con una rabieta de sus hijos, que se negaban a desayunar tranquilamente. Su odisea doméstica se hizo tan famosa que terminó el día entrevistado en El Intermedio.
Poco después le llegaron los problemas políticos. La Marea asegura que se encontró en el Ayuntamiento un agujero financiero de 23 millones de euros, herencia del anterior gobierno, del PP. El Consistorio ha pedido un crédito de 10 millones para tirar hacia delante, aunque los 'populares' afirman que las cuentas estaban saneadas y que no se necesitaba ese crédito.
Ahora, Ferreiro, profesor de Derecho en la Universidad de A Coruña, comienza a mirar a las elecciones generales y muestra su deseo de que una lista de unidad popular concurra a los comicios. Pero avisa al secretario general de Podemos: ningún partido puede liderar la convergencia.
Después de sus problemas con el desayuno, muchos lo alabaron como signo de que usted es una persona normal. ¿Se considera así?
Yo creo que todos nos consideramos normales, pero sí considero que, en general, llevo una vida como la media de la gente. Lo que me sorprendió de todo este asunto es que tuviera relevancia más allá de lo simpático del momento. Me sorprendió que pudiera ser noticia que alguien a las ocho y cuarto de la mañana esté dando de desayunar a sus hijos. Es sintomático de hasta qué punto hemos llegado los ciudadanos, que percibimos a los representantes como casi extraterrestres. Eso es lo que pasa en casi todas las casas a esas horas de la mañana. Lo que no es normal es que uno entre en la radio. (Risas)
¿En qué se traduce o se va a traducir que sea usted una personal normal?
Parte de lo que estamos proponiendo los nuevos actores políticos tiene que ver con tener las prioridades claras. El hecho de que uno viva en una calle, con vecinos, con familiares que tienen los problemas que tiene la gente, te da esa sensibilidad. Hay representantes políticos que niegan que existan niños con problemas de malnutrición o que no son capaces de entender que es imposible vivir con 500 euros al mes. Es porque no tienen contacto diario con esa realidad. Nosotros tenemos esa percepción que te da formar parte de la gente común.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido de estas primeras semanas como alcalde?
Muchas cosas. Por ejemplo, en cuanto entro por la puerta del ayuntamiento suena un timbre para avisar de que el alcalde está llegando. Eso sorprende el primer día y cuatro semanas después me sigue sorprendiendo que me salude un policía llevándose la mano a la cabeza o entrar y que suene un timbre para que se me vayan abriendo las puertas allá por donde paso. (Risas). Eso sigue siendo bastante sorprendente para mí, que estaba bastante alejado de la vida institucional.
¿Por qué es partidario de una lista de unidad popular para las generales?
Soy alcalde por una lista de unidad popular para las municipales. Con lo cual, entiendo que si esa fórmula ha funcionado sería bueno que se trasladase a otro tipo de contiendas políticas.
Dijo usted que ningún partido “está en condiciones de liderar” las candidaturas de confluencia y quiere que se mantenga el espíritu de la marea. ¿Es compatible eso con los planes de Pablo Iglesias para las generales?
Nosotros le trasladamos a Pablo que entendíamos que, para que la unidad y la confluencia funcionase, ninguna lista debería aspirar a liderarla, sino que había que lanzar procesos horizontales, en plena igualdad, que respetasen la diversidad, que nos pudiesen hacer realmente compañeros en un viaje electoral. Esa es mi opinión personal, pero en la Marea Atlántica esa discusión no la hemos tenido todavía porque estamos en otras cosas, estamos centrados en la gestión del Ayuntamiento en el día a día. Pero es una opinión bastante extendida en la Marea.
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¿Qué impresión da Pablo Iglesias en la distancia corta?
No tuvimos la ocasión de charlar extensamente porque andábamos a mil cosas. Curiosamente, hablo más con el presidente de la Xunta que con Pablo Iglesias. (Risas). Con nuestras agendas es complicado establecer contactos más informales.
Hemos conocido la puesta en marcha de Ahora en Común, una plataforma para invitar a la “confluencia” con miembros de Podemos, IU y Equo. Cuenta con el apoyo del alcalde de Ferrol. ¿Qué opinión le merece esta plataforma?
Nosotros no hemos participado y tampoco ha habido mayor información sobre estos procesos porque lo vimos en la prensa. En todo caso, cualquier iniciativa que llame a la confluencia en los términos que he comentado anteriormente, en principio es bienvenida. Luego habrá que ver qué recorrido tiene, cómo se articula, si realmente es una cuestión de liderazgo ciudadano o una coalición entre partidos… Todo eso habrá que verlo y ver cómo se decanta la propuesta de Ahora en Común, el mensaje… En principio parece positivo, pero habrá que ver.
¿Se plantean, si no llegan a acuerdos con otras formaciones o iniciativas, presentarse a las generales bajo la marca de las Mareas o alguna denominación similar?
No. Creo que crear otra marca sería contradictorio con la actitud que defendemos de convergencia y unidad. Es una cuestión que no tenemos decidida en la Marea, pero entiendo que si no hay una candidatura unitaria va a ser difícil que la Marea Atlántica opte por una opción o por otra.
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Se llama a la unidad popular, a la convergencia, a la vez que cada nacen más partidos de izquierdas. ¿No es contradictorio?
Evidentemente, que surjan candidaturas nuevas parece contradictorio. Si lo que surgen son iniciativas para poder confluir y juntarse, sería positivo. Estamos en un momento complicado donde todo sucede a un ritmo vertiginoso, pero el mensaje en el que yo personalmente creo y entiendo que la Marea Atlántica también, es el de la confluencia, el de la unidad, el de sumar fuerzas y no restarlas y dividirlas. En las municipales hemos comprobado que la suma multiplica y es una lección de la que deberíamos aprender.
Tuvo hace poco una reunión con Feijóo y dice que tuvieron muchas líneas de acuerdo. ¿Le sorprendió el presidente?
Bueno, no sé si me sorprendió a mí o le sorprendí yo a él. (Risas). Más allá de la réplica política y las campañas electorales, nosotros somos gente bastante sensata y que entiende la posición institucional que uno ocupa. Soy el alcalde de A Coruña y tengo que intentar tender lazos con otras administraciones porque redundará en beneficio de los vecinos y vecinas. En eso trabajamos porque las instituciones no deben utilizarse para rivalidades políticas o de partido, sino como instrumentos del bien común. Esa fue la idea con la que fui a esa entrevista. Hubo cuestiones que pusimos encima de la mesa ambos en las que entendimos que podía haber líneas de colaboración. Hubo otras en las que no estuvimos tan de acuerdo. Pero en un clima que debe ser el normal entre personas que representan a sus ciudadanos, más allá de sus ideas, de sus partidos o de cómo entiendan la gestión pública.
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Pedirán un crédito bancario de 10 millones de euros. ¿Le sorprendió ese agujero económico que encontraron en el Consistorio?
Sorprendió porque los datos que teníamos durante el traspaso de poderes no indicaban eso y nos hemos encontrado, más allá de la deuda estructural, una deuda a corto plazo que fue una sorpresa negativa. Pero nos pusimos a trabajar desde el primer día para intentar solucionarlo.
¿Cómo va a condicionar eso sus políticas?
Es evidente que va a condicionar porque aquellas acciones que pudiesen implicar mayor gasto tienen que quedar prorrogadas hasta que tengamos un presupuesto. Estamos intentando que lo que no sea prioritario no se haga y derivar fondos para cuestiones prioritarias, de emergencia social, para garantizar el bienestar mínimo de los ciudadanos.
¿Qué no es prioritario?
A lo mejor acometer infraestructuras. Tampoco llevábamos un programa que prometiese grandes infraestructuras, pero actuaciones urbanísticas que, a lo mejor, nos gustaría empezar, pues no las empezaremos este año. Porque no hay dinero para infraestructuras, básicamente. Ese tipo de cosas tendremos que dejarlas aparcadas y centrarnos en lo prioritario.
Ha dicho que no subirá impuestos. ¿Sigue descartándolo, al menos, en el corto plazo?
Sí, en el corto plazo claro que está descartado. En el medio plazo nos gustaría una regulación del sistema de tasas y tributos del Ayuntamiento para hacerlo más progresivo y más justo socialmente. Para que aquellos que tengan más arrimen un poquillo más el hombro para ayudar a sus vecinos.
Ha dicho usted que “ya se están notando avances en transparencia o emergencia sociales”. ¿En qué se está notando?
Al tercer día de Gobierno implantamos un plan para darle cobertura a las necesidades alimenticias de aquellos niños que dependían de los comedores escolares. Hemos negociado e intentado paralizar desahucios y lo hemos conseguido. Toda mi agenda es pública, hablamos con la prensa todos los días y damos explicaciones de lo que hacemos. El primer pleno ya se retransmitió por streaming. Son pequeños avances dentro de una acción de urgencia.
Por medidas así hay quien les acusa de postureo y también hay quien dice que generan recelo. ¿Es así?
Hacemos todo con la mayor naturalidad. Si ir en bus a trabajar es postureo respeto la opinión de quien lo piense. Yo siempre dije que, en la medida de lo posible, iba a intentar mantener el estilo de vida que tenía hasta ahora. A veces no te lo permite el tiempo o las obligaciones, pero ir a trabajar en bus no me parece que sea postureo. En cuanto a los recelos, se ha matizado bastante porque la gente está viendo que no somos extraterrestres y que no venimos a sembrar el caos. Somos gente sensata con ganas de trabajar, y eso se está notando.
"Es muy significativa la imagen que de A Coruña se tiene en otras partes de Galicia y que no se corresponde con lo que la ciudad es", dijo en El Diario.es. ¿Qué imagen es esa y como quieren cambiarla?
Era una imagen un poco de… La palabra sería 'señoritos'. Se tenía la imagen de que A Coruña estaba un poco despegada del resto de Galicia, que no nos sentíamos gallegos… Eso es un tópico en Galicia que no se corresponde con la realidad. Es una ciudad muy popular, sobre todo de barrio, y lo que se trasladaba al exterior era sólo una parte, la más tradicional. A Coruña es una ciudad muy activa, dinámica, y toda esa diversidad tiene que estar también en el imaginario. Si no fuera así, no hubiésemos tenido el éxito electoral que tuvimos. Sería imposible.