Una Amy Winehouse inédita resucita en el documental que se estrena el 17 de julio
En una grabación casera se muestra a una Amy Winehouse anterior al éxito, dormida en la parte trasera de un coche en plena gira. Al despertar, se da cuenta de que una cámara vigila y registra su desprevenido sueño y una sonrisa cándida y tímida escapa de su rostro. Es una de la infinidad de imágenes inéditas con las que el director Asif Kapadia configura Amy, un polémico y poliédrico documental acerca de la vida y muerte de la cantante en el que hay más culpables que víctimas y que llega a las salas españolas este viernes 17 de julio.
No fue un asunto fácil repasar la vida breve de Amy Winehouse, fallecida el 23 de julio de 2011 a los 27 años, aunque parte de ella fuera publicitada en exceso. "Es una historia en la que nada es blanco o negro. Cada aspecto de su vida era un cúmulo de contradicciones, así que es muy difícil encontrar una verdad consistente en torno a ella", contaban a El Huffington Post el productor de la cinta, James Gay-Rees, y su editor, Chris King, durante su estreno mundial en el pasado Festival de Cine de Cannes. Tras años elaborando este documental que ha despertado la ira del padre de la cantante, Mitch Winehouse, lo que sí pueden concluir los cineastas acerca de ella es su hipersensibilidad: "Todo se lo tomaba muy a pecho. Ese fue su gran don para la música y también su gran obstáculo en la vida".
Esta mirada entre bastidores de la figura de Winehouse busca respuestas en su infancia y adolescencia, cuando era una aspirante a cantante alejada del interés mediático, y profundiza en los años en los que ya estaba en boca de todos. Sus amigos de toda la vida, sus primeros colaboradores musicales y sus padres, separados desde que ella era una niña, forman parte del mosaico en torno a su talento.
Mitch Winehouse inaugura una estatua de su hija en Camden (Londres) en 2014, en el que habría sido su 30º cumpleaños.
El célebre padre taxista de la intérprete de Rehab lleva años gestionando el legado de su hija y liderando asociaciones basadas en su trágica figura. En principio, se mostró abierto a colaborar con Kapadia y Gay-Rees en la elaboración de la película pero, a medida que ha ido descubriendo el resultado del trabajo de los cineastas, se ha ido cerrando. Primero lamentó que la cinta no cargara más las tintas contra su problemático exyerno, Blake Fielder-Civil, y ahora amenaza con demandar. Considera que se le ha caricaturizado como alguien con una ambición superior al instinto paternal, que se le apunta como una de las causas del desenlace de su hija. Ya ha anunciado la producción de un documental alternativo que muestre su lado de la historia. Para uno de los aliados más conocidos de Amy Winehouse, el productor de Back to Black Mark Ronson, la cinta es respetuosa con lo que le ocurrió a su amiga.
Desde hace unos meses, Mitch Winehouse está en pie de guerra y ha acusado a los responsables de Amy de haber querido hacer un drama al estilo Hollywood, disfrazado de documental y a costa de la figura de su hija. "Cualquiera que vea la película comprobará que no está diseñada para reventar taquillas —se defienden los productores—. Somos críticos con la gente que rodeaba a Amy porque el hecho de que una chica muera a los 27 años plantea muchas preguntas. ¿Cómo pudo ocurrir? Él es el padre. Es él quien tiene que vivir con lo que sucedió y quien necesita justificarse a sí mismo para mantenerse cuerdo", exponen sin tapujos.
Las acusaciones de Winehouse se basan en parte en los numerosos cambios en el montaje de los que él mismo fue testigo. El productor de la cinta admite que el film cambió de forma varias veces. "Había gente cercana a Amy que en principio no quería exponer a su amiga ni a sí mismos en los medios y que luego se incorporaba al proyecto. Íbamos mostrando el resultado a mucha gente: a su discográfica —Universal Music—, a su familia y a profesionales cuya opinión respetábamos; se cambiaron cosas, aunque lo esencial se mantuvo. Queríamos ser equilibrados, pero no influenciables", cuenta.
Con independencia de su entorno, su fama fue uno de los principales obstáculos a la hora de superar sus adicciones. "Su éxito llegó justo en el momento en el que ser una celebridad estaba cambiando, con la llegada de los smartphones y las nuevas tecnologías. Sus problemas se podían seguir minuto a minuto y las bromas a su costa se convertían en virales. Era algo demasiado duro para alguien tan frágil y sensible", argumenta James Gay-Rees. Unas de las principales beneficiadas del resurgir póstumo de Amy Winehouse será sin duda su discográfica, aunque el responsable de Universal en Reino Unido, David Joseph, asegura haber destruido él mismo "por razones morales" las demos de la cantante que podían haberse convertido en un nuevo disco.