"Los griegos somos la primera víctima, vosotros podéis ser los siguientes"
ATENAS - María Zisimou se emociona al hablar de democracia al pie de la Acrópolis de Atenas. “Aquí, en el siglo V antes de Cristo, inventamos la palabra democracia, significa gobierno del pueblo, no de los bancos”. Es guía turística y la escucho mientras el Gobierno de Syriza intenta ultimar, por enésima vez, un acuerdo con el Eurogrupo. Al mismo tiempo que habla a los turistas, Europa espera el contenido final de las reuniones entre los socios europeos y el gobierno heleno. La conversación tiene lugar horas antes de que el primer ministro, Alexis Tsipras, anuncie la convocatoria de un referéndum para el próximo domingo 5 de julio.
María Zisimou.
María, ateniense, pasa de los 60 años y es experta en arte. Se apasiona con la historia de su país y lo que les está pasando ahora a los griegos, aunque sabe que cada uno piensa diferente. Está segura de que la Unión Europea busca “castigar a Grecia porque no ha votado lo que ellos querían”. No sabe qué va a pasar. “Nadie lo sabe, pero el Gobierno ya nos ha prometido que no va a ceder fácilmente”, cuenta, aunque sabe que es un compromiso que no les va a beneficiar.
Syriza ha empezado a preparar a los griegos para lo que pueda suceder: “Ya nos hablan de vez en cuando de la dracma [antigua moneda griega], qué podría pasar, cómo podríamos prepararnos…”. ¿Perdonarán los helenos a Tsipras si cede? María cree que depende de lo que les expliquen. El gobierno ya ha alegado en alguna ocasión que si firman es para ganar tiempo y así poder hacer su propia política. “Si explican al pueblo por qué han firmado y se ve que no podían hacer nada más creo que yo sí les perdonaría y que la gente les puede entender”.
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La crisis griega, vista por Quico Taronjí.
Cree que Podemos “es la única esperanza”, junto con Syriza, “para esa Europa que está muriendo”. Asegura que Alemania va a perder “este duelo”, ahora o dentro de unos años. Y es consciente de que son momentos históricos y le preocupa la situación, pero insiste varias veces en que no tiene miedo: “Vamos a luchar. Nos han aterrorizado con la política del miedo cada día, es una táctica cotidiana”.
DE LA IZQUIERDA AL CENTRO
En la Plaza Syntagma, donde se han celebrado todas las manifestaciones los últimos años, hay una protesta del KKE, el partido comunista. Dimitris, un griego de 32 años que tiene trabajo, explica que la concentración consiste en varias actividades para los jóvenes, y que en pocos minutos aparecerá el secretario general del partido, aunque él solo está allí porque ha quedado con su chica. “Creo que el KKE no está contento con Syriza porque es un gobierno que empezó muy a la izquierda y poco a poco les están haciendo moverse hacia el centro. Mucha gente no puede entenderlo”, cuenta.
Si se cede en las negociaciones Dimitris se sentirá decepcionado, pero no duda “que han intentado hacer algo, y eso es importante”. El problema lo tendrá si únicamente se proponen medidas de austeridad y no una renegociación de la deuda, “porque al final, sería volver a lo mismo, y no creo que este país pueda soportarlo. No lo vamos a permitir”, explica.
Dimitris, en la concentración del KKE.
La opinión de María, una joven de 19 años militante del KKE, es muy diferente. Está segura de que lo mejor para la población griega es rechazar cualquier tipo de acuerdo. “Cada vez los precios son más caros para las cosas más simples, todas las medidas tomadas hasta ahora han ido en contra de las personas”, se queja. Muchos como ella están empezando a perder la paciencia. Según María, el Gobierno les miente: los griegos piensan que hacen lo que pueden, “pero Syriza sabía lo que iba a pasar desde el principio”, añade.
En la manifestación no hay más de 400 personas, pero hacen ruido y ondean las banderas comunistas y griegas. La vieja guardia del partido son los únicos que pasan de los 60 años, pero la mayoría están entre los 20 y los 30. Tampoco hay tanta policía como podía esperarse.
La gente está cabreada, harta de manifestarse, pero dispuesta a no rendirse. Unos chicos sujetan una pancarta gigante en griego. Cuando se les pregunta qué pone, tienen que volver a leerlo porque no se acuerdan. “Es algo así como ‘No al acuerdo con la Unión Europea, basta de medidas de austeridad’”, explica uno de ellos en un inglés vago.
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Un poco apartada del meollo está Foteini, una señora que no llega a los 50 y que camina con prisa. “Lo que quiere el Eurogrupo es beber sangre, siempre están cambiando de idea. Grecia no está pagando la deuda, está pagando por algo más”, dice enfadada. “No sabemos qué quieren. Los griegos somos la primera víctima, vosotros podéis ser los siguientes”, espeta en relación a los españoles.
Las calles de Atenas, sin embargo, están tranquilas. Una de las más comerciales luce desde hace tiempo bastantes carteles de ‘CERRADO’ en los escaparates vacíos, pero Plaka, el barrio más conocido, sigue hasta arriba de turistas a todas horas. Lo cual beneficia en gran parte a la economía de la ciudad. Está lleno de pintadas contra la Troika: ‘Troika no’ o ‘Wake up’ son algunas de las que están escritas en inglés, pero hay muchas otras. También hay graffitis con la esvástica o la cruz céltica. “A mis 60 años, puedo decirte que sí, me dan mucho miedo los fascistas, y aquí también hay muchos”, asevera la guía María Zisimou.