Él tiene un micropene, ¿y qué?
Comencemos tranquilizando al personal. En este texto habrá datos estadísticos, pero también personales que, movidos por el deseo, la apetencia o incluso el civismo, (por el bien de todos) tomaremos como relativos.
Comencemos por los primeros. La media española de un pene en erección, un dato que seguramente hayas oído ya: 13,58 centímetros (redondeemos a 13,60). ¿Y eso es mucho o poco? Poco si lo comparamos con nuestros vecinos portugueses (15,14 cm), franceses (14,5 cm) o marroquíes (15,03 cm). Pero por encima de italianos, rusos, griegos o romanos. En el top mundial están los habitantes del Congo con casi 18 centímetros de media, todo lo contrario de los tailandeses (9,43 cm).
Entonces, ¿qué es un micropene? Los sexólogos son reticentes a la hora de establecer microtamaños, pero se estipula que un pene en erección de menos de seis centímetros es micro. Otra cosa es cómo se use.
“Yo me he encontrado con varios. Tantos que creo que eso de la media española es mentira o yo tengo mucha, mucha mala suerte…”, se lamenta C. que, como el resto de encuestadas, no ha querido que su nombre aparezca aquí. “El modus operandi es siempre el mismo: cuando los conoces, te engatusan, son cariñosos hasta la saciedad, se pasan el día hablando de cuando llegue el momento pero, no sé qué pasa, que nunca llega… Llegado, cuando el tío ve que no hay escapatoria, existen dos modelos: el que, a lo largo de la cena, te deja caer que sus relaciones sexuales pasadas no han sido muy satisfactorias —por supuesto, tú culpabilizas a la pareja anterior— y el que se pasa toda la cena diciéndote todo lo que va a hacer cuando te pille. En ambos casos, después, es igualito…”.
Para P. prima el amor, el sentirse a gusto: “Yo he dado con dos micropenes. El primero fue una sorpresa, sí: pequeñita como una salchicha, pero digamos que, como me gustaba tanto, lo llevé como pude. Ni a él ni a mí nos dio vergüenza. Simplemente fue una sorpresa que ambos intentamos llevar lo mejor que pudimos porque había mucha tensión sexual. Cuando terminó fue porque la historia no funcionó por otras razones”.
En el lado contrario, M. cuenta que un macropene no es más placentero por ser más grande: “En realidad depende mucho del hombre. En mi caso, en una ocasión, el chico tuvo que ponerse un tope y tener máximo cuidado, de tal forma que, a veces, ni él mismo llegaba a pasarlo bien por miedo a hacerme daño. He de reconocer que, la primera vez, me dolió un poco y ellos, conscientes de lo que ocurría, sabían cómo estimular y manejarse para que todo fuera suave y progresivo. Eso sí, una vez que ya has hecho el training previo, cuando estás bastante más receptiva y es más placentero”.
Pero, ¿qué prefieren las mujeres? La gran mayoría se hacen eco de eso de que la virtud está a la mitad: “Como en política tiendo al centro, no quiero ni muy pequeños ni muy grandes. En general, si no son casos extremos, no doy mucha importancia al tamaño; prefiero que haya química buena, porque esa sí que no puede faltar”, resume P.
Según M., “la media que me he encontrado era bastante decente, aunque unos más que otros. Y sí, resulta que el más sexual era el que más pequeña la tenía".