Cuando dos 'casi' abogados te arreglan la vida a cambio de nada
Si no puedes permitirte un abogado laboralista y tienes un problema en el trabajo, estás de suerte. Óscar y José Ángel, dos estudiantes a punto de terminar el doble grado de Administración y Dirección de Empresas y Derecho, están para ayudarte.
La idea de dar asesoramiento jurídico laboral gratuito a aquellas personas que lo necesiten surgió hace dos años de uno de sus profesores, que es Magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Y no solo les está sirviendo para coger experiencia, sino que hay gente que está recuperando su puesto de trabajo gracias a ellos.
"Creemos que todas las personas tienen que conocer sus derechos y poder defenderlos, así que lo que hacemos es resolver sus dudas y estar con ellos en todo el proceso, es decir, ejerciendo como abogados, pero sin haber acabado la carrera", cuenta Óscar a El Huffington Post.
Estos chicos, convertidos en una especie de becarios voluntarios de la abogacía, pueden ejercer gracias a la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social, que permite que cualquier persona pueda defender a otra. "Teníamos la actitud y las ganas de hacerlo y vimos una oportunidad", argumenta.
Así, la Asociación Jurídica Díez Aguilera y Serván, más conocidos por su página defiendetusderechos.es, se constituyó como una sociedad sin ánimo de lucro en el registro de la Comunidad de Madrid. Empezaron solo en Facebook, luego pasaron al email, después por teléfono y acabaron llevando casos personales. Un recorrido siempre al alza en número de clientes en el que, reconocen, se han encontrado casos flagrantes.
"Hemos ayudado a trabajadores que hacía años que no estaban dados de alta en la Seguridad Social, que sufrían tratos denigrantes, a mujeres embarazadas... Hace poco, a unos chicos de Fuenlabrada, les hicieron ir a Portugal a firmar un contrato para cobrar el salario mínimo de allí trabajando aquí", comenta alarmado.
¿POR QUÉ NO LO HACEN LOS SINDICATOS?
En su opinión, hay una gran desinformación que tiene consecuencias muy graves porque la gente no es consciente del riesgo que corre, por ejemplo, al hacer trabajos peligrosos sin ningún tipo de cobertura. "Tienen que saber que pueden verse sin poder trabajar y sin ninguna prestación", avisa. En este sentido, critica que los sindicatos no ofrezcan esta asesoría gratuita. "Al final el dinero de los sindicatos sale también de mi bolsillo, y me molesta que alguien sin recursos tenga que pagar 50 o 60 euros por una simple consulta".
Esta aventura les ha dado tantas satisfacciones que piensan continuar con ella cuando finalicen los estudios. Si trabajan no podrán llevar los casos personales por una cuestión de tiempo, pero sí la asesoría, "eso siempre". Han descubierto sensaciones que nada tienen que ver con el dinero. "Cuando una persona te mira a la cara, con los ojos brillantes, y te dice emocionada que eres un tesoro, te sientes tan feliz que te das cuenta de que tienes que seguir ayudando y convenciendo a las personas de que tienen luchar por sus derechos, que no hay que tener tanto miedo a la demanda".
Saben que entre dos personas no pueden abarcar todas las peticiones, pero de momento no se plantean ampliar la red. No están dispuestos a que alguien pueda desvirtuar el proyecto ni su esencia.