Las imputaciones en el PP de Madrid minan el camino de Cifuentes hacia la Puerta del Sol
Con la Alcaldía de Madrid ya lejos de sus manos, el PP de Madrid se aferra al poder en la comunidad a través de la Asamblea de Vallecas y de la Puerta del Sol. Cristina Cifuentes comparecía la noche electoral convencida de que sucedería a Ignacio González, ya que la suma de los partidos de izquierda no conseguía la mayoría absoluta y le bastaba el apoyo simplemente de Ciudadanos.
Desde entonces, Cifuentes se ha mantenido en un segundo plano, mientras que la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, sorprendía cada día en su intento desesperado por ser alcaldesa. La exdelegada del Gobierno guardaba silencio. Su camino era prácticamente llano hacia la sede de la Presidencia madrileña.
Pero ese paseo de repente se ha llenado de minas. Y, además, con marca de los suyos. Cifuentes se ha despertado este martes con las imputaciones de los consejeros de Presidencia y Justicia, Salvador Victoria, y de Educación, Lucía Figar, por delitos de corrupción en el marco de la operación Púnica. Esta trama se ha convertido en el mayor fantasma del PP madrileño y en la escenificación de hacer política de una parte del Gobierno de Esperanza Aguirre durante años. El exconsejero de Justicia Francisco Granados duerme en la cárcel de Soto del Real precisamente por este caso.
MIRANDO A CIUDADANOS
Esta estocada para Cifuentes llega después del sobresalto de la semana pasada cuando se hizo público que su 'número siete' en la lista, Álvaro Ballarín, estaba imputado. Contuvo la respiración, pero le dio oxígeno que el juez archivara finalmente la causa a instancias del querellante.
Ya en ese momento Ciudadanos veía cómo dejaba de brillar el discurso de limpieza democrática de Cifuentes, que se había comprometido a no llevar imputados en sus listas. El partido naranja ha marcado durante la campaña y las negociaciones poselectorales unas exigentes líneas rojas en materia de regeneración y contra la corrupción.
Uno de los ejemplos más claros es su condición a la socialista Susana Díaz de que renuncien por escrito a sus cargos en el Senado y en el Congreso los expresidentes José Antonio Griñán y Manuel Chaves para darle su voto de investidura. Ahora Ciudadanos se encuentra, como aliado natural del PP por aritmética parlamentaria, con la tesitura de tener que apoyar a Cifuentes cuando el Gobierno del PP tiene a dos consejeros en funciones imputados.
La candidata del PP a presidir la Comunidad de Madrid ha intentado sacudirse el polvo de las imputaciones durante esta jornada. "Mi responsabilidad se tiene que circunscribir a aquella lista electoral que yo encabezo y al grupo de diputados que yo lidero", ha dicho ante los periodistas, y ha puesto el foco en Ignacio González (actual jefe del Ejecutivo) y Aguirre (presidenta regional del partido). Son ellos, en su opinión, los que tienen que decidir si Victoria y Figar deben dimitir.
Cifuentes se enfrenta así al sector que controla el PP madrileño, del que está muy alejado y con el que nunca tuvo empatía. Aguirre siempre quiso que fuera González el candidato, pero, al final, el presidente, Mariano Rajoy, escogió a la entonces delegada del Gobierno por su mejor relación La Moncloa, especialmente con la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.
El PP obtuvo 48 diputados en la Asamblea el 24-M y lograría la mayoría absoluta necesaria si suma los 17 de Ciudadanos (65). En cambio, Ángel Gabilondo (PSOE) logró 37, por lo que necesitaría a Podemos (27) y Ciudadanos.
El partido de Albert Rivera había guardado una posición ambigua hasta ahora y había dado a entender que podría apoyar a Cifuentes. Pero su líder regional, Ignacio Aguado, ha dicho que este martes se ha complicado cualquier acercamiento. "Hay que tener sentido común y pactar con un partido donde están imputados el consejero de Presidencia y la consejera de Educación es más complicado hoy que ayer. El PP tiene que tomar medidas contundentes. Son ellos los que lo tiene que hacer y hacerlo ya", ha proclamado.
EL PSOE NO TIRA LA TOALLA
El PSOE no ha tirado la toalla en esta pelea. Pedro Sánchez sigue convencido de que todavía es posible que su candidato -una apuesta personal y que supuso descabalgar a Tomás Gómez- pueda gobernar. Los socialistas han presionado a Ciudadanos cuando se ha conocido la noticia de las imputaciones a través del presidente de la gestora del PSM, Rafael Simancas, que ha pedido a este partido que opte por la "regeneración democrática" y las "instituciones limpias".
Toca cortejar a Rivera desde ambos flancos. El presidente de Ciudadanos ha tenido este martes una agenda de vértigo con citas con Rajoy en La Moncloa y con Sánchez. En ambas reuniones, según fuentes de los partidos, se ha abordado el mapa político español tras el 24-M y se ha focalizado las negociaciones en los líderes territoriales.
Uno de los puntos que evidencian que el PSOE está dispuesto todavía a ir a por todas en Madrid es que Gabilondo, según la propia Cifuentes, ha traslado su intención en la reunión que han mantenido ambos de obtener la presidencia de la Asamblea. En lo que sí están de acuerdo los dos partidos es que en la Mesa del Parlamento autonómico tiene que haber representación de las cuatro formaciones.
Y en este baile por la Presidencia y la composición de los órganos de la Cámara, el candidato de Podemos, José Manuel López, ha fijado como condición la creación de una comisión de investigación en el seno de la Asamblea sobre corrupción.
La Puerta del Sol espera todavía presidente.