Los investigadores confirman la localización de algunos restos de Cervantes en una iglesia de Madrid
Los investigadores que buscaban los restos del escritor Miguel de Cervantes en el Convento de Las Trinitarias de Madrid han confirmado que algunos de los huesos hallados en la cripta son del autor de El Quijote, fallecido el 23 de abril de 1616.
"Es posible considerar que entre los fragmentos de la reducción [ósea] localizada en el suelo de la cripta de la actual iglesia de Las Trinitarias se encuentren algunos pertenecientes a Miguel de Cervantes", ha afirmado el antropólogo forense Francisco Etxeberría en rueda de prensa en la mañana de este martes. Se trata de restos en muy mal estado de conservación entre los que estarían algunos del escritor, su esposa y las primeras personas enterradas en la iglesia primitiva, que estaba ubicada en un lugar distinto.
"Hay compatibilidad entre la documentación histórica y los datos antropológicos hasta donde podemos llegar, lo que no hay es una confirmación genética", ha explicado la arqueóloga Almudena García. "Creemos que está localizado, pero no individualizado", ha puntualizado. Se trata por lo tanto de una confirmación arqueológica e histórica, pero no mediante el ADN.
El investigador Luis Avial, el mencionado Etxeberría y los historiadores Fernando de Prado y Francisco Marín Perelló han presentado las conclusiones sobre lo encontrado en la segunda fase de los trabajos del llamado Proyecto Cervantes, llevada a cabo en la cripta de Las Trinitarias desde el pasado 24 de enero y que ha costado 124.000 euros. La primera fase consistió en la inspección del edificio para determinar dónde podían estar ubicados los enterramientos.
CÓMO SE HIZO LA INVESTIGACIÓN
Desde el mes de enero, un equipo de veinte expertos ha trabajado sin descanso de ocho de la mañana a siete de la tarde y de lunes a domingo para intentar localizar los restos del escritor, ya que su tumba se perdió durante una de las ampliaciones de la iglesia. Los investigadores buscaban "el cuerpo de un hombre de 70 años con el brazo izquierdo impedido, dos arcabuzazos en el pecho y sólo seis dientes [...] en un ataúd con el hábito franciscano y un crucifijo de madera", según explicó Fernando de Prado en una entrevista a El Mundo.
Los trabajos han tenido lugar en un espacio de 78 metros cuadrados a cinco metros bajo el suelo de la iglesia del convento, justo debajo del altar. Los investigadores se encontraron nichos en dos zonas, en la pared norte y en el suelo, donde tras una limpieza hallaron una fila de sepulturas señalizadas. Los restos encontrados se iban analizando en un laboratorio provisional instalado en la propia cripta.
En la pared norte, los nichos se inspeccionaron con cámaras endoscópicas y se encontró que en algunos había hasta 13 personas enterradas. En el suelo, gracias a un escáner láser en 3D se descubrió que había tres niveles de enterramientos. El hallazgo más interesante estaba ubicado en la capa más profunda de las tres y en la esquina sureste de la cripta, donde apareció un conjunto de huesos (la reducción 32), que se supone el más antiguo y entre los que estarían los del escritor. Junto a la reducción se encontró un ataúd con los restos de un capellán acompañados por objetos del siglo XVII: una moneda —16 maravedíes de Felipe IV, de alrededor de 1660—, una estola, parte de una casulla y un manípulo que permitieron datar su antigüedad.
No se encontraron restos de patología traumática porque el mal estado de conservación de los huesos no lo han permitido. "Son esquirlas de huesos, en ocasiones ni fragmentos", ha apuntado Etxeberría.
EL COTEJO DEL ADN, "PRÁCTICAMENTE IMPOSIBLE"
Si se decidiera emprender una tercera fase del Proyecto Cervantes, supondría un "análisis sofisticado en lo genético y otras cuestiones más", ha explicado el forense. "Se intentaría sacar ADN de esas evidencias, pero el cotejo sería prácticamente imposible porque aunque su hermana esté enterrada en Alcalá de Henares, sus restos están mezclados en un osario", ha añadido Etxebarría.
El pasado 11 de marzo, la Agencia EFE informó de que fuentes cercanas al proyecto afirmaban que se creía haber hallado unos restos óseos que podían corresponderse con los de Cervantes y su esposa, Catalina de Salazar.